Diffa: El peso de la violencia

La vida en esta región de Níger se ha visto truncada por el conflicto entre Boko Haram y las fuerzas gubernamentales.

Sarah Pierre y Juan Carlos Tomasi
 
Desde hace más de tres años, el conflicto abierto entre Boko Haram y los ejércitos en la región del lago Chad está haciendo estragos entre la población civil. Muchos han huido de sus hogares y lo han dejado todo atrás para buscar refugio en otras aldeas; en algunos casos, atravesando fronteras. En Diffa, al sureste de Níger, en la frontera con Chad y Nigeria, hay más de 240,000 desplazados y refugiados según las autoridades y la mayoría de ellos se han desplazado de un lugar a otro a causa de la violencia. 
 

Las consecuencias de un conflicto abierto

 
A pesar de la relativa calma y la ausencia de grandes desplazamientos en los últimos meses, la situación en Diffa sigue siendo extremadamente volátil. Los ataques esporádicos de Boko Haram y las operaciones militares provocan que la gente siga desplazándose en busca de seguridad y a la espera de la paz. 
 
Garba trabaja como guarda con MSF en Garin Wazam –un campo para desplazados situado a 58 kilómetros de la ciudad de Diffa– y recuerda el número de lugares por los que ha pasado en los últimos tres años: “Tras abandonar mi aldea en Camerún, me he mudado alrededor de 15 veces. Primero a Nigeria y luego a Níger. En ambos países tuve que marcharme de un lugar tras otro por los ataques constantes”. Como Garba, muchas personas en Diffa han sufrido las devastadoras consecuencias del conflicto. 
 
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La presión sobre la comunidad de acogida también ha aumentado dramáticamente. En la actualidad, unas 100,000 personas viven en una situación de extrema vulnerabilidad, ya que carecen de alimentos, agua, infraestructuras sanitarias adecuadas y acceso a los recursos naturales. El conflicto ha afectado a las actividades agrícolas y ganaderas en torno al río Komadougou, en la frontera con Nigeria, y a las orillas del lago Chad, destruyendo una importante fuente de las actividades socioeconómicas de esta población. En Diffa, las medidas de seguridad adoptadas por las autoridades a causa del conflicto también han provocado estragos en las actividades comerciales. Por ejemplo, el comercio de algunos pescados y verduras está prohibido, al igual que viajar en moto, dos actividades que son una fuente de subsistencia importante.
 
Por otro lado, las distancias y las medidas de seguridad están convirtiendo el acceso a la asistencia sanitaria en un desafío diario. Además la población debe pagar por las consultas médicas, las pruebas de laboratorio y medicamentos; un gran limitante para poblaciones altamente vulnerables, que no pueden pagar por estos servicios.
 
En respuesta a esta situación, MSF apoya la atención primaria, reproductiva y psicológica, así con las actividades de vacunación y detección de la malnutrición, en ocho centros de salud en los distritos de Diffa, Bosso y Nguigmi.
 
La presencia de la organización puede marcar la diferencia para las personas más vulnerables, tanto entre las poblaciones desplazadas como las autóctonas: “Toumour está a 80 kilómetros de la ciudad de Diffa y se ha convertido en un lugar aislado a causa del conflicto. Como consecuencia, la población no tiene comida, agua ni trabajo. Sin embargo, alrededor de 3,900 personas se benefician cada mes de consulta médicas que ofrecemos gratuitamente en el centro de salud, en colaboración con las autoridades sanitarias”, explica Audace Ntezukobagir, coordinador de emergencia de MSF en Diffa.
 
 

“Una ayuda que tarda en llegar”

 
“Cuando estábamos en el lago Chad, Boko Haram nos robó una parte del ganado. Después nos ordenaron que nos fuéramos. No tuvimos tiempo de organizarnos y tuvimos que dejarlo todo atrás, hasta los animales. Después hubo inundaciones. No sé qué queda en pie de nuestras casas”. Idi Baidou es jefe de una comunidad de más de 1,000 familias originarias de las islas del lago Chad. Tuvieron que abandonar las islas cuando las autoridades ordenaron su evacuación tras un ataque de Boko Haram. Desde entonces, han vivido en varias localidades y finalmente en el campo de Garin Wazan. “Nos falta ayuda y como no encontramos trabajo, el día a día es difícil. Sin embargo, por primera vez, mis hijos van a la escuela. No queremos volver al lago Chad. Nuestra prioridad es encontrar trabajo para mantener a nuestras familias y que nuestros niños pueden continuar yendo al colegio”.
 

Infecciones respiratorias y hepatitis E

 
Durante los primeros meses del año, las infecciones respiratorias agudas son una de las causas principales que se atienden en las consultas externas, sobre todo en mujeres y niños: “Esto está claramente relacionado con el clima árido de la región, especialmente durante la estación seca, y las malas condiciones de vida de nuestros pacientes. La población también padece diarrea, que se explica en parte por la escasa cantidad y mala calidad del agua disponible entre la población desplazada”, informa Audace Ntezukobagir.
 
La provisión de agua e infraestructuras de saneamiento para los desplazados todavía es un tema pendiente para las autoridades y actores humanitarios en la región. Una necesidad que se ha vuelto a poner de manifiesto con la reciente epidemia de hepatitis E.
 

Apoyo en Salud Mental

 
La mayoría de los desplazados en Diffa han pasado por situaciones muy dramáticas debido al conflicto. MSF ofrece apoyo en salud mental a las víctimas de la violencia con consultas individuales, sesiones de psicoeducación y apoyo a nivel comunitario. También se han puesto en marcha sesiones de grupo desde principios de año. “Nuestras sesiones de grupo están compuestas por mujeres desplazadas y refugiadas, todas víctimas del conflicto. Las charlas tienen como objetivo romper el aislamiento, compartir experiencias comunes y encontrar soluciones juntas. El objetivo principal es hacer frente a los sentimientos de angustia causados por eventos traumáticos similares”, dice Yacoubou Harouna, psicólogo de MSF en Diffa. 
 
 

MSF en Diffa

 
Desde finales de 2014, MSF trabaja en la región de Diffa para ayudar a las personas que huyen de la violencia relacionada con la presencia del grupo Boko Haram y la intervención militar en la zona. MSF asegura asistencia médica y psicológica gratuita en ocho centros de salud de la región. Por otra parte, la organización apoya el suministro de agua potable, la instalación de letrinas y la distribución de artículos esenciales en varias ciudades y lugares donde se han reunido personas desplazadas, refugiadas y retornadas
 
Además, MSF apoya al Ministerio de Salud en dos hospitales: el hospital Nguigmi y el principal centro de salud materno-infantil de la ciudad de Diffa. En ambos hospitales, MSF trabaja en las unidades de salud reproductiva y pediátrica, y está proporcionando apoyo de salud mental. En el hospital de Nguigmi, el equipo también está tratando a niños con desnutrición aguda severa.
 

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