Salud sexual y reproductiva

“La consolidación de la consulta de planificación familiar ha sido un gran logro durante mi trabajo en Médicos Sin Fronteras. Las pacientes son atendidas por un equipo médico especializado compuesto por personal de MSF y personal del hospital previamente capacitado”. Jusluis, Médico Gineco-obstetra de MSF. © Jesus Vargas / MSF

Cientos de mujeres mueren cada día por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, la gran mayoría en países en desarrollo y porque no recibieron la atención que necesitaban.

Cientos de mujeres mueren cada día por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, la gran mayoría originarias de países en desarrollo, porque no recibieron la atención que necesitaban.
Las principales causas de mortalidad materna, responsables de hasta casi el 75% de todas las muertes, son: las hemorragias posparto, las infecciones, la alta presión sanguínea y las complicaciones derivadas de abortos no seguros.
En 2000 y dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la comunidad internacional se comprometió a reducir la mortalidad materna en un 75% en 2015 en relación con 1990; pero, en los últimos 25 años, la tasa solo se ha reducido en un 44%. Sin embargo, en la mayoría de contextos donde trabajamos, muchas mujeres siguen muriendo por causas prevenibles y los problemas relacionados con la salud reproductiva son la principal causa de muerte en la edad fértil.
Tener acceso a servicios de salud reproductiva no solo previene muertes sino también discapacidades permanentes, como las fístulas obstétricas debidas a partos prolongados, por ejemplo. En nuestros proyectos hemos demostrado que intervenciones con métodos sencillos y económicos, llevadas a cabo por personal de salud capacitado, pueden salvar la vida de muchas mujeres.

¿Qué es la salud reproductiva?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud reproductiva es el estado de completo bienestar físico, mental y social, en los aspectos relativos a la sexualidad y la reproducción en todas las etapas de la vida. Implica que las personas puedan tener una vida sexual segura y satisfactoria, la capacidad de tener hijos y la libertad de decidir si quieren tenerlos, cuándo y con qué frecuencia.
Las personas tienen derecho a estar informadas y tener acceso a métodos de regulación de la fertilidad seguros, eficaces y asequibles, así como a disponer de servicios accesibles de planificación familiar y salud pública que permitan la adecuada asistencia profesional a las embarazadas y aseguren que el parto se produzca de forma segura y garantice el nacimiento de hijos e hijas sanas.

Adaptar los servicios a las necesidades

El objetivo de los servicios de salud sexual y reproductiva es reducir la morbilidad y mortalidad materna mediante el aumento de disponibilidad de servicios de calidad y el acceso a los mismos.
Las mujeres, especialmente aquellas que viven en países en desarrollo, sufren de forma desproporcionada complicaciones durante el embarazo y el parto, embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual (incluyendo VIH), violencia sexual y de género y otros problemas relacionados con la salud reproductiva. La carga que supone un estado de salud débil es aún mayor entre ciertos grupos de mujeres como las refugiadas, las migrantes y las trabajadoras del sexo. De esta manera, las estrategias para ofrecer servicios a estas poblaciones deben estar adaptadas a sus necesidades.
La aceptación y el acceso a los servicios mejoran si son gratuitos, sensibles a la cultura local y se ofrecen junto a mensajes de promoción de la salud, involucrando a la comunidad en la toma de decisiones. No solo previenen muertes, también discapacidades permanentes, como son las fístulas obstétricas debidas a partos prolongados. Asimismo, es importante enfatizar la responsabilidad compartida con los hombres y promocionar su participación en la salud sexual y reproductiva, así como introducir servicios adaptados a las y los adolescentes ya que tienen necesidades médicas específicas en este ámbito.

Atención integral a la mujer

En nuestros programas de salud sexual y reproductiva incluimos varios componentes:
  • Asistencia obstétrica y neonatal de urgencia (partos, cesáreas, transfusión sanguínea, etc.) que incluye: atención a las principales complicaciones obstétricas relacionadas con la mortalidad materna, asistencia a las complicaciones derivadas de un aborto no seguro y acceso a un aborto seguro.
  • Servicios preventivos de atención prenatal, posnatal y planificación familiar.
  • Asistencia a víctimas de violencia sexual. En estos casos, administramos contraceptivos de urgencia, profilaxis antirretroviral para reducir el riesgo de transmisión del VIH/sida y antibióticos para prevenir otras infecciones de transmisión sexual. También les ofrecemos apoyo psicosocial.
  • Prevención de la transmisión madre-hijo de la infección por VIH.
  • Prevención y tratamiento de la fístula obstétrica.
  • Atención a las consecuencias de la mutilación genital femenina.
  • Detección y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual.
Debido al gran impacto de los cuidados obstétricos en la supervivencia de las mujeres y los neonatos, nuestros equipos priorizan los servicios y actividades relacionados con el cuidado obstétrico de urgencia que ataja las principales causas de mortalidad.

MSF y la salud sexual y reproductiva

Durante el 2020, en nuestros proyectos de salud sexual y reproductiva, asistimos más de 306,800 partos (incluyendo césareas). Además, asistimos a 29,300 sobrevivientes de violencia sexual.
Cuando hablamos de salud sexual y reproductiva, “acceso” es una palabra clave. Las mujeres deben tener acceso a una buena asistencia durante el parto y sus posibles complicaciones para poder reducir la mortalidad materna, sobre todo en contextos como conflictos armados o desastres naturales. Este acceso se puede mejorar con innovaciones en los sistemas de referencia y, en lugares poco accesibles, estableciendo espacios donde las mujeres pueden instalarse a la espera de dar a luz.
Por otra parte, las personas sobrevivientes de violencia sexual deben recibir asistencia médica rápidamente para atajar las posibles consecuencias de la agresión. También debe mejorar el acceso a la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo(a), a servicios de planificación familiar y a cuidados posparto y post aborto.

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