Urge una redistribución de vacunas contra la COVID-19 para salvar vidas

Vacunación contra COVID-19 en Karachi, Pakistán
Un integrante de MSF revisando la temperatura de las vacunas contra la COVID-19 en Karachi, Pakistán. 2021. © Zahra Shoukat/MSF

Millones de personas han muerto, y millones más corren el riesgo de morir, debido a la desigualdad si las vacunas contra la COVID-19 no se redistribuyen urgentemente.

Mientras que los países de ingresos altos acumulan un exceso de vacunas contra la COVID-19, y se espera que haya más de 870 millones de dosis en exceso acumuladas entre solo 10 países de ingresos altos para finales de 2021, muchos trabajadores y trabajadoras de la salud, al igual que personas de grupos vulnerables en países de ingresos bajos y medios y en los lugares donde trabaja MSF, aún no han recibido sus primeras dosis.

El mundo está lejos de alcanzar los objetivos de vacunación propuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS); y la instalación COVAX, creada para apoyar la distribución de vacunas contra COVID-19 a nivel mundial, está muy fuera de curso. Millones de dosis podrían desperdiciarse trágicamente si los países de ingresos altos no redistribuyen inmediatamente las dosis excedentes. Los países del G7 y de la Unión Europea (UE) podrían desperdiciar 241 millones de dosis para fines de 2021.

Aún así, las compañías farmacéuticas continúan priorizando las ventas lucrativas a los países de ingresos altos sobre una distribución más justa de vacunas. La existencia de la COVID-19 en cualquier lugar es un problema en todos lados. Si las personas en todo el mundo no son vacunadas con urgencia, es más probable que se desarrollen y se propaguen a nivel mundial “variantes de preocupación”. Las justificaciones éticas, económicas, de salud pública y de derechos humanos para garantizar un acceso equitativo y rápido a las vacunas contra la COVID-19 que pueden salvar vidas y limitar la propagación de la COVID-19 son claras.

La forma más rápida para salvar vidas en este momento es que los países de ingresos altos dejen de acumular dosis de la vacuna contra la COVID-19 y redistribuyan inmediatamente las dosis excedentes a los países de ingresos bajos y medios a través de COVAX u organismos regionales. Si las dosis disponibles se redistribuyen de manera constante, se estima que podrían evitarse cerca de un millón de muertes para mediados de 2022. Las empresas farmacéuticas también deben priorizar el suministro de vacunas para los países de ingresos bajos y medios.

Lee nuestro informe al respecto (en inglés) haciendo click aquí.

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