A la sombra de la guerra: Aumento de la violencia y restricciones en Cisjordania

“Caminamos durante horas para llegar a los centros de salud. A veces nos movemos en burros para trasladar a las personas enfermas al hospital o a la clínica”, dice Mahmud Mousa Abu Eram, un hombre palestino de Hebrón, en Cisjordania.

“No ha habido transporte en esta área durante mucho tiempo, e incluso si hay un automóvil para dejarnos en cualquier clínica, el ejército israelí confisca los autos”, concluye.

Hebrón, ubicada en una región montañosa seca conocida por sus viñedos que se remontan a miles de años, es considerada una de las ciudades más antiguas de Cisjordania. Pero su rica historia y la de Cisjordania en general también está atormentada por la violencia brutal, que se ha intensificado en los tiempos modernos. Si bien esa violencia podría no ser nada nuevo, ha habido un aumento en toda Cisjordania desde el 7 de octubre, cuando estalló la guerra en Gaza. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en los meses posteriores a octubre de 2023, 479 personas palestinas han sido asesinadas, incluyendo 116 niñas y niños, de los cuales 462 fueron asesinados por las fuerzas israelíes, diez por colonos y ocho en los que se desconoce si los perpetradores fueron colonos o soldados. Un tercio de estas personas palestinas murieron en campos de refugiados en o cerca de las ciudades de Tulkarem y Jenin.

Cisjordania, una franja de tierra situada entre Israel y Jordania, es un territorio palestino ocupado. Más de 2,9 millones de palestinos viven en la zona a lo largo de 11 distritos y entre la población de Cisjordania y la cercana Jerusalén Este hay aproximadamente 630 mil colonos israelíes*.

Se estima que alrededor del 61% de Cisjordania está prohibida para los palestinos*. Los puntos de control, los bloqueos de carreteras y las incursiones del ejército israelí y los colonos han cortado durante mucho tiempo las ciudades y aldeas entre sí y han impedido que la población palestina accedan a los servicios básicos, incluyendo la atención médica y mercados de alimentos. Esto, a su vez, ha hecho que los residentes se queden sin agua, combustible y otros suministros, y ha impedido que los palestinos lleguen a sus escuelas, trabajo, familiares y amigos.

En el distrito de Hebrón de Masafer Yatta, para los palestinos, las frecuentes barricadas, las incursiones militares y los ataques de los colonos hacen que el acceso a los centros de salud sea cada vez más difícil. Y para empeorar las cosas, ninguna organización local puede proporcionar servicios básicos de atención médica debido a la falta de fondos, las restricciones impuestas por el ejército israelí y la mala infraestructura vial que limita el acceso a la ciudad.

Mientras tanto, la gravedad de la violencia en Masafer Yatta ha dejado a muchos palestinos con demasiado miedo de salir de sus hogares. “La mayoría de las veces está prohibido pararse en la ventana. Un día, cuando estaba de pie en la ventana, un colono me vio y se quejó con los soldados”, dice un paciente de MSF que desea permanecer en el anonimato. “Los soldados irrumpieron en mi casa y destruyeron todo lo que estaba en ella”.

Incluso cuando las personas en Cisjordania pueden llegar a los centros de salud, su seguridad y la del personal sanitario no están garantizadas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde octubre de 2023, las autoridades israelíes fueron responsables de más de 447 ataques contra la atención médica en Cisjordania.

En los distritos de Jenin y Tulkarem, en el norte de Cisjordania, las fuerzas israelíes han estado llevando a cabo incursiones terrestres regulares acompañadas de ataques aéreos y de drones, con consecuencias mortales. Junto con las incursiones militares, la violencia de los colonos en el norte de Cisjordania es uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta la población palestina en su vida diaria.

Los palestinos que viven en los campos de personas refugiadas de Tulkarem y Jenin están atrapados y bloqueados para acceder a los centros de salud, especialmente durante las incursiones militares. Las personas con lesiones que ponen en peligro su vida esperan llegar a los hospitales y, en muchos casos, mueren antes de llegar allí. En ambos lugares, los equipos de MSF han estado proporcionando refuerzo de atención de emergencia y apoyando a los paramédicos voluntarios con donaciones y capacitación.

El 21 de abril, en los campos de Tulkarem y Nur Shams, un paramédico voluntario recibió un disparo en la pierna mientras estaba de servicio. Debido a las hostilidades, tardó siete horas en llegar al hospital. En otro incidente, uno de los miembros de nuestro personal le administró reanimación cardiopulmonar (RCP) a un joven de 16 años después de que le dispararan en la cabeza, pero no pudo salvarlo.

“Su padre, también un paramédico capacitado por MSF, se enteró de la noticia del asesinato de su hijo mientras trabajaba en la ambulancia”, dice Itta Helland-Hansen, coordinadora del proyecto de MSF en Jenin.

Los pocos miembros del personal médico que todavía son capaces de llevar a cabo su trabajo están llevados a sus límites profesionales. “La mayoría de las veces, las ambulancias están bloqueadas en los puestos de control. Incluso en casos de emergencias médicas y cuando tenemos la sirena encendida”, dice un médico del campo de refugiados de al Arrub en la parte sur de Cisjordania, entre Hebrón y Belén.

“Cuánto tiempo nos detengan no depende de la emergencia médica, depende del estado de ánimo de los soldados. Nos hacen esperar una o dos horas… O nos hacen tomar otro camino. Si el paciente tiene una herida de bala del ejército israelí, puede arrestar al paciente e incluso confiscar la ambulancia. No sabemos qué le pasará al paciente entonces, si lo llevan a un hospital o a una prisión y si recibe atención médica en la prisión”, dice un médico del campo de refugiados de al Arrub en la parte sur de Cisjordania, entre Hebrón y Belén.

La alternativa a evitar largos tiempos de espera y el acoso en los puestos de control es no recibir atención médica en absoluto.

“Antes del 7 de octubre, la situación era algo más ligera, usé rutas alternativas para llegar a donde necesitaba ir, y mi terapeuta de salud mental se puso en contacto conmigo para asegurarme de que continuara mis sesiones”, dice un paciente de salud mental de MSF de Nablus, en el norte de Cisjordania.

“Venir aquí para la sesión me consuela. No siento que esté en peligro cuando estoy aquí”, añade.

Los equipos de Médicos Sin Fronteras han estado presentes en Cisjordania desde 1989. Los equipos de Masafer Yatta dirigen tres clínicas móviles en Um Qussa, Al Majaz y Jinba hasta finales de 2023. Las clínicas incluyen consultas ambulatorias, salud reproductiva, apoyo de salud mental y exámenes nutricionales. En 2024, MSF aumentó el número de clínicas móviles en el distrito de Hebrón a 13 clínicas móviles para satisfacer las crecientes necesidades de la comunidad. Entre enero y marzo de 2024, nuestro equipo proporcionó más de 6,000 consultas ambulatorias y alrededor de 1,400 sesiones individuales de salud mental, incluyendo la evaluación de nuevos pacientes y consultas de seguimiento, en los diversos lugares.

En Hebrón, los equipos de MSF han adaptado y ampliado sus actividades para garantizar la atención continua y el acceso a los servicios de atención primaria de salud para los pacientes más vulnerables y aislados. En Jenin y Tulkarem, MSF apoyamos y capacitamos al personal médico y paramédico para proporcionar primeros auxilios y servicios de salvamentos dentro y fuera del hospital en caso de víctimas masivas y obstruimiento del acceso a las instalaciones.

Los equipos de MSF también brindamos apoyo de salud mental en las clínicas de Nablus y Hebrón, con el objetivo de abordar las brechas críticas en la prestación de atención de salud mental y garantizar que las personas necesitadas reciban el apoyo y la atención que necesitan.

*Fuente Organización de las Naciones Unidas