“Aferrándose a la vida”

En Jenin y Tulkarem, las fuerzas israelíes hacen que la atención médica sea inaccesible cuando más se necesita.

En Jenin y Tulkarem, las fuerzas israelíes hacen que la atención médica sea inaccesible cuando más se necesita.
En Jenin y Tulkarem, las fuerzas israelíes hacen que la atención médica sea inaccesible cuando más se necesita. © Oday Alshobaki/MSF

Las incursiones militares de las fuerzas israelíes en Cisjordania están aumentando en cuanto a violencia y frecuencia desde que comenzó la guerra en Gaza en octubre de 2023. El personal médico y paramédico es atacado, acosado, bloqueado y obstaculizado repetidamente mientras intenta atender a las personas heridas. Entre el 21 y el 23 de mayo de 2024, la ciudad de Jenin y su campo para personas refugiadas soportaron una incursión militar de 42 horas, una de las últimas y más largas dentro de una serie de incursiones brutales.   

Por Itta Helland-Hansen, coordinadora de proyectos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Jenin y Tulkarem, dos gobernaciones ubicadas en el norte de Cisjordania, en los Territorios Palestinos Ocupados.    

Esta incursión comenzó a las 8 de la mañana, mientras los niños y niñas llegaban a la escuela y las personas se dirigían a sus trabajos. Una de las primeras víctimas fue el Dr. Jabarin, un cirujano que recibió un disparo en la espalda. Fue asesinado mientras caminaba hacia el trabajo en el Hospital Khalil Suleiman. Llegó en camilla y sus colegas tuvieron que soportar la carga adicional de su pérdida durante toda la incursión. En total, las fuerzas israelíes mataron a doce palestinos durante esta incursión.    

Las incursiones en Jenin son cada vez más frecuentes y muy impredecibles, suelen durar desde horas hasta días. Se centran principalmente en el campo de Jenin, que alberga a más de 23,000 personas refugiadas palestinas. Hay francotiradores desplegados alrededor del campo para personas refugiadas y la ciudad. Fuerzas militares en grandes vehículos blindados bloquean las carreteras y dificultan el acceso a las ambulancias. Las personas pueden tardar horas en llegar al hospital Khalil Suleiman, que normalmente se encuentra a dos minutos a pie de la entrada del campo de Jenin. El camino al hospital puede ser una trampa mortal. Por ello, muchas personas optan por quedarse en casa con lesiones y afecciones en las que, de otro modo, buscarían atención médica.  

 

En Jenin y Tulkarem, las fuerzas israelíes hacen que la atención médica sea inaccesible cuando más se necesita.
Itta Helland-Hansen, y Mohammed Shraim realizan una ronda de evaluación en el campo de Jenin con organizaciones comunitarias para evaluar los daños y las necesidades tras la incursión militar israelí. Palestina, 26 de mayo de 2024. © Oday Alshobaki/MSF

 

Ataques continuos a personal sanitario

En la mayoría de los proyectos que MSF tenemos, mitigamos una brecha en la atención médica. Aquí, la atención médica está disponible a futuro, pero cuando más se necesita, se vuelve deliberadamente inaccesible. Durante las incursiones militares en Jenin y Tulkarem, hemos atestiguado un patrón de ataques continuos y sistemáticos contra trabajadores sanitarios, así como bloqueos de ambulancias. Todos y cada uno de los paramédicos con los que conversé me hablaron de situaciones en las que han sido acosados personalmente. Agredidos físicamente y obstaculizados mientras intentaban brindar atención médica de emergencia. Varios han sido amenazados, detenidos, agredidos físicamente, incluso les han disparado.  

En Jenin, capacitamos a personal médico y de enfermería en el departamento de urgencias del Hospital Khalil Suleiman. En Tulkarem hacemos lo mismo en el Hospital Thabet Thabet. Pero como los pacientes no pueden llegar a tiempo a los hospitales, también capacitamos a los trabajadores de las ambulancias. Así como a  voluntarios médicos y paramédicos en los campos para personas refugiadas.   

Nuestro objetivo es permitirles mantener más tiempo con vida a las personas heridas. Tuvimos que desarrollar un enfoque completamente nuevo para establecer medidas que van más allá de salvar vidas de forma inmediata. De modo que los pacientes pudieran conservar la vida hasta que puedan acceder de manera segura a la atención adecuada.   

También hemos equipado puntos de estabilización, habitaciones sencillas con un par de camas y suministros médicos esenciales, en los campos para personas rerfugiadas de Jenin y Tulkarem. Pero como estos puntos de estabilización fueron atacados y destrozados por las fuerzas israelíes durante sus incursiones, algunos voluntarios médicos ya no se sienten seguros trabajando allí. Por lo tanto, pasamos a entregar botiquines médicos portátiles a las personas voluntarias.   

Además, iniciamos capacitaciones para “detener el sangrado” en los campos para personas refugiadas. Enseñamos a las y los residentes sin conocimientos médicos cómo cuidar las heridas y aplicar un torniquete. Durante estos entrenamientos, las amas de casa nos han preguntado, con total naturalidad, si es necesario retirar la bala antes de aplicar presión o durante cuánto tiempo se puede hacer un torniquete en un brazo antes de correr el riesgo de amputación. Estas preguntas dicen mucho sobre la alarmante realidad en Jenin y Tulkarem, donde el bloqueo del acceso a la atención médica se ha convertido en una parte de la vida diaria que las personas se ven obligada a soportar.   

En Jenin y Tulkarem, las fuerzas israelíes hacen que la atención médica sea inaccesible cuando más se necesita.
Un equipo de MSF, con organizaciones comunitarias, evalúan el campo de Jenin y las necesidades tras una incursión militar israelí. Cisjordania, Palestina, 26 de mayo de 2024. © Oday Alshobaki/MSF

 

Destrucción masiva

Se bombardean o derriban casas, se destruyen las calles, se destrozan los sistemas de agua y saneamiento y se corta la electricidad. Hemos donado dos tuk-tuks, del tamaño de pequeños carritos de golf, reutilizados para funcionar como mini ambulancias dentro del campamento de Jenin. Estos tuk-tuks salvavidas funcionan con baterías, por lo que las personas voluntarias deben racionar su uso. Nunca saben cuánto durará una incursión y cuándo podrán volver a cargarlas. No podemos agregar un generador o paneles solares a la instalación, ya que esto simplemente crearía otro objetivo.  

A pesar del acoso constante y del temor por sus propias vidas, los paramédicos voluntarios continúan trabajando y atendiendo a las personas heridas. Mohammed, uno de los voluntarios en el campo de Jenin, me contó cómo un francotirador lo golpeó en la muñeca durante la primera hora de la última incursión. Pudo llegar al hospital, lo curaron y volvió a trabajar. Algunos voluntarios han expresado que se sienten más seguros cuando no usan su chaleco paramédico. Se enfrentan a un flagrante desprecio por la misión médica y la vida humana. Nunca pensamos que los chalecos médicos fueran a prueba de balas, pero ciertamente no deberían ser objetivos.     

Durante otra incursión reciente, en el campo de Nur Shams en Tulkarem, un paramédico voluntario de la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina, capacitado por MSF, recibió un disparo en la pierna mientras corría hacia un paciente. Llevaba puesto su chaleco, lo que indicaba claramente que era parte del personal médico. Pasaron más de siete horas antes de que le permitieran llegar al hospital y recibir la atención que necesitaba. Afortunadamente sobrevivió. Cuando le preguntamos si tiene un mensaje para el mundo, dijo que no, porque de todos modos nadie lo escucha. Aquí, las personas sienten que no son vistas, que no son importantes, que no son dignas de atención y que el mundo las abandonó.  

Mientras estaba a punto de celebrarse el funeral del Dr. Jabarin, le pregunté al Dr. Abu Baker, director del Hospital Khalil Suleiman, qué podíamos hacer como MSF para ayudar a mejorar su situación. “Lo más importante que puedes hacer”, me dijo, “es dejar que el mundo sepa lo que está sucediendo aquí”. 

  

 

La guerra en curso en Gaza ha aumentado y exacerbado la violencia y las restricciones impuestas por las autoridades israelíes a la población palestina que viven en Cisjordania. Entre el 7 de octubre de 2023 y el 10 de junio de 2024, 521 palestinos, entre ellos 126 niños y niñas, fueron asesinados en Cisjordania, la gran mayoría de ellos a manos de las fuerzas israelíes. Casi el 74 por ciento de las muertes (más de 380 palestinos) ocurrieron durante operaciones de las fuerzas israelíes en ciudades, pueblos y campos de refugiados, particularmente en las gobernaciones de Jenin y Tulkarem.1

Además, desde octubre de 2023, también se han reportado más de 480 ataques contra la atención médica. en Cisjordania.2  

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