Atención vital para personas con VIH en medio del conflicto

Actualmente, más de dos millones de personas reciben tratamiento antirretroviral, que ha sido fundamental para reducir la transmisión y las muertes relacionadas con el VIH.

La Dra. Filomena Januário, durante una consulta con una paciente en Cabo Delgado, Mozambique.
El compromiso de la Dra. Januário con la lucha contra el VIH es profundamente personal. © MSF

El compromiso de la Dra. Januário con la lucha contra el VIH es profundamente personal. A través de su trabajo en el hospital rural de Mocímboa da Praia, en la provincia de Cabo Delgado, se esfuerza por garantizar que nadie más se enfrente a los mismos obstáculos que su madre para recibir atención vital contra el VIH.

“Siempre me ha apasionado la medicina, pero esa pasión aumentó cuando a mi madre le diagnosticaron diabetes y también contrajo VIH mientras cuidaba a su hermana”, explica la Dra. Filomena Januário, especialista en VIH que trabaja para Médicos Sin Fronteras (MSF) en el norte de Mozambique.

 

La Dra. Filomena Januário, durante una consulta con una paciente que presenta síntomas del VIH en Cabo Delgado, Mozambique.
Más de dos millones de personas reciben actualmente tratamiento antirretroviral, fundamental para reducir la transmisión y las muertes relacionadas con el VIH. © MSF

 

Por temor a ser juzgada por otras personas, su madre no buscó tratamiento para el VIH y finalmente murió por complicaciones asociadas con la enfermedad. “Le costó aceptar el diagnóstico y, lamentablemente, finalmente perdió la vida”, continúa Januário. “Esa pérdida se convirtió en un punto de inflexión para mí. Me prometí a mí misma: cambiaré esta realidad. Dedicaré mi vida a la salud para poder cuidar de mi propia familia. Tal vez si hubiera sido médica [en ese momento], mi madre podría haberse salvado”.

El compromiso de la Dra. Januário con la lucha contra el VIH es profundamente personal. A través de su trabajo en el hospital rural de Mocímboa da Praia, en la provincia de Cabo Delgado, se esfuerza por garantizar que nadie más se enfrente a los mismos obstáculos que su madre para recibir atención vital contra el VIH.

Mozambique se enfrenta a una de las tasas de prevalencia del VIH más altas del mundo: el 11,5% de los adultos y niños de entre 15 y 49 años viven con el virus. Más de dos millones de personas reciben actualmente tratamiento antirretroviral, que ha sido fundamental para reducir la transmisión y las muertes relacionadas con el VIH. Sin embargo, persisten muchos desafíos, en particular en provincias como Cabo Delgado, donde el conflicto armado ha interrumpido el acceso de la población a la atención médica desde 2017.

 

El conflicto y el desplazamiento afectan aún más a las personas que viven con VIH

La violencia que continúa en Cabo Delgado ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares. Muchas viven en condiciones precarias, en refugios inadecuados, con muy poco para comer y malas condiciones sanitarias, factores que exacerban su vulnerabilidad a las infecciones, en particular aquellas personas cuyo sistema inmunológico ya está debilitado por el VIH. Incluso cuando existe atención para el VIH, el estigma y la discriminación disuaden a muchas personas de buscar tratamiento. Para quienes reciben tratamiento, la falta de atención integrada puede dificultar que los pacientes sigan tomando su medicación antirretroviral, que deben tomar a diario.

“Un día, un paciente es tratado aquí y al día siguiente en otro hospital, por lo que la atención no es integral”, explica Januário. “Muchos no tienen tarjeta sanitaria, no saben qué medicación estaban tomando ni durante cuánto tiempo la habían estado tomando”.

 

La Dra. Filomena Januário, durante una consulta con una paciente en Cabo Delgado, Mozambique.
El compromiso de la Dra. Januário con la lucha contra el VIH es profundamente personal. © MSF

 

Desde 2019, MSF trabajamos para reforzar la atención médica y la ayuda humanitaria para la población de Cabo Delgado. En colaboración con el Ministerio de Salud, MSF desplegamos personal médico, donamos medicamentos y brindamos apoyo en materia de salud mental.

Uno de los aspectos prioritarios del trabajo de MSF es la atención al VIH, que plantea dos grandes retos, según la Dra. Januário:

  1. Garantizar un seguimiento constante de los pacientes desplazados por la violencia.
  2. Abordar el estigma dentro de la comunidad.

“Normalmente, los pacientes vienen a nosotros porque sufrieron una recaída”, dice Januário. “Les tratamos, les estabilizamos y reiniciamos su tratamiento antirretroviral, pero no sabemos si vuelven a su lugar de origen o no. Estos pacientes rara vez se mantienen en el programa. Una vez que se encuentran en las fases avanzadas del VIH, los pacientes sin un progreso continuo en el tratamiento son más susceptibles a las infecciones de fase tres y cuatro [graves]”.

 

Una mentora para mujeres embarazadas y madres primerizas

Junto a la Dra. Janúario trabaja Cristina Virgílio, una mãe mentora (madre mentora) que desempeña un papel fundamental en la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo. Cristina organiza sesiones de sensibilización para mujeres embarazadas y madres primerizas VIH positivas, animándolas a buscar apoyo y a seguir el tratamiento.

La propia Cristina vive con VIH y es un modelo para las mujeres, mostrándoles que es posible formar una familia y vivir una vida sana y feliz con el virus. A través de este enfoque de igual a igual, apoyado por el Ministerio de Salud de Mozambique, ayuda a generar confianza y disipar conceptos erróneos sobre el VIH, fomentando una comunidad más inclusiva e informada.

 

Junto a la Dra. Janúario trabaja Cristina Virgílio, una mãe mentora (madre mentora) que desempeña un papel fundamental en la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo.
Junto a la Dra. Janúario trabaja Cristina Virgílio, una mãe mentora (madre mentora). Quien desempeña un papel fundamental en la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo. © MSF

 

“Al principio, cuando recibes el diagnóstico [de VIH], puede ser duro”, relata Cristina.

Es importante apoyar a la persona, tranquilizarla y demostrarle que no es el fin del mundo. Llevo muchos años viviendo con VIH. He estado tomando mi medicación con regularidad y no ha sucedido nada grave. Tengo hijos que nacieron sanos. Por ejemplo, mi hija es VIH negativa, está creciendo bien y este año cumplirá 13 años. Es posible tener hijos sanos si se sigue el tratamiento adecuado.

Germana Toni, que recibe tratamiento antirretroviral en el hospital rural de Mocímboa da Praia, descubrió que era VIH positiva cuando se quedó embarazada por primera vez. Recibir el apoyo de una madre mentora fue esencial para que pudiera continuar con el tratamiento durante todo el embarazo.

“Ella [Cristina] siempre me ha tratado con amabilidad y respeto, ofreciéndome consejos valiosos que me motivan a continuar con el tratamiento”, dice Germana. “Animo a las mujeres y a la comunidad en general: si dan positivo en la prueba del VIH, lo mejor es comenzar el tratamiento de inmediato para garantizar una vida saludable”.

 

Construir una comunidad solidaria

La Dra. Januário y Cristina Virgílio, junto a muchos otros trabajadores sanitarios, están dando pasos adelante para acabar con el estigma y crear un entorno seguro para las personas afectadas por el VIH. Su trabajo pone de relieve la importancia de hallar soluciones impulsadas por la comunidad para abordar los desafíos médicos y sociales de la atención del VIH en situaciones de conflicto.

Sin embargo, la Dra. Januário subraya que existe una necesidad crítica de ampliar el apoyo. Para garantizar que todas las personas VIH positivas afectadas por el conflicto en Cabo Delgado puedan acceder a un tratamiento constante que salve sus vidas, son esenciales más recursos y una acción colectiva.

 

La Dra. Filomena Januário, realiza pruebas de VIH a pacientesque presentan síntomas.
“No se trata solo del tratamiento, sino también de mejorar las vidas de los pacientes que viven con el VIH”. La Dra. Januário © MSF

 

La Dra. Januário tiene su propio objetivo personal. “Mi trabajo conlleva desafíos”, afirma. “No se trata solo del tratamiento, sino también de mejorar las vidas de los pacientes que viven con VIH y [otras enfermedades como] la tuberculosis. No estaré satisfecha hasta que logremos una tasa de retención de más del 80 por ciento [de los pacientes que siguen el tratamiento]. Estoy comprometida a hacer todo lo posible para que eso suceda. Solo entonces me sentiré lista para dejar Mocímboa da Praia, sabiendo que he alcanzado mi objetivo”.

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