Baño de realidad: Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre refugiados y migrantes

MSF expone las contradicciones de los estados entre los compromisos en la cumbre la ONU y las políticas aplicadas en terreno

Hoy, líderes de todo el mundo se reúnen para aprobar la Declaración de Nueva York, bajo la que se compromete a trabajar juntos “con un enfoque más coordinado y humano para hacer frente a los grandes movimientos de refugiados y migrantes”.

De cara a la Reunión, Médicos Sin Fronteras hace un repaso de la situación actual en nueve emergencias que afectan a refugiados y migrantes. Este documento no intenta ser una mirada exhaustiva al desplazamiento o migración; su objetivo es mostrar la realidad desde el punto de vista de los proyectos donde MSF asiste a algunos de los 65 millones de desplazados forzosos y de los 244 millones de migrantes en todo el mundo.

La Reunión de Nueva York es descrita como una "oportunidad histórica de la que surja un modelo para mejorar la respuesta internacional" según sus organizadores. Por desgracia, estas nobles aspiraciones van en contra de las acciones de muchos Estados que se espera ratifiquen la Declaración. MSF busca mostrar las diferencias entre los compromisos adquiridos y la gravedad de las situaciones de las que sus equipos son testigo en el terreno. La descripción de estas nueve emergencias que viven refugiados y migrantes tiene como objetivo confrontar las declaraciones con los hechos. Además, revela el sufrimiento adicional que padecen personas que buscan seguridad y un futuro mejor, sufrimiento que han generado las restrictivas e ineficientes políticas de fronteras y de asilo.

Mientras los líderes se sientan para anunciar sus promesas, 75,000 refugiados sirios están atrapados en la frontera de Jordania con Siria a pocos kilómetros del frente de guerra; 350,000 refugiados somalíes están en riesgo de ser enviados a una zona de guerra en Dadaab (Kenia) y decenas de miles de personas están sufriendo un infierno en Libia mientras esperan su oportunidad para cruzar el Mediterráneo en el que han muerto 3,200 hombres, mujeres y niños en lo que llevamos de año.

En otras partes del mundo, solicitantes de asilo centroamericanos en México reciben un trato terrible bajo el Programa Frontera Sur, creado por Estados Unidos, los rohinyás ven como se les niegan sus derechos y son explotados en el sudeste asiático y 2,6 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus casas a causa de Boko Haram en el lago Chad.

En un momento en que el volumen de personas desplazadas por las guerras, las violaciones de los derechos humanos y los desastres naturales se ha disparado y los registros mundiales de desplazamiento rompen récords, las políticas migratorias restrictivas se están extendiendo como la pólvora de una región del mundo a otra.
 
A pesar de las declaraciones que los líderes mundiales adopten en la ONU hoy; la devolución y el rechazo, la violencia por parte de las autoridades de los estados en las fronteras y los escuálidos campamentos se han convertido en la norma regla más que en la excepción de la respuesta internacional a la migración y al desplazamiento forzoso.
 
Para que los compromisos de la ONU adquieran sentido y se traduzcan en resultados concretos, los Estados tendrán que empezar por poner fin a las políticas de fronteras que limitan el derecho a solicitar asilo y que derivan en violaciones de los derechos humanos. 
 
Si los dirigentes de los Estados miembros de la ONU realmente quieren hacer frente a la crisis mundial de desplazamiento no precisan mejorar su respuesta, necesitan un cambio radical de su enfoque y sus políticas.

Por todo lo anterior, Médicos Sin Fronteras insta a los líderes mundiales a no cerrar los ojos ante el sufrimiento que viven millones de refugiados y migrantes alrededor del mundo.

En el día que tienen lugar las reuniones de Nueva York, es importante hacer un repaso de la realidad. Estos son varios de los contextos donde MSF trabaja con refugiados y migrantes que constituyen algunos de los lugares donde afrontan situaciones más graves hoy en día.

 

REFUGIADOS SIRIOS EN EL BERM

 
El 21 de junio, en nombre de la seguridad nacional, Jordania cerró su frontera norte con Siria tras la explosión de un coche bomba dirigido contra una base militar jordana cerca de una zona conocida como ‘el Berm'. El cierre dejó a 75.000 personas, el 80% mujeres y niños, varados en el desierto sin ayuda, con insuficiente acceso al agua y casi sin acceso a comida (A principios de agosto, agencias de la ONU, usando una grúa, realizaron una única entrega de alimentos para un mes). El Berm no es un campo de refugiados en sí sino un asentamiento de personas que huyen de la guerra. No hay actores humanitarios que puedan proporcionar asistencia, lo que se traduce que sus habitantes carecen de servicios humanitarios básicos. Leer más.
 
 

REFUGIADOS SOMALÍES EN DADAAB

 
El enorme campo de Dadaab en Kenia es el hogar de 350.000 refugiados somalíes, lo que le convierte en el campo de refugiados más grande del mundo. En su origen, hace más de 20 años, fue previsto como un emplazamiento temporal, pero desde entonces no ha parado de crecer y ha sufrido un déficit de financiación crónica. La inseguridad y la violencia también han afectado a los habitantes de los campos.
 
En noviembre de 2013, se firmó un acuerdo tripartito entre los Gobiernos de Kenia y Somalia y ACNUR para promover la repatriación voluntaria de los residentes del campo cuando la seguridad en Somalia comenzó a mejorar. Sin embargo, dado que finalmente la seguridad empeoró, pocas personas eligieron volver a ‘casa’. No obstante, tres años después del acuerdo, el Gobierno de Kenia ha comunicado públicamente que incrementará sus esfuerzos para devolver los residentes de Dadaab a Somalia por “razones de seguridad, económicas y medioambientales”. Leer más.
 
 

REFUGIADOS Y MIGRANTES EN LIBIA

 
Desde la puesta en marcha el año pasado de las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central, los equipos de MSF han salvado a más de 34,000 personas de morir ahogadas y han asistido a muchas otras. Independientemente de su lugar de origen o sus razones para intentar alcanzar las costas europeas, casi todos los rescatados de estas aguas han pasado por Libia.
 
Muchos denuncian haber sufrido violencia en Libia, mientras que todas las personas rescatadas afirman haber sido testigos de violencia extrema contra refugiados, solicitantes de asilo y migrantes, que incluyen palizas, latigazos, violencia sexual y asesinatos. Los equipos médicos de MSF a bordo de los tres barcos de rescate en el Mediterráneo continúan atendiendo y dando testimonio de las consecuencias físicas y psicológicas en hombres, mujeres y cada vez más niños no acompañados (algunos de ellos de solo 10 años). Aunque puede ser difícil identificar traumas mentales en el corto periodo de tiempo que permanecen en los barcos de MSF, la evidencia de violencia psicológica es indiscutible, vinculada a condiciones inhumanas de detención, torturas y otros malos tratos, incluida la violencia sexual. Leer más.
 
 

LA TRAVESÍA DEL MEDITERRÁNEO

 
En lo que va de año, más de 3,200 personas han muerto tratando de llegar a Europa. La ruta del Mediterráneo central, de Libia a Italia, es casi dos veces más mortal que el año pasado. No parece que haya voluntad política de proporcionar alternativas seguras y legales para esta ruta letal dado que la Unión Europea y las políticas de los Gobiernos europeos continúan reduciendo las rutas de salida más seguras. Esto deja a estas personas sin otra opción que viajar hacinados en barcos.
 
Establecer vías legales y seguras es la única manera de acabar con las muertes en el mar. MSF ha solicitado reiteradamente un mecanismo de búsqueda y rescate exclusivo y proactivo para complementar los esfuerzos puestos en marcha por el Gobierno italiano en el Mediterráneo central. Nuestra experiencia ha demostrado que para salvar vidas, las operaciones de rescate deben llevarse a cabo ambiciosa y proactivamente lo más cerca posible de los puntos de salida. Sin embargo, hasta el momento, solo algunas ONG, entre ellas MSF, han reaccionado a este vacío. Leer más.
 
 

RECEPCIÓN Y TRÁNSITO EN ITALIA, GRECIA Y LOS BALCANES

 
Dos años después del comienzo de la llamada crisis europea de los refugiados, la situación en muchas partes de Europa continúa siendo tan caótica como inhumana. Seis meses después de la firma del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, suscrito por los 28 países que integran la UE y que están presentes en Nueva York, el derecho a solicitar asilo dentro de la UE se encuentra peligrosamente restringido, con miles de personas atrapadas en las fronteras a las que se les niega protección, sobreviven en condiciones extremas y con pocas esperanzas de futuro.
 
Con la aprobación de los estados miembro, y en directa violación del principio de no-devolución, hombres, mujeres y niños – incluidos los más vulnerables – son rechazados en las fronteras de Bulgaria, Serbia y Hungría, sin ninguna evaluación de sus necesidades de protección. Estas personas son devueltas a los ineficientes sistemas de asilo en Turquía, Serbia o Grecia, y forzados a vivir en condiciones inhumanas. Leer más
 
 

HUYENDO DE LA VIOLENCIA EN EL LAGO CHAD

 
2,6 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares en el noreste de Nigeria debido a los ataques violentos perpetrados por Boko Haram y las fuerzas militares que lo combaten. La población civil paga el precio de la violencia extrema y se queda con escasos medios y pocas esperanzas para reconstruir sus vidas. Algunos reciben asistencia en los campos de refugiados, mientras que la mayoría vive en condiciones precarias en comunidades de acogida donde los recursos ya son limitados.
 
En la actualidad, la población está varada y carece de la certeza de que volverán a su hogar o recuperarán la capacidad de reconstruir sus vidas en un ambiente donde sus hijos puedan crecer con seguridad y dignidad. Leer más.
 
 

VÍCTIMAS DE VIOLENCIA Y SOLICITANTES DE ASILO DE CENTROAMÉRICA EN MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS

 
Se estima que cada año 300,000 personas huyen de la violencia y la pobreza en El Salvador, Honduras y Guatemala (Triángulo Norte de Centroamérica o TNC) y entran en México con la esperanza de llegar a Estados Unidos. La violencia que sufren es similar a la que experimentan los habitantes de zonas de guerra. Asesinatos, secuestros, amenazas, reclutamiento por parte de actores armados no gubernamentales, extorsiones y desapariciones forzosas son parte de la carga diaria que padecen miles de residentes en áreas controladas de facto por bandas y grupos criminales. El 16% de los pacientes del TNC atendidos por los equipos de MSF en México mencionaron ataques directos como la principal razón para dejar su país; el 41% decidió irse después de recibir amenazas individuales.
 
Las poblaciones de Centroamérica que ingresan clandestinamente en México son expuestas sistemáticamente a episodios de violencia a lo largo de todo el país. El 68% de la población migrante atendida por los equipos de MSF afirmó haber sido víctima de violencia durante su tránsito hacia Estados Unidos. Una de cada tres mujeres fue víctima de abusos sexuales.
 
A pesar del legítimo temor por sus vidas, los centroamericanos que huyen de la violencia son deportados sistemáticamente desde México y Estados Unidos a sus países de origen en lo que constituye una violación del principio de no-devolución. La falta de acceso a atención médica, protección y asistencia humanitaria para las poblaciones que huyen de la violencia en Centroamérica debe ser considerada como un fracaso colectivo de los Estados en la región. Leer más.
 
 

ROHINGYAS EN EL SUDESTE ASIÁTICO

 
Durante años, los rohingyas de Myanmar no han tenido otra opción que recurrir a los traficantes de personas para huir de la persecución. Como minoría sin estado, no tienen otra forma de abandonar el país y aunque las salidas han disminuido a raíz de una dura campaña contra las redes de tráfico, algunos siguen intentándolo. En el estado de Rakhine, la población rohingya es sometida a rígidas restricciones de movimiento que afectan tanto a aquellos que viven en campos de desplazados como a quienes viven en sus propias localidades. Estas condiciones han limitado gravemente durante años su acceso a la atención médica y hoy continúan haciéndolo. Fuera de los campos de desplazados, MSF es una de sus únicas opciones para acceder a la asistencia sanitaria básica. Leer más.
 
 

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