Bolivia: “El acceso a la atención médica materna debe seguir siendo una prioridad en todo momento”

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El Alto

Bolivia cuenta con el peor índice de mortalidad materna en América Latina. Y dentro del país, la situación es especialmente alarmante en el municipio de El Alto, donde la tasa de muertes por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto es la más alta del país, comparable incluso con los peores indicadores a nivel mundial: se estima que en 2020, hubo 316 muertes por 100,000 nacimientos vivos.

“Me gusta ayudar a las personas, especialmente a las mamás. Algunas no van a la maternidad y no acceden a los servicios de salud porque no están bien informadas, tienen miedo de ir al médico y contraer una enfermedad”, cuenta Luci Margarita Quispe Beltrán, promotora de salud comunitaria de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el centro de salud Franz Tamayo de El Alto, Bolivia. “Pues yo les digo, eso no es así. Es muy importante la planificación familiar y acudir a la maternidad para que nuestros hijos no tengan más niños muertos”.

Bolivia cuenta con el peor índice de mortalidad materna en América Latina. Y dentro del país, la situación es especialmente alarmante en el municipio de El Alto, donde la tasa de muertes por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto es la más alta del país, comparable incluso con los peores indicadores a nivel mundial: se estima que en 2020, hubo 316 muertes por 100,000 nacimientos vivos. 

Sumado a esto, al igual que en muchos otros lugares del mundo, el nuevo coronavirus ha afectado al sistema de salud boliviano, poniendo aún más en riesgo el acceso a la atención materna, sexual y reproductiva esencial en el país.

“La pandemia de COVID-19 ha impactado indudablemente sobre la salud materna, neonatal e infantil en la zona de El Alto. Sin embargo, a pesar de esta situación, nuestros equipos en Bolivia han podido atender a las mujeres dentro de sus propias comunidades, reflejando que existe una gran demanda y necesidad de contar con centros de salud cercanos, con buena capacidad y calidad para la atención de partos”, explica Adriana Palomares Paez, coordinadora general de Médicos Sin Fronteras en Bolivia. 

 

 

“Luego de haber trabajado tres años en el país, y con la experiencia directa de haber contribuido con el fortalecimiento del sistema local de salud, hacemos un llamamiento para que las autoridades sanitarias nacionales, departamentales y municipales se comprometan y continúen con estos servicios primarios de salud, que resultan tan esenciales para las mujeres y familias de estas zonas”, agrega.

Servicios de salud materna 24/7 

Durante los últimos 15 años, la ciudad de El Alto –ubicada en el municipio que lleva el mismo nombre- tuvo un rápido crecimiento demográfico, convirtiéndose en la segunda localidad más densamente poblada del país, con más de 900,000 habitantes. Sin embargo, el sistema de salud no logró expandirse al mismo ritmo y todavía hay muchas zonas donde los servicios sanitarios y recursos humanos que atienden partos no son suficientes para cubrir la cantidad de nacimientos que hay en la comunidad, generando en muchos casos, partos domiciliaros en condiciones de inseguridad.

Desde 2018, MSF interviene en El Alto a través de un programa de salud sexual y reproductiva centrado en la población indígena, en la que los embarazos adolescentes y las muertes maternas se producen con más frecuencia. Mediante el apoyo a dos maternidades en los centros de salud públicos Franz Tamayo y San Roque, los equipos de MSF contribuyen a aumentar el acceso a partos seguros y disminuir la mortalidad y la morbilidad materna.

“En áreas suburbanas como la nuestra, es vital tener servicios de atención materna primaria las 24 horas del día ya que no contamos con un centro de salud de segundo nivel donde poder hacer referencias médicas”, explica Milenka Chávez Durán, directora del centro de salud Franz Tamayo. “Y se hace más necesario para disminuir los partos domiciliarios, que son uno de los principales factores de riesgo de mortalidad materna en El Alto”.

 

 

De este modo, profesionales del área de la salud, la enfermería, la psicología y la asistencia social proporcionan una atención gratuita, de calidad y adaptada culturalmente las 24 horas durante los 7 días de la semana en las salas de maternidad, incluyendo partos seguros, consultas prenatales y postnatales, así como asesoramiento en planificación familiar. Solo en 2020, el personal de MSF ayudó a traer al mundo a 940 bebés de manera segura.

“Cuando consulté en otros centros de salud de la zona, me habían dicho que no podía tener un parto normal. Me decían que me tenía que internar y que el parto tenía que ser por cesárea”, recuerda Maribel, de 18 años, quien mientras pasaba su embarazo, sentía mucho temor de no poder llegar a un parto natural. “Pero mi familia me recomendó que fuera al centro Franz Tamayo, donde me explicaron que mi parto iba a ser normal y que mi bebé iba a estar bien. Eso es lo que me animó a ir. Y me han atendido y me han ayudado a tener a mi hijo”.

Las víctimas de violencia sexual y de género también reciben atención médica integral, psicológica y de acompañamiento. MSF tiene un servicio de promoción de la salud y de salud mental en diferentes áreas para dar apoyo a las mujeres, y cuenta con una ambulancia para casos de emergencias y partos complejos que funciona también las 24 horas del día. Hasta el momento, se hicieron 361 referencias a hospitales. 

“Para las mujeres, contar con una sala de partos con personal médico y de enfermería disponibles las 24 horas cerca de sus domicilios aumenta su confianza en los servicios de salud y puede salvarles la vida”, afirma la coordinadora general de MSF. “El acceso a la atención médica materna debe seguir siendo una prioridad en todo momento”.

Atención continua para necesidades continuas

Desde el comienzo de la intervención de MSF en Bolivia, los equipos han trabajado en conjunto con las comunidades y con las instituciones públicas de salud con el objetivo principal de reducir las muertes durante el embarazo y el parto, y mejorar el acceso a partos seguros a través de servicios de alta calidad y culturalmente adaptados. 

A lo largo de estos tres años de trabajo, MSF ha logrado avances significativos en este ámbito, brindando una atención cercana y mejorando la vida de muchas personas, en especial la de las mujeres. Sin embargo, para continuar garantizando este servicio básico y esencial, es necesario que las instituciones sanitarias nacionales se comprometan a continuar con estos avances.

“A través de nuestro trabajo, hemos demostrado que estas actividades son factibles, realistas y pueden salvar vidas. Ahora es el turno de las autoridades bolivianas de asegurar que estos servicios puedan continuar y que se puedan asignar recursos financieros y humanos adecuados para reducir la mortalidad materna en El Alto”, concluye la coordinadora general de MSF.

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