Cinco cosas que debes saber del acuerdo sobre pandemias

Médicos Sin Fronteras ha respondido a muchos brotes de enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en los últimos 50 años.
Un miembro del equipo de MSF toma la temperatura de Tony, de 69 años. Filipinas, 1° de marzo de 2023. © Ria Kristina Torrente

Tras el impacto de la pandemia de COVID-19 a nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció un proceso para negociar un acuerdo para prevenir, prepararse y responder mejor a futuras pandemias. Es comúnmente conocido como el “Acuerdo sobre pandemias”.  

Desde febrero de 2023, los gobiernos han estado negociando el texto del acuerdo. Se espera que se presente un resultado en mayo de 2024 en la Asamblea Mundial de la Salud. 

Como organización médica humanitaria internacional que brinda atención médica a personas durante crisis, Médicos Sin Fronteras (MSF) hemos respondido a muchos brotes de enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en los últimos 50 años.  

Estas experiencias nos han demostrado que el acceso oportuno, equitativo y asequible a productos médicos como medicamentos, vacunas y pruebas de diagnóstico es crucial para una respuesta eficaz a las emergencias médicas.  

Basándonos en nuestras experiencias, creemos que los gobiernos deben tomar las siguientes medidas para garantizar que el acuerdo mundial contra la pandemia proteja el acceso a los productos médicos. 

Te contamos cuáles son.

 

  1. Es necesario priorizar el acceso global equitativo y las necesidades médicas y humanitarias en los esfuerzos internacionales de almacenamiento y asignación de recursos médicos
Médicos Sin Fronteras ha respondido a muchos brotes de enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en los últimos 50 años.

Crear y mantener reservas de productos médicos es una estrategia importante para ayudar a prepararse y responder a las emergencias médicas. Los países pueden establecer reservas de productos médicos para preparase mejor y con anticipación para una emergencia.  

Estas reservas también pueden establecerse y gestionarse a nivel internacional para responder a brotes epidémicos, a fin de garantizar una rápida activación y entrega a los países cuando se produzca una emergencia. Las reservas internacionales son especialmente críticas cuando se prevé una escasez de suministros a nivel mundial. Han demostrado su eficacia a la hora de garantizar un acceso equitativo durante múltiples brotes. 

Sin embargo, algunos esfuerzos nacionales de almacenamiento podrían competir con las necesidades a nivel internacional. Un ejemplo de ello son las reservas de tratamiento para el Ébola.  

Aunque actualmente existen dos tratamientos aprobados para la enfermedad por el virus del Ébola, casi todo el suministro mundial permanece inutilizado en la reserva nacional de bioseguridad de Estados Unidos. Como resultado, las personas más afectadas por el Ébola en los países donde la enfermedad es endémica dependen únicamente de donaciones puntuales para recibir tratamiento.  

Hasta la fecha, no existe ningún mecanismo internacional de almacenamiento y asignación que garantice el suministro ante posibles nuevos brotes.   

Nuestros equipos también vieron cómo las personas que vivían en zonas de conflicto y otros entornos humanitarios a menudo se quedaban atrás en lo que respecta al acceso a productos médicos para hacer frente a la COVID-19.  

Aunque durante la pandemia de COVID-19 se creó un mecanismo mundial para proporcionar vacunas a personas en entornos humanitarios, cuando en MSF intentamos utilizarlo resultó ser un proceso excesivamente largo, complejo, opaco y, en última instancia, inadecuado para su propósito. 

El acuerdo debe delimitar reglas claras para garantizar el suministro para el almacenamiento internacional con el propósito de un acceso mundial equitativo y para evitar que los esfuerzos de almacenamiento nacionales compitan con las necesidades de acceso mundial. Las necesidades humanitarias y de salud pública deben ocupar un lugar central en el establecimiento de prioridades y la toma de decisiones para los esfuerzos de almacenamiento y asignación de herramientas médicas. 

 

  1. Es necesario abordar los desafíos de la propiedad intelectual para la protección del derecho a la salud y el acceso a los medicamentos
Médicos Sin Fronteras ha respondido a muchos brotes de enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en los últimos 50 años.

La experiencia que MSF tenemos en la respuesta al VIH, la tuberculosis, el Ébola, la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas ha dejado claro que los monopolios de mercado respaldados por la propiedad intelectual (PI) pueden obstaculizar el acceso oportuno y equitativo de las personas necesitadas de productos médicos que salvan vidas. Las grandes farmacéuticas suelen utilizar la propiedad intelectual como herramienta para excluir a sus competidores y cobrar precios elevados. 

El derecho comercial internacional contiene algunas flexibilidades que permiten a los gobiernos superar las barreras de propiedad intelectual, pero no todos los Estados tienen estas flexibilidades incorporadas en sus leyes nacionales. Los países también suelen enfrentar desafíos cuando las negociaciones comerciales y de inversión amenazan con socavar su capacidad para utilizar estas flexibilidades. 

El acuerdo debe especificar la responsabilidad de los gobiernos de incorporar y utilizar todas las flexibilidades legales posibles para el acceso más amplio posible a los productos médicos, tanto para prepararse como para responder a las emergencias sanitarias.  

Deben anularse los intentos de introducir normas más estrictas en torno a la propiedad intelectual en las negociaciones comerciales. Los gobiernos también deben acordar exenciones temporales en materia de propiedad intelectual como medida adicional para apoyar el rápido aumento de la producción y el suministro mundiales de productos médicos en caso de emergencia. 

 

  1. Se debe garantizar que los productos médicos que se benefician de las contribuciones públicas sean accesibles para las personas que los necesitan
Médicos Sin Fronteras ha respondido a muchos brotes de enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en los últimos 50 años.

El apoyo gubernamental y público es vital para la innovación biomédica. El sector público realiza contribuciones sustanciales a la investigación y el desarrollo (I+D) a través de donaciones, subsidios y créditos fiscales. Sin embargo, el acceso a los productos médicos financiados con fondos públicos que se necesitan a nivel mundial suele estar restringido porque se permite al sector privado reclamar para sí la propiedad intelectual y determinar los precios, la producción y el suministro de los productos médicos. Esto se debe principalmente a que las inversiones públicas en I+D no vienen acompañadas de condiciones claras que garanticen el acceso mundial. 

El ejemplo de la bedaquilina, un medicamento contra la tuberculosis, el primer medicamento nuevo en medio siglo para tratar la enfermedad infecciosa más mortal del mundo. La investigación estimó que la contribución pública al desarrollo de la bedaquilina fue cinco veces mayor que la de Johnson & Johnson (J&J), la farmaceútica que recibió la patente.  

Sin embargo, esta inversión pública no resultó en el acceso al medicamento por parte de las personas que lo necesitaban, particularmente en los países de ingresos bajos y medios. Esto porque J&J puso el precio del medicamento fuera del alcance de las personas durante una década, desde su lanzamiento en 2012. 

Más allá de los países que contribuyen financieramente a la I+D de productos médicos, las comunidades de los países en desarrollo también suelen hacer contribuciones vitales al albergar y unirse a ensayos clínicos que generan datos cruciales que eventualmente permiten desarrollar y aprobar un producto.  

Sin embargo, sus contribuciones pasan totalmente desapercibidas. Aunque existen directrices médicas y éticas internacionales para garantizar la participación en los beneficios de los ensayos postclínicos con las comunidades que participan en los ensayos y con los países en desarrollo con necesidades médicas, estas directrices se aplican de forma deficiente. 

El acuerdo sobre pandemias debe incluir normas que introduzcan condiciones para garantizar el acceso a productos médicos cuyo desarrollo se haya beneficiado de financiación pública. Estas condiciones pueden incluir la fijación de precios asequibles y transparentes para los productos, la concesión de licencias del producto a múltiples productores en diferentes partes del mundo para ayudar a garantizar un suministro suficiente y superar la posible escasez, la puesta a disposición del producto en las reservas mundiales, y que las empresas sean transparentes en cuanto a precios, costos, estado de la propiedad intelectual y capacidad de suministro.  

También necesitamos un acuerdo sobre las normas para incorporar directrices éticas médicas internacionales que garanticen el acceso de los ensayos postclínicos a los productos finales, especialmente por parte de las comunidades de los países en desarrollo. 

 

  1. Salvaguardar la transparencia, la responsabilidad y el derecho del público a la información restringiendo la confidencialidad y los secretos comerciales.
Médicos Sin Fronteras ha respondido a muchos brotes de enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en los últimos 50 años.

El acceso a la información es un determinante importante del acceso oportuno, confiable y asequible a los productos médicos. Pero, según nuestra experiencia, obtener información relevante a menudo ha resultado difícil, tanto durante las pandemias como después de ellas. 

Por ejemplo, las farmacéuticas suelen afirmar que los altos precios de los medicamentos y otros productos médicos se basan en los altos costos de la investigación y el desarrollo. ¡Pero normalmente no revelan esos costos! Esto hace que sea difícil estimar si los costos de I+D influyen en el precio de los productos y también dificulta el negociar precios más justos.  

La información sobre precios, propiedad intelectual y licencias, y producción y suministro de productos médicos en los acuerdos de financiación y compra también es esencial para comprender las opciones de acceso y exigir responsabilidades a las empresas farmacéuticas y a los gobiernos, pero a menudo tampoco está disponible debido a las demandas de confidencialidad de las empresas.  

Aunque el acuerdo reconoce la transparencia como un principio clave, debería ir más allá e introducir obligaciones para que los gobiernos aumenten el acceso a la información y prohíban el uso de cláusulas de confidencialidad, especialmente en acuerdos de financiación y compras cuando el acceso a productos médicos está en juego. Como mínimo, deberían introducirse como requisitos obligatorios los compromisos de transparencia de la Resolución 72,8 de la Asamblea Mundial de la Salud sobre transparencia. 

 

  1. Es necesario introducir un mecanismo internacional de acceso y reparto de beneficios que garantice que los frutos de la I+D se reparten equitativamente entre todos los contribuyentes.
Médicos Sin Fronteras ha respondido a muchos brotes de enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en los últimos 50 años.

El intercambio oportuno de materiales biológicos, como los patógenos, es un componente esencial de la cooperación sanitaria internacional. Además desempeña un papel crucial en la preparación y respuesta a las emergencias sanitarias mundiales. El intercambio de patógenos y datos de secuencias relacionados con científicos y laboratorios permite el desarrollo de productos médicos como kits de diagnóstico, medicamentos y vacunas.  

Sin embargo, como demostró la pandemia de COVID-19, no existe un mecanismo mundial que garantice que las corporaciones farmacéuticas que acceden a patógenos y datos relacionados para el desarrollo de productos compartan los productos de manera adecuada para permitir un acceso equitativo a sus productos a nivel mundial. 

El principio de acceso y participación en los beneficios puede remediar esta injusticia imponiendo obligaciones a las entidades para compartir los beneficios resultantes de su acceso y uso de los recursos genéticos. Se originó en el contexto del Convenio sobre la Diversidad Biológica de 1992, y se le ha dado forma en el campo de la salud mundial a través del Marco de Preparación para una Influenza Pandémica de la OMS. 

En las negociaciones del acuerdo sobre la pandemia se propuso un mecanismo internacional de acceso y distribución de beneficios. Los requisitos concretos de reparto de beneficios que pueden dar lugar a un acceso justo y equitativo a los productos médicos deberían incluir la dedicación de una parte de la producción y el suministro mundiales a la constitución de reservas mundiales y mecanismos de asignación equitativa, así como la transferencia de tecnología y conocimientos técnicos a los fabricantes, en particular en los países y regiones con recursos limitados. 

 

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