Colombia: Chocó es más que un territorio de víctimas

Yazury Dumaza, mediadora indígena de MSF en el Alto Baudó, Chocó, Colombia. Participó del taller realizado por Fernanda Pineda y el equipo de producción en los ríos.

Rogelina Arce, sanó simbólicamente con hierbas la fotografía de la calle principal de la comunidad, marcada por una incursión armada reciente. Taller de fotografía en Puesto Indio, Alto Baudó, Chocó.
Rogelina Arce, sanó simbólicamente con hierbas la fotografía de la calle principal de la comunidad, marcada por una incursión armada reciente. Puesto Indio, Alto Baudó, Chocó. © Yazury Dumaza/MSF

Médicos Sin Fronteras (MSF) y la documentalista Fernanda Pineda desarrollaron un proyecto fotográfico para visibilizar las múltiples afectaciones por conflicto armado y vacíos institucionales que sufren las comunidades étnicas de Chocó, al occidente de Colombia. Este es el testimonio en primera persona de una de las mediadoras interculturales embera de MSF que formó parte del equipo de producción.

Por Yazury Dumaza, mediadora indígena de MSF en el Alto Baudó, Chocó, Colombia. Participó en el taller de fotografía realizado por Fernanda Pineda y el equipo de producción en los ríos.

 

Malory Mogollón (en la izquierda) y Yazury Dumaza (con la cámara) registran el testimonio del uso que las comunidades hacen de las plantas. Chocó.
Malory Mogollón (izquierda) y Yazury Dumaza (con la cámara, participó en el taller de fotografía) registran el testimonio del uso que las comunidades hacen con las plantas. © Natalia Romero Peñuela/MSF

 

Tenía cuatro años cuando vi una cámara por primera vez

Estaba en Bojayá, Chocó, a donde me desplacé forzadamente con mi familia desde la comunidad indígena Embera Dóvida de Charco Gallo por el conflicto armado. Fueron tiempos muy difíciles por la violencia, en los que mi familia y yo nos desplazamos siete veces. Nos asentamos en Bellavista, centro del pueblo, y mi mamá quería que tuviéramos una foto de la familia. Fuimos a la orilla del río a buscar al único el señor que hacía retratos. Estaba tan emocionada que en el momento en el que iban a tomar la foto me caí al agua y luego salí toda mojada.

Hoy, 21 años después, tengo una cámara en mis manos. Trabajo como mediadora intercultural de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Alto Baudó, Chocó, y, aunque mi labor es interpretar a la lengua embera el conocimiento de salud que lleva MSF a las comunidades, esta vez tuve la oportunidad de unir una pasión personal y mi trabajo: visité dos caseríos afrodescendientes y uno indígena para participar en una proyecto fotográfico.

Fernanda Pineda, fotógrafa y documentalista realizó un taller de fotografía en el que nueve compañeras del equipo de involucramiento y yo aprendimos elementos de la fotografía. Nos hicimos preguntas sobre las formas en que se representa a las comunidades indígenas y afro públicamente — casi siempre desde una mirada que victimiza— por ello, pensamos en otras formas de narrar.

 

Rogelina Arce, en Puesto Indio, sanó simbólicamente con hierbas la fotografía de la calle principal de la comunidad, marcada por una incursión armada reciente. Puesto Indio, Alto Baudó, Chocó.
Rogelina Arce, sanó simbólicamente con hierbas la fotografía de la calle principal de la comunidad, marcada por una incursión armada reciente. Puesto Indio, Alto Baudó, Chocó.

 

Luego, con ella y tres compañeras, llegamos a Chachajo y Mojaudó, caseríos afro, y Puesto Indio, pueblo indígena, para hablar sobre el confinamiento desde una mirada distinta, una que tuviera en cuenta las voces de las mujeres y de aquellas personas que viven las consecuencias del conflicto y que han mantenido sanas a las comunidades. Fernanda propuso trabajar con las curanderas y parteras, quienes cuidan de las comunidades con medicina tradicional. A ellas les pedimos que nos contaran de los lugares más dañados por la violencia.

 

Tomamos la foto, la imprimimos y luego cada mujer la sanó, de manera simbólica, con sus plantas y sus suturas.

 

El poder de las fotografías

La primera vez que tomé fotos fue con un teléfono cuando salí del Chocó a conocer una ciudad principal: Medellín. Tenía nueve años y estaba muy emocionada. Quería tomar muchas fotos para llevárselas a mis tíos, a mis papás, a todas las personas de mi alrededor. Me gustaba mucho que todas las fotos quedaran en una memoria, que eso que yo hacía se convertía en un recuerdo. Desde ahí me he inscrito en talleres de fotografía y cursos.

Trato de mostrar desde el territorio lo que somos las comunidades indígenas. Pienso que estas imágenes que he tomado antes y las que nos llevamos de las comunidades en este proyecto son más que un recuerdo y que las podemos hacer llegar a mucha gente para que sepan lo que está pasando en Alto Baudó y muevan a quienes tienen el poder de cambiar algo.

Durante este proyecto volví a escuchar frases que las personas nos dicen en muchas comunidades:

– “No puedo ir a pescar”.

-“No puedo ir a cazar al monte”.

-“A veces preferimos pasar hambre, tengo miedo de ir a la montaña o de que una mina me vaya a matar”.

-“Aquí no dormimos bien”.

Eso también afecta la salud tradicional porque a veces los jaibanás (sabedores espirituales emberá) y las parteras no tienen los elementos que tenían antes para curar justamente por esos confinamientos. La salud oficial casi nunca es una opción porque está muy lejos y porque los médicos occidentales suelen discriminar a las comunidades indígenas.

 

Fotografía de la calle principal de la comunidad, marcada por una incursión armada reciente. Puesto Indio, Alto Baudó, Chocó.
“En este proyecto fotográfico, quisimos resaltar que las comunidades tienen sus propias formas propias de sanación, que también son muy valiosas”. © Yazury Dumaza/MSF

 

En estos últimos dos años y medio, he trabajado mediando entre las comunidades embera y los profesionales de MSF que han capacitado a los agentes comunitarios sobre salud básica y a gestionar remisiones cuando ven signos de alarma. Así han apoyado más de 2,000 remisiones a centros médicos.

Muchas veces ayudé para entender lo que le pasaba a una persona en un lugar lejano. Que llegara rápido el bote y luego la llevaran a un centro médico. Había casos de personas con heridas, mordeduras de serpiente, embarazos de riesgo, todo esto necesita atención urgente.

En esta producción, quisimos mostrar todas esas limitaciones que viven las comunidades, pero también quisimos resaltar que las comunidades tienen sus propias formas propias de sanación, que también son muy valiosas. Las mujeres sabedoras nos mostraron que eso que uno ve incurable se puede sanar. Yo no quisiera que la gente se quede con esa imagen de Chocó que siempre se muestra en los noticieros, en donde las personas quedan atrapadas en el dolor y no salen de allí. Quiero que vean que a pesar de esos males, Chocó es más que un territorio de víctimas.

 

Riografías de Baudó, Chocó: proceso de producción: Yazury Dumaza, fotográfa y mediadora indígena de MSF tomando fotografías de miembros de la comunidad y su curación simbólica como parte del proyecto Riografías.
Yazury Dumaza, mediadora indígena de MSF, participó en el taller de fotografía realizado por Fernanda Pineda y MSF. © Natalia Romero Peñuela/MSF
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