Comenzar desde cero: una respuesta de emergencia en República Democrática del Congo

Cuando miles de personas huyen de la violencia en sus hogares, pueden encontrarse sin acceso a comida, agua o atención médica. Vera Schmitz es una enfermera austriaca que regresó de Gbadolite, República Democrática del Congo, en donde fue parte del proyecto de emergencia de MSF para ayudar a una comunidad con recursos muy limitados.

Cuando miles de personas huyen de la violencia en sus hogares, pueden encontrarse sin acceso a comida, agua o atención médica. Vera Schmitz es una enfermera austriaca que regresó de Gbadolite, República Democrática del Congo, en donde fue parte del proyecto de emergencia de MSF para ayudar a una comunidad con recursos muy limitados. 
 
Desde mayo de 2017, alrededor de 80,000 refugiados de la República Centroafricana (RCA) han huido a la República Democrática del Congo (RDC) a través del río Oubangui, de acuerdo con datos de MSF. El conflicto en su país, que es una crisis frecuentemente olvidada, no descansa. La violencia entre los grupos rebeldes, que también atacan deliberadamente a los civiles, es característica de la región. Los niños y las mujeres se encuentran entre los más afectados, pero en realidad todos los civiles que sólo quieren vivir en paz no tienen otra opción más que escoger un lado si no quieren ser asesinados inmediatamente.
 
Los 80,000 refugiados comprenden alrededor del 80% de las personas que ya estaban viviendo en la región del lado centroafricano de la frontera, al norte de los distritos de Gbadolite y Mobayi-Mbongo, en República Democrática del Congo. Sin embargo, más al este, aún hay muchos más. En total hay 167,000 refugiados de República Centroafricana en el norte de RDC, de acuerdo con datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA)
 
Llegué a Gbadolite en agosto como parte de la unidad de emergencia de MSF. Encontramos a muchas personas que vivían en campos improvisados, otros habían encontrado refugio con amigos y familiares en hogares de familias de acogida. El acceso a la atención médica, agua potable y saneamiento era difícil o inexistente; la desnutrición era generalizada entre los niños menores de cinco años, y la malaria era la principal enfermedad. Esta información básica impulsó a MSF a enviar nuestro equipo. 
 
El apoyo para los refugiados (y para la población local) apenas existe a pesar de que las necesidades son inmensas y obvias. Pero antes de que comenzáramos cualquier actividad médica, recopilamos información para evaluar la situación, para garantizar que cualquier intervención se iniciara en el lugar correcto y con las medidas adecuadas. 
 
 
Una vez en el lugar registramos la situación tan rápidamente y de forma eficiente como fuera posible. Nos preguntábamos, ¿cómo está la salud de las personas? ¿Cuántos murieron durante el último mes? ¿cuántas de estas personas eran menores de cinco años? Los niños menores de cinco años son algunos de los grupos más vulnerables y normalmente son los primeros en mostrar los efectos de las precarias condiciones de vida.
 
¿Cuáles son las causas de muerte y enfermedad? Hay muchos casos de diarrea…¿podría ser un posible indicador de las precarias condiciones de higiene, como la falta de acceso a agua potable o letrinas? ¿Qué está comiendo la gente? ¿Hay casos severos de desnutrición? Y finalmente: ¿Cuáles son las posibilidades de acceso a la atención médica?
 
La distribución estratégica y geográfica de los centros médicos en la región de Gbadolite normalmente no suele ser mala, pero los medicamentos y las consultas necesitan ser pagadas por los pacientes; y la mayoría de éstas son prácticamente inaccesibles para los refugiados. También recolectamos información referente al acceso de las personas a letrinas y agua potable. Muchos habitantes obtienen su agua potable del gran río Oubangui, donde a veces se encuentran cadáveres flotando, víctimas del conflicto actual en la República Centroafricana. 
 
Por otro lado, las letrinas son prácticamente inexistentes. La mayoría de las personas ha construido chozas sencillas para refugiarse, mismas en las que frecuentemente viven varias familias al mismo tiempo. Aún se duda si estas chozas pueden soportar las fuertes lluvias de la región.  
 

Necesidades grandes, planes grandes

 
¿Recopilamos la información? Entonces, ¡actuemos!
 
Desafortunadamente, en realidad no es tan sencillo. Aquí en Gbadolite, nuestras evaluaciones mostraron que las necesidades de los refugiados eran enormes, lo que implicaba que necesitábamos planificar en consecuencia. ¿El objetivo? Básicamente, garantizar el acceso a atención médica primaria y secundaria, así como a diversas medidas preventivas para minimizar los riesgos de salud. 
 
 
De forma específica, decidimos brindar apoyo en dos hospitales estratégicos de la región, en especial a niños, mujeres embarazadas y casos de urgencias; acceso a atención médica primaria gratuita en 13 centros médicos de los alrededores, dar apoyo con nuestras clínicas móviles en lugares sin acceso a la atención médica. Todo esto lo hicimos con un enfoque particular en niños con desnutrición severa. 
 
Además de todo esto, planeamos una campaña de vacunación y actividades logísticas adicionales como la construcción de pozos para tener acceso a agua potable; y la construcción de letrinas. 
 

No era un plan pequeño, pero tampoco imposible. 

 
Las actividades en los hospitales comenzaron desde septiembre. Aquí apoyamos al departamento de pediatría, incluyendo a la sala para niños severamente desnutridos. También trabajamos en el departamento de maternidad. Nuestros equipos de alcance comunitario están apoyando a ocho centros médicos en los alrededores. Las cuatro clínicas móviles también realizan actividades de forma regular y sus actividades se hacen en aquellos lugares a los que sólo se puede acceder en piragua –una especie de canoa– o a pie, y se encuentran aún más lejos de las estructuras médicas existentes. 
 
Hasta el momento han sido admitidos más de 360 niños con desnutrición severa a nuestro programa nutricional para pacientes ambulatorios, y quienes presentan complicaciones están siendo atendidos en el hospital. 
 
 
También estamos a punto de terminar con la construcción de letrinas en unos 25 sitios, y ya se han completado tres pozos de acceso a agua potable. Nuestro equipo de agua y saneamiento también ha reparado bombas de agua y completó algunos otros trabajos para mejorar el suministro local de agua potable. Además, nuestra campaña de vacunación está a punto de empezar. Inmunizaremos con las vacunas más importantes a unos 25,000 niños y mujeres embarazadas; incluyendo la vacuna de la polio, sarampión, neumococo y una pentavalente contra la hepatitis B, tétanos, difteria, tos ferina e influenza hemofílica para el grupo de niños de cinco a dos años. Las mujeres embarazadas recibirán la vacuna del tétanos. 
 
Aún hay bastantes obstáculos, grandes y pequeños, que debemos superar diariamente en nuestro trabajo. Pero las piedras han comenzado a girar, y cientos de pacientes ya han sido atendidos en los hospitales y en los centros médicos de los alrededores. 
 
Ver a una madre que se recupera y abraza a su recién nacido, después de haber dado a luz de forma segura en un hospital, sin el cual hubiera perdido a su bebé o su propia vida…hace que todo valga la pena. 
 
No es un plan pequeño…pero tampoco es imposible. 
 
 
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