Conflicto en Burkina Faso: cuando dedicas todo el día a buscar agua

Conflict in Burkina Faso: when the whole day is devoted to fetching water

La región desértica de Sahel, en el norte de Burkina Faso, es la más seca y calurosa del país. Desde 2018, esta región ha estado en el centro de un creciente conflicto armado, que se extiende por los países vecinos afectando a buena parte del gran Sahel africano. Como resultado, muchas comunidades de esta región necesitan asistencia humanitaria. La violencia y el cambio climático han dejado a una población muy vulnerable sin agua y con un gran riesgo de contraer enfermedades.

La región desértica de Sahel, en el norte de Burkina Faso, es la más seca y calurosa del país. Desde 2018, esta región ha estado en el centro de un creciente conflicto armado, que se extiende por los países vecinos afectando a buena parte del gran Sahel africano. Como resultado, muchas comunidades de esta región necesitan asistencia humanitaria. La violencia y el cambio climático han dejado a una población muy vulnerable sin agua y con un gran riesgo de contraer enfermedades.
 
Aïssé Ouedraogo llegó a las cuatro de la mañana al punto de agua, ubicado a unos pocos kilómetros de su casa. Seis horas después, apenas había conseguido llenar con agua limpia diez bidones de 20 litros de capacidad cada uno. “No puedo tomar más que esto. No hay suficiente agua en la región y si me llevo más de la que necesito, los demás no tendrán nada”, explica Aïssé, que buscó refugio en la localidad de Gorom Gorom cuando la violencia alcanzó su aldea, Boulékessi.
 
En este punto de agua de Gorom Gorom, en un distritito homónimo del Sahel, decenas de mujeres como Aïssé esperan cada día su turno para llenar los bidones. Por lo general, las poblaciones desplazadas utilizan el agua para las necesidades cotidianas como cocinar o el trabajo doméstico.
 
La larga espera en el punto de agua y la distancia entre el mismo y el lugar de residencia son algunos de los principales quebraderos de cabeza para muchas de las personas desplazadas. "Si no conseguimos agua, tenemos que comprarla y el bidón cuesta 100 francos CFA (0,15 euros). A veces no nos queda otra opción, lo cual nos dificulta mucho las cosas”, lamenta Aïssé. Las personas desplazadas no tienen un acceso regular al trabajo y, si lo tienen, son jornaleros que ganan poco dinero.
 
 
 

Crisis humanitaria sin precedentes

Desde 2018, la situación de la seguridad en el Sahel se ha ido deteriorando y la región, como otras de Burkina Faso, se ha visto sumida en una crisis humanitaria sin precedentes, con una violencia continua entre distintos grupos armados y las fuerzas armadas burkinesas o entre los grupos armados entre sí, y con constantes movimientos internos de población y llegadas de refugiados de países fronterizos como Níger y Malí.
 
Más de 350,000 personas  están actualmente desplazadas en el Sahel, alrededor de un tercio de la población total de la región, y 628,000 personas necesitan asistencia en materia de agua, higiene y saneamiento. En las zonas inestables y aquellas que albergan a miles de personas desplazadas, el acceso a servicios básicos es todo un desafío y los riesgos para la salud son muy altos. Antes de la crisis causada por el conflicto, la región ya había experimentado grandes variaciones climáticas estacionales que habían aumentado la presión sobre unos recursos hídricos limitados.
 
Según el grupo sectorial humanitario de Agua, Higiene y Saneamiento, coordinado por Naciones Unidas, el número de personas que necesitan asistencia en este ámbito en el distrito de Gorom Gorom ascendía a más de 92,000 personas en marzo de 2021. La situación representa un índice de gravedad más alto que el promedio nacional.
 
En el mismo punto de agua, Guènèba Hamidou, de 49 años, también había llegado a primera hora de la mañana para llenar sus bidones de agua. Oriunda igualmente de Boulékéssi, a 85 kilómetros de distancia de Gorom Gorom, Guènèba huyó de su aldea en 2019 después de que el pueblo se viera sacudido por ataques mortales.
 
“La vida no es nada fácil aquí. Desde que llegamos a Gorom Gorom, el problema del agua solo ha empeorado”, afirma Guènèba. “No hay suficiente comida ni agua y son muy difíciles de conseguir. El día que llego a casa con los bidones vacíos, no tengo nada para cocinar”, explica.
 
 
 

Falta de agua potable: una fuente de enfermedades

Durante la temporada de lluvias, que comienza en junio, conseguir agua se vuelve más fácil, con la salvedad de que esta agua resulta peligrosa para la salud. Las actividades de agua y saneamiento son por este motivo una parte fundamental del trabajo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Burkina Faso, dado que la falta de agua potable y la alta concentración de población son la causa de varias infecciones parasitarias, enfermedades de la piel y transmitidas por el agua como la diarrea.
 
"Recibimos cientos de pacientes al mes en los centros de salud que apoyamos debido a enfermedades que tienen su origen en la mala calidad del agua", asegura el doctor David Munganga, coordinador médico de MSF. Sin ir más lejos, entre enero y marzo de 2021, MSF recibió en los centros médicos apoyados en Dori y Gorom Gorom a más de 1,200 niñas y niños menores de cinco años que padecían diarrea.
 
En la localidad de Gorom Gorom, los equipos de MSF construyeron recientemente un nuevo pozo en un asentamiento que agrupa a más de 20,000 personas desplazadas. Este pozo, con una capacidad de producción de 1,100 litros de agua por hora, complementa otros 7 pozos que los equipos han reparado en la zona.
 
En el distrito, MSF apoya el hospital de Gorom Gorom y otros dos centros de salud. Los equipos también distribuyen kits de higiene a personas desplazadas que incluyen jabón, bidones y tabletas purificadoras de agua y los promotores de salud visitan regularmente los campos para ofrecer sesiones de educación sobre salud e higiene.
 
“El acceso a agua y servicios básicos para las poblaciones desplazadas y las poblaciones locales en la región del Sahel y en muchos lugares de Burkina Faso es un auténtico desafío”, denuncia Youssouf Aly Dembélé, jefe de la misión de MSF en el país. "Es necesaria una mayor presencia de organizaciones humanitarias para atender las crecientes necesidades médicas y humanitarias de una población muy afectada por el conflicto".
 
 
 
 
 
Seis de las 13 regiones de Burkina Faso se ven afectadas por la crisis del agua: Sahel, Centro-Norte, Nordeste, Boucle du Mouhoun y Centro-Este. MSF trabaja en cuatro de estas áreas para llevar agua a las poblaciones necesitadas. En 2020, los equipos de MSF distribuyeron aproximadamente 133,934,000 litros de agua, una cantidad equivalente a 45 piscinas olímpicas.
 
Actualmente, MSF ofrece asistencia médico humanitaria en poblaciones locales y desplazadas en Burkina Faso. Los servicios incluyen atención en salud primaria y secundaria, campañas de vacunación, distribución de agua y cobertura de necesidades básicas. En 2020 nuestros equipos llevaron a cabo más de 478,000 consultas médicas gratuitas.
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