Crisis nutricional en el Sahel: la respuesta de emergencia no basta

MSF Mobile Clinics and Tea Teams Somali Region

El conflicto en el norte de Malí agrava la situación; miles de refugiados han huido a Níger, Mauritania y Burkina Faso donde también deben hacer frente a la inseguridad alimentaria. Además, los casos de malaria se han disparado con la llegada de la temporada de lluvias.

El conflicto en el norte de Malí agrava la situación; miles de refugiados han huido a Níger, Mauritania y Burkina Faso donde también deben hacer frente a la inseguridad alimentaria. Además, los casos de malaria se han disparado con la llegada de la temporada de lluvias.

La crisis de desnutrición continúa en el Sahel y los datos no son optimistas. El pico anual se ve agravado este año en algunas zonas por el encarecimiento de los alimentos, la inestabilidad política y la incidencia de otras enfermedades, como la malaria. Según diferentes fuentes, un millón de niños con desnutrición aguda severa recibirán tratamiento este año; el mayor número en la historia de la ayuda humanitaria. Médicos Sin Fronteras (MSF) está ampliando su respuesta de emergencia, pero advierte que la desnutrición en el Sahel es un problema de salud pública que exige soluciones a largo plazo.

“Las crisis nutricionales son recurrentes y cíclicas en esta región”, afirma Luis Encinas, responsable de proyectos de MSF en Níger. “Pero este año, factores adicionales han creado bolsas de desnutrición incluso más elevadas de lo habitual. Entre estos factores, cabe destacar precios de mercado más altos, inestabilidad en el norte de Malí y Nigeria, y un brote de sarampión en el este de Chad y casos de cólera en el norte de Níger”.

Un plan de respuesta
Por primera vez, este año los países del Sahel más afectados por la desnutrición lanzaron alertas tempranas y, junto con las organizaciones de ayuda, desarrollaron un ambicioso plan de respuesta a finales de 2011 que incluía tratamiento de un millón de niños con desnutrición severa y distribución de alimentos a base de leche, específicamente diseñados para cubrir las necesidades nutricionales de los niños e impedir que contraigan desnutrición.

Implementar este plan de respuesta será todo un reto, y exige esfuerzos considerables de los gobiernos, las organizaciones de ayuda y los financiadores. Sin embargo, MSF advierte que una respuesta de emergencia no puede ser la única opción.

“La desnutrición es un problema de salud pública en esta región y debe tratarse como tal”, explica Luis Encinas. “La prevención y tratamiento de la desnutrición permite salvar muchas vidas y por tanto debería formar parte del conjunto de medidas de salud básicas dirigidas a los niños, al igual que la vacunación. Todos los países que han conseguido con éxito controlar la desnutrición han establecido el acceso gratuito a atención sanitaria y a una nutrición adecuada para los niños. Es de vital importancia abandonar los enfoques de emergencia y empezar la transición hacia soluciones a largo plazo”.

En los últimos siete meses, más de 72,000 niños con desnutrición aguda severa han sido admitidos en los programas nutricionales de MSF en el Sahel. Una cifra que, aunque similar, supera la del mismo periodo el año pasado. “La cosecha del pasado año se nos acabó. Siempre tenemos el mismo problema. Ahora tenemos que comprar en la tienda. Dos kilos y medio de mijo nos cuestan 700 CFA [más de 1 euro]”, explica Hadiza Adamou, una mujer de 30 años cuyo hijo recibe tratamiento contra la desnutrición en el hospital de Madaoua, en Níger.

Crisis en Malí
La crisis política que vive el norte de Malí desde principios de año agrava todavía más la situación. Cientos de miles de personas se han desplazado durante estos últimos meses a otras localidades de Mali y a países limítrofes como Níger, Mauritania y Burkina Faso donde la inseguridad alimentaria amenaza tanto a los refugiados como a la población local. La gran mayoría de refugiados depende completamente de la ayuda humanitaria para cubrir sus necesidades más esenciales, sobre todo de las distribuciones de alimentos.

Además de todo esto, una estación de lluvias especialmente intensa en el sur de Níger y en partes del este de Chad ha anticipado el esperado pico estacional de casos de malaria. La malaria es una de las principales causas de muerte en menores de 5 años y combinada con la desnutrición es letal para los niños más pequeños. Solo en Níger, MSF y sus contrapartes trataron más de 200,000 casos en 2011. MSF está desplegando recursos de emergencia para tratar al mayor número de niños posible antes de que las lluvias hagan impracticables las carreteras.

Aunque MSF sigue ampliando cada año su intervención en el Sahel durante las emergencias nutricionales, también trabaja en el desarrollo de estrategias más simples y asequibles para combatir la desnutrición en sus programas regulares. Entre ellas, la delegación de algunas actividades a personal no sanitario, fomentar la disponibilidad de productos nutricionales fabricados localmente y el desarrollo de sistemas que simplifiquen y abaraten el acceso a alimentos infantiles.

Médicos Sin Fronteras actualmente lleva a cabo 21 programas nutricionales en la región del Sahel, nueve de ellos abiertos este año en respuesta a las agudas necesidades en zonas de Chad, Malí, Senegal y Mauritania. Los equipos de la organización siguen realizando evaluaciones en la región.

De los 72,000 niños con desnutrición severa tratados por MSF en el Sahel entre enero y julio de 2012, cerca de 50,000 fueron tratados en Níger. Los equipos también trabajan en el norte de Malí, Níger, Burkina Faso y Mauritania dispensando asistencia a personas desplazadas por el conflicto en Malí.

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