Demandamos un sistema migratorio humano y digno

Aplazar el fin del Título 42 trae lo inevitable: más y más sufrimiento humano

MSF brinda atención a la población en movimiento en la frontera de México con Estados Unidos
En Nuevo Laredo, un equipo móvil ha estado brindando asistencia humanitaria a la población haitiana y centroamericana, así como a desplazados internos que huyen de la violencia en diferentes partes de México. ©Yesika Ocampo/MSF

ACTUALIZACIÓN: 5 DE ENERO DE 2023

El 5 de enero 2022, el presidente de EEUU Joe Biden anunció que su administración expandiría la dañina política Título 42 para incluir a personas de origen cubano, venezolano y haitiano.

Una vez más, la administración de Biden ha escogido profundizar el Título 42, bloqueando el acceso a protección para qiuenes más lo necesitan, mientras intenta convencernos de que su meta es restaurar las peticiones de asilo en la frontera de Estados Unidos. Personas migrantes y buscadoras de asilo de estos países llegando a la frontera sur de Estados Unidos ahora serán expulsadas hacia México sin debido proceso, incluyendo quienes huyen de violencia y persecución.

Esta decisión, indudablemente, llevará a más personas en necesidad de asistencia humanitaria en lugares desolados por violencia, falta de recursos básicos y de atenciones primarias a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos y en otros espacios a lo largo de la ruta migratoria.

El programa de excepciones anunciado en conjunto -modelado de los programas existentes para personas de origen ucraniano o venezolano- es limitado y discriminatorio, y no puede reemplazar un sistema de asilo regular en la frontera. Expandir caminos y rutas para la población migrante es crucial, pero el acceso a seguridad no debería de depender de la nacionalidad de quien lo busca, sus conexiones con patrocinadores en EEUU, su habilidad de viajar por aire o su estatus legal en un país tercero.


Por Avril Benoît, Directora ejecutiva de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Estados Unidos 

Las siguientes semanas serán una prueba mayúscula para la administración de Joe Biden sobre su compromiso para construir un sistema de migración humano y seguro. ¿Continuará esta administración saltando sus obligaciones de proteger a las personas que buscan asilo al sur de la frontera o, finalmente, trabajará para reparar un sistema de procesamiento de asilo roto? 

El Título 42 – la dañina política que ha permitido al gobierno de Estados Unidos expulsar rápidamente a solicitantes de asilo bajo la falsa premisa de proteger la salud pública -, debería terminar por orden judicial el 21 de diciembre. Invocado en un principio durante el inicio de la pandemia de COVID-19 en marzo 2020, durante tanto la administración de Trump como la de Biden, esta oscura orden de salud pública se ha usado erróneamente para esencialmente cancelar el procesamiento regular de solicitantes de asilo en la frontera sur de Estados Unidos.  

Dos millones de expulsiones después, el Título 42 ha probado ser una de las políticas más crueles y efectivas en contra de la búsqueda de asilo.  

En la tarde del lunes 19 de diciembre, la Suprema Corte de Estados Unidos emitió una orden administrativa que temporalmente pausó el fin del Título 42 en respuesta a una aplicación llenada por un grupo de estados gobernados por republicanos. El futuro de esta política está de nuevo en cuestión.  

Como organización médica-humanitaria, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha visto cómo el Título 42 ha multiplicado los riesgos a los que se enfrentan las personas a lo largo de la ruta de migratoria. Bajo esta política, Estados Unidos ha rechazado a personas vulnerables en búsqueda de seguridad, exponiéndolas a peligros graves en ciudades fronterizas mexicanas que no tienen suficientes albergues o accesos a servicios básicos y bajo riesgo de extorsión, violencia y secuestro.  

Por años, MSF ha trabajado en albergues y campamentos improvisados a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México brindando servicios de salud y salud mental a miles de personas en movimiento. Hemos visto que las condiciones van de mal en peor con políticas gubernamentales en ambos lados de la frontera que profundizan las condiciones de crisis que enfrentan personas migrantes y refugiadas por igual.  

Tal y como MSF y otros expertos en materia de salud han reiteradamente señalado, la política Título 42 no tiene una base de salud pública legítima. Los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos intentaron terminar con la orden en mayo 2022. Sin embargo, la administración fue inicialmente bloqueada por una orden judicial. Incluso después de que la administración de Biden admitiera públicamente los daños causados por el Título 42 y realizó intentos para terminarla, posteriormente tomó la irracional decisión de expandir la política en octubre para incluir a personas de origen venezolano.  

Los equipos de MSF han tenido que expandir sus operaciones para atender el aumento de las necesidades que esto causó. Miles de personas están viviendo en campamentos improvisados o durmiendo en las calles porque los albergues están rebasados en ciudades y pueblos mexicanos como Reynosa, Matamoros y Ciudad de México. Vemos a madres hijas e hijos rogando por asistencia o sobreviviendo gracias al apoyo de asociaciones civiles y grupos religiosos locales para comer, sin lugar a donde ir y aterrados de poder ser secuestrados o asaltados. 

Desde el comienzo de su presidencia, la administración de Biden ha ejecutado algunas acciones para mejorar el sistema migratorio. Esto ha incluido reducir el número de personas migrantes sin autorización vulnerables a ser arrestadas, detenidas y expulsadas desde dentro de Estados Unidos; levantar algunas barreras para entrar al país, así como algunas barreras que prevenían el acceso a beneficios de migrantes. Donde la administración de Biden ha fallado terriblemente en sus compromisos alrededor de conseguir asilo en la frontera entre Estados Unidos y México. Ha fallado en articular una estrategia fronteriza clara, tomando contradictorias – y en gran medida reactivas – posiciones para responder a los altos niveles migratorios. 

Incluso los días finales del Título 42 están siendo cubiertos de la manera más sensacionalista posible. Imágenes de personas desesperadas caminando hacia la frontera de Estados Unidos en “caravanas migrantes” están siendo enmarcadas como una invasión.

Si bien es verdad que el final del Título 42 probablemente resultará en una afluencia de solicitantes de asilo en ciudades en México y Estados Unidos, los gobiernos en ambos lados de la frontera, así como las agencias internacionales, han tenido bastante tiempo para prepararse apropiadamente. El hecho es que el gobierno de Estados Unidos ha insistido en esta orden de salud pública como herramienta migratoria. Hay una crisis humanitaria en la frontera que está siendo intensificada por la administración de Biden a través de la implementación de políticas punitivas de disuasión. 

La administración de Biden debe, adecuadamente, reformular el proceso de asilo en la frontera para asegurar el tratamiento humano de las personas que buscan seguridad. Cuando el Título 42 llegue a su fin debe de ser reemplazado por políticas que sostengan el derecho a pedir asilo.  

Reportes de que la administración de Biden podría limitar significativamente el número de personas que pueden pedir asilo en la frontera sur de Estados Unidos y reintegrar políticas migratorias de la era de Trump son extremadamente alarmantes. Políticas diseñadas para hacer el trayecto “más difícil” son tanto crueles como contraproducentes y nunca detendrán a personas que huyen de violencia extrema y persecución. Esas políticas tienden a empujar la migración hacia lo subterráneo, empujando a las personas a perseguir rutas más peligrosas y exponiéndolos al crimen organizado y tráfico humano.  

Los equipos de MSF están respondiendo a las necesidades conforme las personas migrantes son expulsadas o deportadas. Los gobiernos de Estados Unidos, México y otros gobiernos en la región deben actuar responsablemente para promover el movimiento seguro de las personas que buscan protección a través de países en los que puedan estar expuestos a violencia y persecución. La administración de Biden debe mantener su promesa de construir un sistema de migración seguro y humano. 

Nuestra petición es simple. Lo que necesitamos es un aumento de humanidad. Para que refugiados y migrantes en México – y en cualquier lado del mundo – sean tratados como humanos, con dignidad y compasión.  

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