Día mundial de la alimentación: hay que mejorar la calidad de la ayuda para combatir la desnutrición

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Médicos Sin Fronteras (MSF) insta a los países donantes a que dejen de suministrar alimentos que no estén adaptados a las necesidades de los niños desnutridos

Médicos Sin Fronteras (MSF) insta a los países donantes a que dejen de suministrar alimentos que no estén adaptados a las necesidades de los niños desnutridos

A menos de dos días para que se celebre el Día Mundial de la Alimentación, que tendrá lugar el sábado 16 de octubre, los principales donantes internacionales de ayuda alimentaria, entre los que se encuentran EEUU, Canadá, Japón, y la Unión Europea, siguen suministrando y subvencionando alimentos de baja calidad nutricional para los países en desarrollo, afirma la organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF).

La desnutrición – una enfermedad prevenible y tratable – afecta a 195 millones de niños en todo el mundo y año tras año es la causa subyacente por la que mueren millones de niños menores de 5 años en todo el planeta.

La desnutrición no es simplemente el resultado de una escasez de alimentos. Los dos primeros años de vida en las personas son especialmente críticos, pues es durante ese periodo de tiempo cuando los niños más necesitan acceder a una dieta rica en proteínas, grasas esenciales, carbohidratos, vitaminas y minerales de calidad. De no ser así, sufrirán problemas de crecimiento y desarrollo, correrán un mayor riesgo de muerte por enfermedades comunes y podrán tener discapacidades que podrían ser de por vida. Y a pesar de todo esto, la mayor parte de la ayuda alimentaria mundial no incluye los ingredientes esenciales para el crecimiento y el desarrollo en la primera infancia.

“Si realmente quieren responder a la desnutrición infantil, los donantes de ayuda alimentaria deben poner las necesidades nutricionales de los niños en el centro de sus políticas”, declara el presidente del Consejo Internacional de MSF, el Dr. Unni Karunakara. La gran mayoría de los programas nutricionales en países en desarrollo que apoya la comunidad internacional se basa casi exclusivamente en el suministro de harinas enriquecidas como la CSB, una mezcla de maíz y soja que no cumple con los estándares internacionales para cubrir las necesidades nutricionales de los niños menores de dos años.

“Alimentos que nunca daríamos a nuestros propios hijos están siendo enviados como ayuda alimentaria para los niños más vulnerables de las zonas más afectadas por la desnutrición en el África Subsahariana y en algunas partes de Asia”, añade el Dr. Karunakara. “Hay que terminar de una vez por todas con este doble rasero”.

Los países que han logrado reducir con éxito la desnutrición en la primera infancia – entre ellos México, Tailandia, EEUU, y muchos países europeos – lo han conseguido a través de programas que aseguran que los bebés y niños más pequeños, incluso de las familias más pobres, tienen acceso a alimentos de calidad como la leche y los huevos. Y a pesar de ello, la ayuda alimentaria internacional no ha incorporado los avances científicos en materia alimentaria para el desarrollo de la infancia. En octubre de 2008, un grupo de expertos en nutrición de la Organización Mundial de la Salud reconoció que la mezcla de cereales CSB era inadecuada para tratar a los niños desnutridos; entre otras cosas porque puede inhibir la absorción de importantes proteínas y de otros nutrientes esenciales para que los niños desnutridos se recuperen.

“A pesar del consenso internacional sobre la composición más adecuada de los alimentos nutricionales para niños desnutridos, los países donantes siguen financiando y suministrando un producto que sabemos que no cumple con este estándar y que no consigue reducir el peligro de muerte por desnutrición”, ha declarado Carlos Ugarte, responsable de la campaña de MSF contra la desnutrición infantil. “Hemos visto enormes avances en las formas de proteger a los niños de la desnutrición y, por esa misma razón, ningún niño debería llegar al borde de la muerte sólo por no tener acceso a los alimentos necesarios para su crecimiento y desarrollo”.

Los equipos médicos de MSF son testigos diarios de la devastación que la desnutrición causa en el mundo; sólo en 2009, la organización médica trató a 250.000 niños con desnutrición aguda en 116 programas establecidos en 34 países.

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