Domiz, Irak: partos seguros para los refugiados sirios

Measles Vaccination in Carnot, IDP camp, CAR

Sólo unas semanas después de abrir sus puertas por primera vez, el 4 de agosto, la unidad de maternidad en el campo de refugiados Domiz, en el norte del Kurdistán iraquí, está llena de mujeres sirias, muchas de ellas a punto de dar a luz. Todas han optado por aprovechar la amplia gama de servicios de maternidad -desde controles prenatales a vacunas postnatales -proporcionados por los miembros del personal, quienes también son refugiados.

Sólo unas semanas después de abrir sus puertas por primera vez, el 4 de agosto, la unidad de maternidad en el campo de refugiados Domiz, en el norte del Kurdistán iraquí, está llena de mujeres sirias, muchas de ellas a punto de dar a luz. Todas han optado por aprovechar la amplia gama de servicios de maternidad -desde controles prenatales a vacunas postnatales -proporcionados por los miembros del personal, quienes también son refugiados.

El Campo de Domiz, que se encuentra a unos 10 km al sur de la ciudad de Dohuk, fue planeado inicialmente para una población de 30.000 personas. Tres años después, alberga el doble de esta cifra, por lo que es ya el mayor campo de refugiados en el Kurdistán iraquí. A medida que los meses han pasado, y con pocas esperanzas de que sus residentes puedan regresar a sus hogares, el campo ha llegado a parecerse a un animado pueblo sirio, con tuktuks (bici-taxis) llevando personas de un lado a otro y tiendas que venden desde shawarma, hasta ordenadores, cortes de pelo o vestidos de novia.

Como los matrimonios y los nacimientos se han multiplicado, y la población del campamento ha crecido, también lo ha hecho la necesidad de una unidad médica dedicada a la maternidad. Se estima que uno de cada cinco habitantes del campamento es una mujer en edad reproductiva, y que 2,100 bebés nacen en el campo cada año.

Como resultado de esto, la organización médica internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) decidió ampliar sus servicios de salud en el campamento, los cuales han estado funcionando durante los últimos dos años.

“Nuestra clínica había estado proporcionando servicios básicos de salud reproductiva, pero las mujeres tenían que hacer el largo camino hasta la ciudad para dar a luz en un hospital que está muy saturado,” dice el Dr. Adrian Guadarrama, jefe del equipo médico de MSF en Domeez. “Pero con la nueva unidad de maternidad en marcha y funcionando, ahora sólo tenemos que referir los partos de alto riesgo a Dohuk, lo que libera mucha de la presión sobre el hospital.”

 

Golestan, una orgullosa madre de tres hijos, está descansando en la cama, su hijo recién nacido, bien envuelto, yace junto a ella. “Yo di a luz en el hospital de Dohuk el año pasado, porque que había complicaciones”, dice “Aquí me han animado a permanecer en cama durante unas horas, las enfermeras revisan mi estado … es como estar de vuelta en Siria, sólo que aquí es gratis”, dice ella.

Ayudar a las mujeres durante el parto es sólo un aspecto de la atención que se ofrece. “Además de ayudar a las mujeres a dar a luz de forma segura, también nos aseguramos de dar un seguimiento adecuado – desde el comienzo del embarazo hasta el final del proceso, a través de consultas postnatales,” dice el Dr. Adrian Guadarrama. “Este enfoque significa que también podemos proporcionar vacunas, ayudar con la lactancia materna y ofrecer consejos de planificación familiar, todos los cuales tienen un gran impacto en el bienestar de las madres y los niños.”

Antes de que la unidad de maternidad abriera, muchas mujeres sirias en Domiz optaban por dar a luz en sus tiendas de campaña en el campamento, en lugar de viajar al hospital de Dohuk. “Llamé a una partera siria para que me ayudara a dar a luz en casa, y todo ha ido bien”, dice Zozan, que ha venido a la nueva unidad en busca de vacunas, siete meses después de dar a luz. “Hubiera sido mejor estar cerca de los médicos: en una tienda de campaña siempre hay un riesgo”, dice ella. Las autoridades locales han dejado de emitir certificados de nacimiento a los bebés que nacen en las casas.

La unidad de maternidad se creó en un tiempo récord, con la ayuda de las autoridades locales de salud. “Todo sucedió muy rápido”, dice el Dr. Adrian. “Presentamos nuestra propuesta, las autoridades la aprobaron de inmediato y luego proporcionaron los materiales de construcción y todo el equipo médico.”

 

La unidad es gestionada por parteras, y muchos de los nuevos empleados han tenido que adaptarse a una manera diferente de trabajar. “El principal reto ha sido encontrar y capacitar a las parteras”, dice la partera de MSF Marguerite Sheriff. “Muchas están acostumbradas a trabajar a la sombra de los médicos. Les he dicho que un día estarían gestionando el lugar y casi no me lo podían creer”.

Marguerite cree que el primer paso es siempre darse el tiempo para examinar a las pacientes y escucharlas. “Hemos estado enseñando a nuestras nuevas parteras un enfoque más holístico de los partos”, dice ella.

El personal tiene una estrecha relación con sus pacientes, ya que la mayoría son refugiados de Siria. “Contamos con el personal sirio, personas que son también refugiadas”, dice el Dr. Adrian. “Nuestro equipo está integrado actualmente por un ginecólogo, nueve parteras y cuatro enfermeras, que son las que proporcionan la atención continua.”

Los promotores de salud han recorrido el campamento para informar a las mujeres acerca de los servicios que se ofrecen, mientras que el boca a boca también ha sido fundamental para atraer a las mujeres a la nueva unidad. Su apertura también apareció en la primera plana del periódico local del campamento. Las mujeres están ahora viajando desde cierta distancia para dar a luz aquí.

 

Ahlam, que se prepara para salir de la unidad con su bebé recién nacido, se ha registrado en el campo de refugiados Gowergosk, a unas dos horas en coche de Dohuk. “He oído por mi cuñada que había parteras sirias y una maternidad nueva”, dice, “así que me mudé aquí hace unas semanas, sólo para poder dar a luz. Una vez me que me sienta más fuerte voy a volver a Gowergosk “.

Ya hay cinco nacimientos cada día en la nueva unidad de maternidad. “Hasta ahora estamos dándonos abasto”, dice el Dr. Adrian, “pero nuestro límite es de siete partos cada día. Dada la gran demanda, ya estamos estudiando la posibilidad de ampliar aún más nuestras actividades”.

Además de la población en crecimiento del campo, la zona de Dohuk también ha visto llegar a un gran número de iraquíes desplazados en las últimas semanas, que huyen del avance de los militantes del Estado Islámico, y el hospital de Dohuk está luchando para hacer frente a una escalada en el número de pacientes. “El Hospital Dohuk ha estado bajo una creciente presión, sobre todo desde la nueva afluencia de miles de personas desplazadas que llegan a la zona”, dice el Dr. Adrian.

Entre las mujeres en la sala de espera ocupada, se encuentra Vian, quien recientemente huyó de su casa en la ciudad iraquí de Sinjar. Llegó a Dohuk después de un angustioso viaje con su marido y sus dos hijos. Con un par de meses de embarazo y sintiéndose enferma, visitó el hospital de Dohuk. “El personal del hospital estaba demasiado abrumado para darme mucha atención,” dice ella, “No sé si voy a dar a luz aquí, ya no sé lo que depara el futuro. No puedo dormir por la noche pensando en todo lo que he dejado atrás”.

Mientras que los servicios de salud de MSF están abiertos a todo el mundo, en la actualidad las únicas personas autorizadas para entrar en el campamento de refugiados de Domiz son los sirios. Pero con la violencia extendiéndose a través de Irak y Siria, y las oleadas de personas que huyen de sus hogares buscando áreas más seguras, el Dr. Adrian espera que MSF pronto sea capaz de apoyar al sistema de salud local, proporcionando atención de maternidad de forma regular a las personas recientemente desplazadas y a la población local, además de a los refugiados sirios que viven en Domiz.

“Sharia, una ciudad llena de desplazados de Sinjar, y está al otro lado de la carretera del campamento de Domiz,” dice el Dr. Adrian. “Estamos proponiendo poner en marcha un sistema de referencia que permita a nuestros médicos implementar clínicas móviles en Sharia, para enviar a las mujeres que lo necesiten a la unidad de maternidad en Domiz.”

Debido a que una crisis sucede a la otra, el nuevo reto para MSF es encontrar formas de prestar servicios que beneficien tanto a los refugiados como a los desplazados internos.

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