El aumento de casos de malaria se suma a la crisis nutricional en Níger

Desde el inicio de la estación de lluvias en julio, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Maradi están atendiendo a un número cada vez mayor de niños con desnutrición severa, agravada por la malaria. Una combinación mortal, ya que ambas enfermedades pueden producir una anemia severa.

Desde el inicio de la estación de lluvias en julio, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Maradi están atendiendo a un número cada vez mayor de niños con desnutrición severa, agravada por la malaria. Una combinación mortal, ya que ambas enfermedades pueden producir una anemia severa.

En el hospital de Guidan Roumji, en la región de Maradi, al sur de Níger, el ir y venir de ambulancias es constante. A lo largo de todo el día, el equipo de MSF ha estado tratando a muchos niños debilitados por la desnutrición y malaria.

En los últimos días, el número de niños admitidos en el hospital ha aumentado de 117 a 430. “Los servicios de cuidados intensivos y pediatría están saturados, con una tasa de ocupación del 200%”, explica Mirko Tommasi, coordinador general de MSF en Níger. “Ya tratábamos a muchos niños desnutridos pero, con el inicio de la estación de lluvias, también se ha producido un pico de los casos de malaria. Casi un 80% de los niños admitidos padecen esta enfermedad”, añade.

Las intensas lluvias que empezaron a caer en julio han destruido algunas cosechas, lo que podría agravar una situación alimentaria ya de por sí desesperada. La falta de comida es algo inevitable en el ‘periodo de escasez’, cuando ya se han acabado las reservas de alimentos de la cosecha de mayo y todavía no se ha recogida la de septiembre. Las lluvias también han provocado la proliferación de los mosquitos transmisores de la malaria. “Los niños con malaria suelen llegar demasiado tarde, en estado comatoso, por la falta de acceso a una atención sanitaria adecuada en sus aldeas”, declara Véronique Van Frachen, coordinadora médica de MSF.

La malaria y la desnutrición forman una combinación mortal. Los niños desnutridos carecen de la fuerza necesaria para combatir la enfermedad y por tanto son más susceptibles a desarrollar malaria severa. Asimismo, un niño desnutrido correrá un riesgo mayor de morir que un niño con un estado nutricional normal. “Una de las razones por las que la malaria causa tantas muertes se debe a que puede provocar anemia severa, igual que la desnutrición”, afirma Véronique.

Los niños desnutridos con malaria severa reciben tratamiento en una unidad de hospitalización para ambas enfermedades. Por un lado, la desnutrición se trata con alimentos terapéuticos preparados. Por otro, los niños reciben un tratamiento a base de artesunato para combatir la malaria severa.

Un ciclo de crisis recurrentes

Cada año, la población de Níger y los niños en especial se enfrentan a crisis alimentarias recurrentes; esta difícil situación ejerce una tremenda presión sobre las comunidades. A menudo la gente apenas se recupera de una crisis alimentaria cuando comienza otra, obligándoles a vender valiosas posesiones y a endeudarse para poder comprar lo bastante para comer.

Para reducir el ciclo de desnutrición y enfermedades asociadas, MSF y el Ministerio de Salud de Níger llevan a cabo actividades preventivas, entre ellas, campañas de vacunación y distribuciones de productos nutricionales específicos y mosquiteras. Desde que empezó el año, más de 150.000 niños con desnutrición aguda severa han sido atendidos de urgencia por distintos agentes humanitarios en todo el país. “Para romper este ciclo de emergencias recurrentes, se necesita una solución a largo plazo, una solución que mejore el acceso a atención sanitaria y a alimentos adecuados para los niños más pequeños”, concluye Mirko Tommasi.

En Níger, MSF lleva a cabo actividades nutricionales y médicas en las regiones de Tahoua, Maradi, Zinder y Agadez. Desde principios de 2012, MSF y sus contrapartes han tratado a más de 50,000 niños con desnutrición aguda y 105,000 casos de malaria.

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