El conflicto en Kivu Norte empuja a decenas de miles de personas a una crisis invisible en Kivu Sur, República Democrática del Congo

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MSF responde en Kivu Sur ante la llegada de miles de personas desplazadas
Personal de MSF y del Ministerio de Salud examinan a pacientes en el centro hospitalario de Numbi, en la provincia de Kivu Sur, al este de la RDC. ©Charly Kasereka/MSF

Más de 80,000 personas han llegado a la zona de salud de Minova en Kivu Sur, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), tras huir del conflicto en la provincia vecina de Kivu Norte. Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) lanzamos una respuesta de emergencia con foco en áreas donde la asistencia humanitaria es inexistente.

Cuando amanece, Rehema moviliza a los niños. No hay tiempo que perder. Les lleva hasta cinco horas caminar desde Numbi hasta Kalungu, una localidad que conecta las tierras bajas del litoral del lago Kivu con la zona montañosa de los Hauts Plateaux.

Uno de los niños carga al bebé Innocent, mientras que Rehema y los otros dos adolescentes cargan las mercancías, generalmente sacos de carbón. Dejan Numbi y avanzan a través de las colinas por caminos embarrados a causa de las fuertes lluvias. Atraviesan pastos verdes con ganado y se cruzan con grupos de mujeres que cargan pesadas cajas de cerveza en sus espaldas sostenidas por cuerdas atadas alrededor de sus frentes.

La localidad comercial de Kalungu se encuentra en un importante cruce de caminos en la región. Numbi, por su parte, está en el corazón de una región aislada donde incluso los motociclistas experimentados tienen dificultades para superar los caminos llenos de baches. Aunque Numbi es un lugar remoto y sus habitantes viven en condición de pobreza, la región es rica en coltán, un mineral metálico esencial para la fabricación de productos electrónicos.

El viaje de ida y vuelta de Numbi a Kalungu dura 10 horas y, al final, Rehema, de 35 años, está exhausta.

“Es muy agotador porque hay muchas colinas empinadas. Cuando llego, me duelen mucho los pies”, dice Rehema, que gana solo 3,000 francos congoleños al día (1,5 dólares estadounidenses) por este trabajo. Con ello cubre el alquiler de la pequeña habitación de adobe en Numbi donde se refugia la familia. Por el techo, cubierto con láminas de plástico, palos y vegetación, se cuela el agua cuando llueve.

“Con el dinero que me sobra, compro maíz”, añade Rehema. “Si aún me queda algo más, compro jabón. Me vuelvo loca pensando que mis hijos pueden pasarse toda la noche sin haber comido”.

Médicos Sin Fronteras responde en Kivu Sur ante la llegada de miles de personas desplazadas
Vista de la ciudad de Kalungu. Desde ahí las personas transportan mercancías pesadas a pie por las colinas durante varios kilómetros hasta Numbi, al este de la RDC. © Igor Barbero/MSF

 

Escalada del conflicto

Rehema llegó a Numbi tras huir de la intensificación del conflicto en la vecina provincia de Kivu Norte, que ha obligado a alrededor de un millón de personas a abandonar sus hogares en el último año. La mayoría se ha refugiado en otras áreas de Kivu Norte, particularmente en las afueras de la capital provincial, Goma, pero desde principios de 2023 unas 80,000 personas también han llegado a Kivu Sur, según las autoridades locales. Alrededor de un tercio de estas personas, como Rehema y su familia, se han refugiado en la zona de los altiplanos o Hauts Plateaux.

“Habíamos oído que había enfrentamientos, pero no pensábamos que llegarían a nuestra localidad natal de Rubaya”, explica Rehema. “Un día de febrero vi a militares bajar por la colina y hubo disparos. No quise esperar a que llegara la violencia. Cientos de personas nos marchamos. No pude llevar nada conmigo, solo a mis cuatro hijos”.

Las personas desplazadas que se refugian en Numbi son en gran medida invisibles para el observador externo. En parte debido a la falta de atención que se presta a esta crisis, pero también porque en su mayoría viven con familias locales o alquilan habitaciones pequeñas, en lugar de vivir en campos o emplazamientos informales. Pero a pesar de su falta de visibilidad, sus necesidades son importantes, mientras que la asistencia humanitaria que se les ha proporcionado hasta ahora ha sido insignificante.

“Las personas desplazadas viven en condiciones extremadamente precarias. Éstas se agravan por la falta de espacio, una higiene inadecuada y un acceso insuficiente a alimentos”, afirma Ulrich Crépin Namfeibona, coordinador de emergencias de MSF en Kivu Sur. “Estos factores en su conjunto les hacen muy vulnerables a las enfermedades”.

 

Camas de hospital atestadas

El hospital de Numbi, que apoyamos actualmente, está saturado de pacientes después de que en las últimas semanas se produjera una explosión de casos de sarampión en la zona de salud de Minova.

Hay tres o incluso cuatro niñas y niños por cama en la mayoría de las habitaciones del hospital, pese a que recientemente se aumentó la capacidad. Además de los pacientes con sarampión, nuestros equipos están viendo un gran número de coinfecciones y un aumento significativo de casos de desnutrición.

MSF responde en Kivu Sur ante la llegada de miles de personas desplazadas
Francine, enfermera de Médicos Sin Fronteras, mide la altura de un niño en el hospital de Numbi, en la RDC. © Charly Kasereka/MSF

 

“Mi hijo menor está enfermo de sarampión. Fue ingresado en el hospital de Numbi hace tres días”, dice Maniriho, de 20 años, quien fue derivado aquí por el centro de salud de Lumbishi, un pueblo a pocos kilómetros de distancia. “Es el tercero de mis hijos en contraer esta enfermedad. Vine porque el servicio es gratuito. Busqué una moto, pero fue imposible encontrar un conductor ya que la carretera está en muy mal estado debido a las fuertes lluvias. Tardé un día en llegar al hospital”.

Maniriho proviene de Masisi en Kivu Norte y llegó a los Hauts Plateaux en marzo, poco después de que mataran a sus padres. Ahora se aloja en una pequeña habitación en el pueblo, junto con su esposo y sus cuatro hijos.

“No recibimos ningún tipo de asistencia, aparte de la que proporciona la iglesia”, asegura. “Creo que será muy complicado regresar a casa pronto debido a la inseguridad”.

Cerca se encuentra Josephine, de 32 años, una viuda con siete hijos de Walikale, en Kivu Norte. Su hijo más pequeño, Valentin, fue diagnosticado con malaria y sarampión. Después de seis días en el hospital, su condición está mejorando y está comenzando a comer nuevamente. “Al principio pensé que era una malaria simple y yo misma le di algunos medicamentos”, explica, “pero no mejoraba, así que vine al hospital”.

Josephine y los niños tardaron alrededor de un mes en llegar a pie a Numbi después de huir de la violencia en Kivu Norte. “Los niños sufrieron mucho, sus piernas estaban hinchadas”, relata. “Por el camino un grupo armado nos lo quitó todo. Ahora todo lo que tengo es lo que llevo puesto. Aquí, Médicos Sin Fronteras proporciona a los pacientes alimentos y jabón. Pero después de que nos den de alta, no tendremos apoyo”, dice en voz baja, entrecortada por las lágrimas.

 

Un ciclo constante de violencia y desplazamiento

El reciente conflicto en Kivu Norte ha agravado un ciclo de violencia y desplazamiento que ha sido casi constante durante las últimas tres décadas en la franja oriental de la RDC. Allí, decenas de grupos armados con diferentes intereses y afiliaciones políticas luchan entre sí, contra o al lado de las fuerzas armadas congoleñas (FARDC), con alianzas que cambian con el tiempo.

MSF responde en Kivu Sur ante la llegada de miles de personas desplazadas
Rehema, de 35 años, es de Rubaya, Masisi, en la provincia de Kivu Norte. Vive con sus cuatro hijos, entre ellos el bebé Innocent, en Numbi, en Kivu del Sur, al este de la RDC. © Igor Barbero/MSF

 

Birandala y Riziki, una pareja en la cincuentena, lo saben muy bien. Durante los últimos 25 años han tenido que huir de su hogar cinco veces, cada vez comenzando desde cero en algún lugar nuevo.

“Cada vez que huimos, siempre hemos tenido que empezar de nuevo desde cero”, dice el esposo, Birandala. “Cuando dejas todo atrás, lo más importante es tener buena salud, alimentación y un lugar donde dormir. A veces hemos pasado varios días sin comida ni agua, hasta tal punto que pensé que me volvería loco. Lo que nos da fuerza es el amor que tenemos el uno por el otro y por nuestros hijos. Si pudiera enviar un mensaje al mundo, sería que necesitamos paz”.

 

Sobre nuestro trabajo

Los equipos de Médicos Sin Fronteras comenzaron a trabajar en Minova en diciembre de 2022 para ayudar a las autoridades sanitarias a responder a una epidemia de cólera. Con la llegada de personas desplazadas de Kivu Norte, desde MSF lanzamos una respuesta de emergencia en la zona de salud de Minova a fines de marzo de 2023, cubriendo las áreas del Litoral y los Hauts Plateaux.

Entre finales de marzo y finales de mayo, nuestros equipos médicos trataron a 2,019 pacientes, en su mayoría niñas y niños con sarampión, desnutrición aguda severa y cólera, en los hospitales de Minova y Numbi. Por otro lado, nuestros equipos de agua y saneamiento han clorado el suministro de agua para que sea potable. También han construido letrinas y duchas, principalmente en sitios que albergan a personas desplazadas en el litoral.

Durante el último año, hemos respondido en varios lugares a las necesidades médicas y humanitarias de las personas desplazadas que han huido de la escalada del conflicto en Kivu Norte.

MSF responde en Kivu Sur ante la llegada de miles de personas desplazadas
Un equipo de MSF intentando sacar una moto del barro para continuar el viaje por las Hauts Plateaux de la zona de salud de Minova, en la provincia de Kivu Sur, al este de la RDC. © Igor Barbero/MSF
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