El largo camino hacia la recuperación de los niños heridos de guerra en Gaza 

El 14 de febrero de 2024, un ataque aéreo israelí destruyó la casa de Karam en Gaza, matando a todos los integrantes de su familia. Excepto a su hermana de siete años, y a su padre. Karam resultó gravemente herido con quemaduras en toda la cara y el cuerpo.  

Karam, de 17 años durante una sesión de fisioterapia en el hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán.
Karam, de 17 años durante una sesión de fisioterapia en el hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán, Jordania, el 27 de agosto de 2024. © Moises Saman

A medida que el sol entra por la pequeña ventana de la estéril habitación del hospital, cálidas líneas naranjas caen a un lado de la cara de Karam, un chico de 17 años, resaltando las cicatrices blancas en su mejilla izquierda. Mientras se levanta lentamente para sentarse en el hospital dirigido por Médicos Sin Fronteras (MSF) en Amán, Jordania, usa su mano derecha para atar un largo pedazo de plástico del color de la piel en la parte superior de su brazo izquierdo. 

“Había oído que, cuando mueres, todavía puedes escuchar las voces de las personas que te entierran, que puedes escuchar sus oraciones y sus pasos mientras se alejan de tu lugar de descanso final”, dice Karam.  

“En la ambulancia, podía sentir los baches del camino, pero no podía abrir los ojos. Todavía podía oír voces, así que tenía miedo, miedo de que tal vez ya estuviera muerto”. 

 El 14 de febrero de 2024, un ataque aéreo israelí destruyó la casa de Karam en Gaza Palestina, matando a todos los integrantes de su familia. Excepto a su hermana de siete años, Ghina, y a su padre, Ziad. Karam resultó gravemente herido y terminó con quemaduras en toda la cara y el cuerpo.  

Ese día, el hospital de Al-Aqsa se vio desbordado por las víctimas tras el bombardeo del campo de Nuseirat, en el centro de Gaza, por parte de las fuerzas israelíes. Cuando Karam llegó al hospital, el equipo de urgencias intentó reanimarlo, pero sin éxito.   

Una hora más tarde, el tío de Karam, que trabajaba como enfermero en el hospital de Al-Aqsa, entró en la sala de urgencias y se dio cuenta de que su sobrino seguía respirando. Llevó a Karam de urgencia al quirófano, donde el personal de MSF le realizó respiración cardiovascular y una cirugía de urgencia que le salvó la vida. 

 

Karam, de 17 años durante una sesión de fisioterapia en el hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán.
Karam durante una sesión de fisioterapia en el hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán, Jordania. 27 de agosto de 2024. © Moisés Saman

 

Su padre Ziad es psicólogo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Trabajaba en un centro de acogida cuando su casa en Nuseirat fue alcanzada.  

“Cuando me enteré del ataque, corrí a Al-Aqsa, ya que mi vecino me había dicho que Ghina y Karam habían sido llevados allí”, dice Ziad. “Llegué a la sala de emergencias y había cuerpos por todas partes, por todo el piso. Encontré a mi hija, Ghina. Tenía quemaduras de primer grado en la cara, los hombros y la espalda”.   

El impacto de la bomba lanzada sobre la casa de Ziad fue tan profundo que los restos de la casa fueron succionados por el suelo. La bomba mató a 13 miembros de la familia de Ziad, entre ellos su esposa, su hijo menor Mohammed y su hijo mayor Tareq, que se habían quedado atrapados en Gaza debido a la guerra mientras estaban de visita desde Rusia, donde estudiaba odontología.   

 

Karam se mira al espejo mientras realiza sus ejercicios de fisioterapia.
Karam durante su sesión de fisioterapia en el hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán, Jordania. © Moises Saman

  

Después de estabilizar a Karam, Médicos Sin Fronteras y el personal del Ministerio de Salud en el hospital de Al-Aqsa realizaron seis rondas de cirugía plástica en el cuerpo gravemente quemado de Karam. Estuvo en coma por siete días. 

 

Cuando llevaron a Karam a la sala de emergencias, no me di cuenta de que era mi hijo. No tenía rasgos humanos. Su cuerpo estaba completamente calcinado. – Ziad, el padre de Karam

 

Más tarde, Karam fue evacuado al hospital flotante emiratí en Al-Arish, Egipto, antes de ser trasladado en avión al hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán. Donde actualmente está recibiendo rehabilitación integral, junto con su hermana y otros pacientes que han sido evacuados médicamente de Gaza.  

 

Miles de personas necesitan atención médica especializada y están atrapadas en Gaza 

El pequeño número de pacientes de Gaza que reciben rehabilitación vital en el hospital de MSF en Amán es apenas una gota en la superficie del profundo océano de necesidades existentes en toda la Franja de Gaza.  

“Por nuestra experiencia en el hospital de cirugía reconstructiva de Amán –donde hemos tratado a personas con heridas de guerra de la región durante casi 20 años–, sabemos que normalmente hasta el cuatro por ciento de las personas que sufren heridas de guerra necesitarán cirugía reconstructiva”, dice Moeen Mahmood Shaief, jefe de misión de MSF en Jordania. 

“En el caso de Gaza, estamos hablando de casi 100,000 personas que han resultado heridas desde el 7 de octubre. Por lo que estamos hablando de hasta 4,000 personas en Gaza que necesitan cirugía reconstructiva y rehabilitación integral”, dice. 

Según la Organización Mundial de la Salud, 41,000 personas han sido asesinadas en Gaza en los casi 12 meses transcurridos desde que comenzó la guerra el 7 de octubre de 2023, y 95,000 personas han resultado heridas. De ellas, al menos 14,000 necesitan una evacuación médica. 

Desde el 7 de octubre de 2023, en Gaza, según la Organización Mundial de la Salud, estas han sido las consecuencias de la guerra contra el pueblo palestino: 

Cifras según la Organización Mundial de la Salud en Gaza, desde el 7 de octubre de 2023

 Sin embargo, el proceso que permite derivar a un paciente herido al extranjero para que reciba atención es largo y complicado. Los criterios de las autoridades israelíes para aprobar las solicitudes no están claros, y los pacientes a menudo tienen que esperar meses para recibir una respuesta. Casi el 60% de las solicitudes de evacuación médica desde Gaza son rechazadas, según la Organización Mundial de la Salud. Esto incluye solicitudes para evacuar a los niños y niñas heridas y a sus cuidadores, según MSF. 

“De los ocho casos para los que solicitamos la evacuación médica en agosto, solo tres fueron aprobados por las autoridades israelíes con sus cuidadores”, dice el Dr. Hani Isleem, coordinador del proyecto de MSF para las evacuaciones médicas en Gaza. 

“Volveremos a postular para el próximo lote, pero está 100 por ciento claro que no aprobarán a todos los pacientes. Tal vez desconfían de permitir que los adultos salgan de la Franja de Gaza, pero incluso esa sospecha no puede explicar la negativa a evacuar a los niños y niñas”, concluye. 

Desde Médicos Sin Fronteras llamamos a las autoridades israelíes a que garanticen la evacuación médica de la población palestina que necesita atención médica especializada, incluidos sus cuidadores, y a que otros Estados reciban y faciliten el tratamiento fuera de Gaza, al tiempo que garantizan que todos los pacientes y sus cuidadores tengan garantizado un retorno seguro, voluntario y digno a Gaza. 

 

Hazem (centro), camina junto a su madre Eman (izquierda) y su hermana Deema (derecha) en el pasillo del hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán.
Hazem (centro), de ocho años, camina junto a su madre Eman (izquierda) y su hermana Deema (derecha) en el pasillo del hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán, Jordania, el 27 de agosto de 2024. © Moises Saman

 

Deema y Hazem 

Deema, de 11 años, y su familia se refugiaban en su casa en la ciudad de Gaza cuando la casa de su vecino fue alcanzada por un ataque aéreo el 10 de octubre de 2023. Se encontraba en el cuarto piso, sosteniendo a su sobrino bebé en sus brazos, cuando el edificio se derrumbó a su alrededor. Entonces, cayó cuatro pisos hasta llegar a la planta baja.  

“Estaba completamente oscuro bajo los escombros”, dice Deema. “No podía abrir los ojos y apenas podía respirar. No podía oír a nadie y no podía hablar, había polvo y piedras cubriendo mi cara. Estaba convencida de que iba a morir”.  

“Logré mover mi mano debajo de los escombros y usé un cable para indicarle a la gente que estaba allí. Recuerdo que escuché voces, y sentí aire en mi pierna, y pronto la gente me estaba sacando y me llevaba corriendo a la ambulancia. Hasta el día de hoy, no han encontrado a mi sobrino”. 

Setenta y cinco personas murieron en el ataque, incluido el hermano de Deema, Hamza, de 14 años.  Su hermano menor, Hazem, había estado jugando al fútbol al aire libre y también resultó gravemente herido cuando el edificio se derrumbó. Después de que el polvo se asentó y los equipos de rescate llegaron al lugar, Deema y Hazem fueron trasladados de urgencia al hospital Al-Shifa, donde recibieron atención médica de emergencia.  

Debido a los incesantes bombardeos de la ciudad de Gaza, Deema, Hazem y su madre, Eman, permanecieron en el hospital Al-Shifa durante seis meses. Comiendo, durmiendo y recibiendo atención allí, junto con miles de otros palestinos que se refugiaban dentro del hospital.  

El 18 de marzo de 2024, las fuerzas israelíes rodearon el hospital, obligando a huir a los miles de personas que se encontraban en su interior. En el caos de la evacuación, Deema se separó de su madre y Hazem, quienes se vieron obligadas a mudarse al sur. Mientras tanto, Deema logró reunirse con su padre y se refugió con él en la escuela Asma’a en la ciudad de Gaza, donde permanecieron durante 45 días.  

 

Hazem, de 8 años, juega en el hospital de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán, Jordania, donde recibe atención médica tras resultar herido durante un ataque aéreo en Gaza.

 

“Nos quedamos en un aula con unas 50 familias”, dice Deema. “Casi no teníamos comida ni agua, y no había electricidad ni gas, así que tuvimos que encender fuegos. Me rompí el hombro y no podía moverlo en absoluto y apenas podía caminar en ese momento”. 

“No podía mover el tobillo ni el brazo cuando llegué por primera vez a Jordania, pero con la ayuda de la cirugía y la fisioterapia puedo mover ambos de nuevo”. 
 
A principios de mayo, Deema pudo, por fin, viajar al sur de Gaza, donde se reunió con su madre y Hazem en Rafah. Una semana después fueron evacuadas médicamente. Primero hacia Egipto y luego al hospital de MSF en Amán, donde Deema y Hazem continúan recibiendo apoyo en cirugía reconstructiva, fisioterapia y salud mental.  

Deema sufrió fracturas en el fémur y el hombro derechos, así como una herida abierta en la frente, como consecuencia del ataque a su casa. En Amán, trabaja a diario con el equipo de fisioterapia de MSF para animar a sus huesos fracturados a sanar antes de que le puedan retirar el fijador externo de la pierna. Con el tiempo, espera poder recuperar la función completa de sus extremidades. 

“No podía mover el tobillo ni el brazo cuando llegué a Jordania, pero con la ayuda de la cirugía y la fisioterapia puedo volver a moverlos”, dice Deema. “Pero es difícil para mí pensar en el futuro mientras haya guerra en Gaza”.  

 

Dima, de 11 años (izquierda), durante una sesión de fisioterapia en el Hospital de Cirugía Reconstructiva de MSF en Ammán, Jordania.
Dima, de 11 años (izquierda), durante una sesión de fisioterapia en el Hospital de Cirugía Reconstructiva de MSF en Ammán, Jordania. © Moises Saman

 

El impacto en la salud mental de adultos y niños heridos de guerra en Gaza 

Los equipos de salud mental de MSF que tratan a los pacientes en el hospital de Amán han observado que, antes del inicio de la guerra, los palestinos de Gaza ya sufrían de depresión y frustración. A menudo relacionadas con el desempleo, la pobreza y las altas tasas de adicción, así como con discapacidades y amputaciones causadas por guerras anteriores. Sin embargo, desde el 7 de octubre, la salud mental de los habitantes de Gaza se ha deteriorado drásticamente.   

“Muchos de los pacientes que vienen de Gaza al hospital de Amán no solo experimentan un trastorno de estrés postraumático, sino incluso un síndrome de estrés agudo”, dice el Dr. Ahmad Mahmoud Al Salem, psiquiatra de MSF en el hospital de Ammán. “Esto significa que los pacientes suelen tener muchas pesadillas y muchos flashbacks, así como un bajo estado de ánimo, insomnio y evitación de toda memoria”. 

Muchos palestinos en Gaza han atestiguado la destrucción de sus hogares y el asesinato de sus familias. La mayoría ha sufrido lesiones que les han cambiado la vida. Además de eso, constantemente se enteran de la pérdida de más familiares y amigos.  

 

Este no es un trauma normal. Esta es una catástrofe enorme y atormentadora… Dr. Al Salem, psiquiatra del hospital de Ammán 

 

El equipo de salud mental del hospital de MSF en Amán proporciona a los pacientes que han sufrido un trauma agudo una terapia integral. A los niños y niñas se les ofrece apoyo psicológico individual, así como actividades educativas y terapia ocupacional, para ayudarles a sentirse más empoderados. Los casos más graves se derivan al Dr. Al Salem para recibir apoyo psiquiátrico y medicación.   

Según el doctor Al Salem, los adolescentes son particularmente vulnerables al estrés agudo y a las lesiones que les han cambiado la vida.  

  

“Los adolescentes pueden sufrir una verdadera miseria, ya que están empezando a formar su personalidad y su identidad”, dice. “Están empezando a entender su lugar en el mundo y se preguntan: ‘¿Seré productivo algún día, seré atractivo, podré ganar dinero?'”.  

Según el Dr. Al Salem, los pacientes adolescentes que han sufrido heridas horribles que les han cambiado la vida necesitarán psicoterapia a largo plazo. No solo necesitarán apoyo para lidiar con los recuerdos dolorosos y el trauma mental, sino que también necesitarán ayuda para reconstruir su sentido de autoestima y aprender a vivir con una discapacidad.  

“Estos niños necesitan apoyo para reconstruir sus memorias y su autoestima”, dice el Dr. Al Salem. “Tratamos de trabajar con ellos para empoderarlos a través de la terapia ocupacional y mostrándoles que pueden crecer y recuperarse. Pero lleva tiempo”.  

 

Un segundo a la vez 

Para los jóvenes pacientes palestinos en el hospital de MSF en Amán, el futuro sigue siendo oscuro e incierto. Todavía no hay un lugar seguro en Gaza, y aunque es posible que puedan regresar físicamente a Gaza en algún momento, las perspectivas son sombrías. Todos han perdido a familiares, así como sus hogares y sus escuelas. 

Deema quiere volver a la escuela y ver a su familia, pero no hasta que la guerra termine y Gaza haya sido reconstruida.  

“Solo desearía poder volver a la escuela y terminar mis estudios, y luego me gustaría convertirme en ingeniera”, dice Deema.

Desearía que Gaza pudiera volver a ser como antes. No queremos ser desplazados o expulsados, solo queremos volver a nuestras vidas de antes de la guerra.   

 

Cinco meses después del catastrófico ataque a su casa, Karam ha vuelto a caminar. Puede mover su brazo izquierdo y su ojo, del mismo lado, se está reabriendo lentamente. La recuperación de Karam es casi milagrosa teniendo en cuenta que el personal médico del hospital de Al-Aqsa lo creyó muerto en un principio.  

Hoy, Karam sonríe mientras se quita las muletas en el departamento de fisioterapia y se sostiene de las barras estabilizadoras paralelas para dar unos pasos hacia adelante. Antes de la guerra había querido ser dentista, como su hermano mayor Tareq. Pero desde que resultó herido, no está seguro de si esto será posible.   

“Estoy dando un paso a la vez”, dice Karam. “Si la guerra termina, si Dios quiere, volveremos a Gaza. Es mi país, es donde pasé toda mi vida. Mis amigos están ahí. Pero por ahora, estoy aquí y quiero mejorar, un segundo a la vez”. 

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