¿Es esta la Europa a la que vinimos?

Trapped in Moria

Fatima* habló con MSF sobre las razones por las que tuvo que huir de su hogar en Irak, y cómo vivir en el campo de Moria, en la isla griega de Lesbos, ha causado que su hija desarrolle pensamientos suicidas.

Fatima* habló con MSF sobre las razones por las que tuvo que huir de su hogar en Irak, y cómo vivir en el campo de Moria, en la isla griega de Lesbos, ha causado que su hija desarrolle pensamientos suicidas.

“Tuve que dejar Irak y escapar de Turquía con mis dos hijas, porque mi esposo nos golpeaba. Me rompió el hombro. Abusaba de nosotras en formas que no puedes imaginarte.

Quería que las niñas se casaran. Nos pegaba e impidió que las niñas fueran a la escuela. Les arrancó las uñas.

Tomamos un avión hacia Turquía para escapar, pero un amigo me dijo que mi familia y esposo me estaban buscando, por lo que tuvimos que seguir avanzando. Finalmente atravesamos el mar y llegamos a Lesbos, Grecia, dónde nos acomodaron en una tienda de campaña. Después de un tiempo me enfermé, entonces me movieron a un contenedor con otras ocho familias. Ahora somos 28 personas compartiendo el contenedor. Es muy pequeño y ruidoso, no podemos asearnos adecuadamente ya que no tenemos suficientes productos de limpieza. En el campo no nos tratan bien y padecemos desnutrición. Hay escasez de comida y por eso las niñas se desmayan con frecuencia.

Aquí en el campo no tenemos protección. Hace cuatro semanas un hombre atacó a mi hija mayor. Ella sólo tiene 17 años. La policía lo vio y no hizo nada. Le pedí muchas veces al ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, UNHCR por sus siglas en inglés) y a la administración del campo que nos sacaran de este lugar, pero aún no lo han hecho. Desde que llegamos aquí, no encontramos protección. No hay escuelas para las niñas, no hay nada. ¿Es esta la Europa a la que venimos?

Aquí vivimos con miedo, no nos sentimos seguras. Mi hija menor sólo tiene 14 años y siempre carga un cuchillo, dice que se lastimará. Llora mucho. También ha tenido peleas violentas con su hermana. Esto comenzó desde que estamos en Moria.

Se volvió así desde que llegamos. Casi no habla, no quiere ir a la escuela y es muy violenta. Se enoja fácilmente. Ni siquiera quiere hablar con nosotras.

Después de los primeros diez días en Moria, se tomó un paquete de pastillas. Tuvo una pelea con su hermana y yo pienso: huimos de Irak y venimos aquí para encontrar la misma situación. ¿Quién va a protegernos?

Dos veces he encontrado un cuchillo debajo de su almohada. Tiene miedo de la situación en el campo. Cuando la dejo sola, siempre la veo llorando y cabizbaja. Como madre estoy cansada de tratar de proteger a mis hijas porque realmente no puedo hacerlo. Esperaba que todo estuviera bien pero no encontramos nada. No hay seguridad, no hay protección, no hay educación.

Desde que llegué a la isla ya no tengo esperanza. Vinimos por un mejor futuro, pero no encontramos protección, ni seguridad, entonces ¿qué futuro debería esperar para mis hijas? Nuestra situación en Irak era la misma que aquí. Estoy muy cansada. Nuestra siguiente entrevista para solicitar asilo es en febrero del próximo año. No puedo quedarme aquí hasta febrero. A veces incluso pienso en terminar con mi vida”.

*Se cambió el nombre del paciente para proteger su identidad.

 

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