Gaza: fisioterapia para mejorar las vidas de los pacientes durante la guerra

Nuestro compañero Abed al Hamid, responsable de actividades de fisioterapia en el hospital Nasser de Jan Yunis, recuerda la historia de un niño que había perdido una pierna y un brazo.

Ali Al Farra sentado junto a su hijo Mohammad Ali al Fara, de 3 años.
Ali Al Farra sentado junto a su hijo Mohammad Ali al Fara, de 3 años. © Nour Alsaqqa

Con el fin de mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes durante la guerra en Gaza, nuestro equipo de fisioterapeutas tuvo que recurrir a alternativas locales para brindar servicios de rehabilitación y así lidiar con el bloqueo israelí y a la falta de suministros médicos durante meses. Nuestro compañero Abed al Hamid Qaradaya, responsable de actividades de fisioterapia recuerda especialmente la historia de un niño que perdió una pierna y un brazo.

 

Por Abed al Hamid Qaradaya, nuestro responsable de actividades de fisioterapia en el hospital Nasser de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.

“Durante los 15 meses de guerra en Gaza, nuestro equipo se ha enfrentado a muchos retos y se han visto desplazado de varios lugares debido a la inseguridad y a las ofensivas israelíes, desde Ciudad de Gaza hasta Jan Yunis y luego Rafah. Desde mayo de 2024, estamos de vuelta en Jan Yunis, apoyando al hospital Nasser, en el sur de Gaza.

Debido a este desplazamiento continuo, actualmente trabajamos en una tienda de campaña, ya no en un centro de fisioterapia equipado. Hemos tenido que adaptarnos a un nuevo modelo de atención que se centra en la funcionalidad. El objetivo es mejorar la calidad de vida del paciente a pesar del difícil entorno de guerra.

Un paciente con quemaduras realiza una actividad de rehabilitación en el departamento de fisioterapia del hospital Nasser de Jan Yunis, en la Franja de Gaza. © Nour Alsaqqa/MSF
Un paciente con quemaduras realiza una actividad de rehabilitación en el departamento de fisioterapia del hospital Nasser de Jan Yunis, en la Franja de Gaza. © Nour Alsaqqa/MSF

Vemos a más de 100 pacientes diarios en el servicio de rehabilitación

En los últimos meses, nos hemos adpatado a la situación. Vemos a más de 100 pacientes diarios en el servicio de rehabilitación, a los que hacemos seguimiento en el hospital. Las lesiones que vemos son difíciles de tratar por su particularidad; por ejemplo, son amputaciones dobles o ciertos tipos de fracturas que afectan a varias partes del cuerpo.

En general, los servicios de rehabilitación son caros y requieren mucho espacio y herramientas como máquinas eléctricas, aparatos de gimnasia y sillas de ruedas. Debido al bloqueo israelí y a la falta de suministros médicos que han entrado en la Franja de Gaza, empezamos a brindar estos servicios utilizando alternativas locales a estas herramientas.

Por ejemplo, nos enfrentábamos a una enorme escasez de muletas. Nuestros pacientes no podían andar y no sabíamos qué hacer. Se nos ocurrió diseñar las muletas con las mismas medidas estándar en cualquier tienda. Así que empezamos a fabricarlas con materiales disponibles localmente, como madera y metal.

Un experimento exitoso

Dibujamos un plan rápido para su diseño, con tamaños específicos y lo enviamos a varias carpinterías locales que aún tenían madera. Probamos varios prototipos con nuestros pacientes, modificándolos hasta dar con la forma definitiva. Fue un experimento exitoso. Diseñamos más de 500 muletas durante la guerra y las distribuimos entre nuestros pacientes. Les ayudaron mucho. Compartimos nuestro éxito con otras organizaciones médicas, que también adoptaron las muletas para sus pacientes.

Una de las historias más conmovedoras que presenciamos durante la guerra fue la de un niño que perdió la pierna derecha y el brazo izquierdo. Llevaba mucho tiempo sentado en una silla de ruedas y no podía moverse. No teníamos una silla de ruedas adecuada para él, así que decidimos diseñar un par de muletas específicas para él. Empezamos a ajustárselas y le atamos las muletas a la mano con cosas sencillas como plásticos, cuerdas o cinta adhesiva. Se las atamos a la mano y con este soporte pudo volver a andar.

Fue como si volviera a la vida. Recuerdo sus lágrimas. Fue un día histórico para él y su familia. Todos lloraban porque su hijo podía volver a andar. Otra escasez crítica a la que nos enfrentábamos eran las prendas de compresión que utilizábamos mucho antes de la guerra para la rehabilitación de pacientes quemados.

Abed Elhameed Qaradaya haciendo el seguimiento con pacientes y personal en departamento de fisioterapia en el Hospital Nasser en Gaza.©Nour Alsaqqa/MSF
Abed Elhameed Qaradaya haciendo el seguimiento con pacientes y personal en departamento de fisioterapia en el Hospital Nasser en Gaza.©Nour Alsaqqa/MSF

 

Incertidumbre por el futuro

Si los tejidos quemados no se tratan con presión, empiezan a arrugarse y causan graves deformidades en las articulaciones. Como no podíamos recibir estas prendas específicas en cantidad suficiente, decidimos contratar a un sastre y le proporcionamos una máquina de coser para poder ayudar a los pacientes con prendas de presión “caseras”.

Hemos proporcionado más de 400 prendas de presión a pacientes quemados desde que empezó la guerra.

Cuando se anunció el alto al fuego en Gaza, me invadieron varios sentimientos. Me asusta la incertidumbre del futuro y cómo será. No podré olvidar lo vivido durante la guerra y sé con certeza que algunos de nuestros pacientes seguirán sufriendo durante años. Nunca hubiera imaginado lo importante que sería mi papel como trabajador sanitario en esta guerra.

Cada paso que damos marca la diferencia. Gran parte del trabajo que hacíamos se veía como un milagro para los pacientes. A pesar de las difíciles heridas que tienen, veo que los pacientes mejoran y se recuperan con la poca esperanza que les damos. Nuestros equipos en Gaza brindan fisioterapia y rehabilitación desde 2007, y terapia ocupacional desde 2015, a pacientes que han sufrido heridas de guerra y violencia”.

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