Gestionamos clínicas móviles cerca de la línea del frente en Ucrania

MSF continúa brindando atención en Ucrania
Rita Dmitrenko, 61 años. De Kobzartsi, provincia de Mykolaiv. En esta antigua ciudad de primera línea, MSF apoyó durante semanas el único puesto de salud. © Nuria López Torres

“Hace unos seis meses, todo fue bombardeado: el centro médico, la farmacia y toda la infraestructura quedó destruida… pero no fue el final”, afirma Liudmyla Karatsiuba. “Construimos casas, fortalecimos nuestra comunidad”.

Liudmyla reside cerca de Kupiansk, una de las zonas más volátiles de la línea del frente de Ucrania, en el noreste del país. 

Después de que las fuerzas ucranianas retomaran parcialmente la región de Járkiv en septiembre de 2022 y de que la línea del frente se alejara de Kupiansk, uno de nuestros equipos médicos llegó a la aldea de Liudmyla para brindar tratamiento médico. El bombardeo no había dejado edificios públicos para que el equipo estableciera una clínica, por lo que Liudmyla aceptó dejar que MSF usáramos su casa. Desde allí brindamos consultas médicas y psicológicas a personas de toda la comunidad.

“Aún sigo los consejos de los psicólogos de MSF y enseño a mis vecinos el ejercicio de respiración para lograr calma y equilibrio”, dice Liudmyla. “Me ha ayudado a enfocarme en ser útil a los 75 años. Actualmente, me dedico a la agricultura y la cría de conejos”.

El ejercicio de respiración al que se refiere Liudmyla es una técnica sencilla que se utiliza para aliviar el estrés y la ansiedad. Los equipos móviles que MSF tenemos en Ucrania han compartido estos ejercicios porque son fáciles de transmitir a otras personas y forman parte de su trabajo para tratar y elevar la atención de salud mental. Los mismos equipos trabajaron con la comunidad de Liudmyla para reconstruir el único centro médico local, al que ahora han regresado los trabajadores del Ministerio de Salud. 

“Nuestro centro médico ahora entre los ciudadanos lo llaman ‘museo’, porque es muy nuevo. Ahora hay un lugar a dónde ir cuando necesitamos tratamiento o medicamentos“, afirma Liudmyla. 

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Rita Dmitrenko, 61 años. De Kobzartsi, provincia de Mykolaiv. © Nuria López Torres

 

Liudmyla es un ejemplo común de los tipos de pacientes que atendemos en MSF. Desde la enorme escalada de la guerra en febrero de 2022, hemos dirigido clínicas móviles en las regiones cercanas. “La mayoría de nuestros pacientes han sido mujeres mayores de 60 años, muchas de ellas con enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes”, Maksym Zharikov, coordinador médico adjunto de MSF en Ucrania.  

“Si bien algunos fueron evacuados, otros no pudieron irse o decidieron permanecer en sus comunidades. Es urgente brindar servicios médicos a los pacientes que residen a 20 o 30 kilómetros de la línea del frente”. Esto ha sido una constante desde que comenzó la guerra en 2014. Las aldeas cercanas a la línea del frente disminuyen, con menos suministros en los mercados y centros médicos, y menos gente. Sin embargo, tras la escalada de la guerra, hoy cerca de 10 millones de personas se encuentran desplazadas, ya sea dentro de Ucrania o como refugiados en el extranjero. 

Organizaciones como Médicos Sin Fronteras hemos apoyado a algunas de las comunidades con suministros, atención médica y reconstrucción. Sin embargo, lo más frecuente es que sean las propias comunidades, con la ayuda de organizaciones locales de voluntarios, las que lleven a cabo este trabajo. En los últimos dos años, se ha vuelto cada vez más difícil llegar a zonas aisladas por los combates o porque se encuentra cerca de las líneas del frente. 

Actualmente, gestionamos clínicas móviles en 100 ciudades y pueblos diferentes cerca de la línea del frente en las regiones de Donetsk, Járkiv y Jersón. Estas clínicas se componen, normalmente, por un terapeuta, un psicólogo, un médico y un trabajador social. 

 

Apoyo psicológico durante la guerra en Ucrania 

“Me doy cuenta de que mi hijo menor, Vania, necesita ahora más cuidados y atención”, dice Olena Beda. “A menudo pide que lo abracen y me pregunta ¿cuánto lo amo?”. 

Olena, la madre de Vania, de 9 años, lleva más de un año viviendo en un refugio para personas desplazadas en la región de Kirovohrad con sus dos hijos después de huir de la guerra en la región de Donetsk. Aunque se asentaron en una zona relativamente alejada de las líneas del frente, los drones y los misiles se han convertido en una parte de sus vidas en los últimos dos años. Vania empezó a tener problemas para dormir, especialmente después del bombardeo. Después de que un equipo psicológico de MSF comenzara a realizar sesiones de juego grupales para las niñas y niños del refugio, Olena sintió que la ansiedad de Vania estaba disminuyendo. Pudo volver a la escuela e hizo nuevos amigos. 

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La psicóloga de MSF, abraza a Antonina Sakhnovska cuando llora al recordar a su esposo, que murió en la guerra. © Nuria López Torres

 

“Sin embargo, los ruidos fuertes y las conversaciones repentinas sobre la guerra pueden provocar un cambio repentino en su estado”, explica Olena. 

En los últimos dos años en Ucrania, Médicos Sin Fronteras hemos realizado 26,324 consultas psicológicas individuales. En los centros de acogida para población internamente desplazada, el grupo principal de pacientes está formado por madres con hijos e hijas. 

“Al inicio de la escalada, observamos síntomas en los niños como ansiedad, ataques de pánico y miedo”, explica Alisa Kushnirova, psicóloga de MSF. “Sin embargo, ahora nos damos cuenta de que los niños han comenzado a percibir la situación anormal como normal: se han adaptado al sonido de las explosiones, aunque todavía observamos reacciones de ansiedad”. 

Nuestros equipos brindan apoyo psicológico a las familias, incluyendo personas adultas. La salud mental de ellos es clave para mantener un ambiente psicológico positivo dentro de la familia, ya que la condición de los padres a menudo se refleja en las niñas y niños. 

 

Evacuaciones de emergencia y rehabilitación física temprana de MSF 

“El 18 de abril de 2023 perdí la pierna”, dice Tetiana Doloza. “El mercado donde trabajaba como vendedora en la ciudad de Ukrainsk, en la región de Donetsk, fue alcanzado por misiles y quedé gravemente herida”. 

Han pasado 10 meses desde que Tetiana perdió su pierna. Hoy, camina por Kiev con confianza, apoyándose en una prótesis y muletas. Fue evacuada a un hospital y transportada en un tren médico de MSF a Leópolis, donde médicos y fisioterapeutas le colocaron una prótesis. 

“Cuando el equipo médico de MSF me llevaron al hospital del oeste del país, me sentí perdida. No sabía cómo afrontaría una amputación”, afirma Tetiana. “Ahora, con una prótesis, vivo en Kiev con mi hijo y, a mis 72 años, estoy feliz de haber sobrevivido”. 

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Svesova es la directora del hospital de Trostianets, en el noreste de Ucrania, cerca de la frontera con Rusia. © Nuria López Torres

 

“Entre marzo de 2022 y diciembre de 2023, el tren medicalizado de MSF transportó a 3,808 pacientes, de los cuales 310 se encontraban en estado crítico”, afirma Albina Zharkova, coordinadora del proyecto de MSF. “En 2022 y principios de 2023, el tren de evacuación fue esencial para derivar a las personas a lugares y hospitales más seguros para recibir tratamiento. Ahora las necesidades han cambiado y nuestras ambulancias son las que realizan los traslados más cortos”. 

Actualmente, debido a un cambio en la dinámica de guerra, los pacientes permanecen en el este de Ucrania, en lugar de ser remitidos al oeste. Gestionamos 15 ambulancias que derivan heridos por los bombardeos o a los pacientes con enfermedades crónicas a instalaciones médicas más alejadas del frente. 

La atención internacional por la guerra en Ucrania ha disminuido, sin embargo, los enfrentamientos siguen siendo tan devastadores como siempre. De 2014 a 2022, más de 14,000 personas fueron asesinadas. Desde febrero de 2022 esta cifra se multiplicó, con cientos de miles de personas heridas física y psicológicamente y casi 10 millones de personas desplazadas. 

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