Haití: La inseguridad es insoportable en Puerto Príncipe

La capital de Haití se encuentra en un estado de alta tensión mientras los grupos armados se disputan el poder en toda la ciudad y desafían al gobierno. La crisis económica y política se ha agravado desde aproximadamente mediados de 2018, y la violencia y la inseguridad están generalizadas. El asesinato del presidente en julio de 2021 solo acentuó la inestabilidad de la situación.

La capital de Haití se encuentra en un estado de alta tensión mientras los grupos armados se disputan el poder en toda la ciudad y desafían al gobierno. La crisis económica y política se ha agravado desde aproximadamente mediados de 2018, y la violencia y la inseguridad están generalizadas. El asesinato del presidente en julio de 2021 solo acentuó la inestabilidad de la situación.
 
Los enfrentamientos armados y los ataques a los barrios han continuado en los últimos meses, con muchos grupos diferentes involucrados en los enfrentamientos, la población sufre las consecuencias de la violencia indiscriminada, que incluye disparos a cielo abierto, incendios de viviendas y saqueos. Mientras tanto, la escasez de combustible provocada por las tensiones en el puerto amenaza los servicios esenciales, incluyendo los médicos y reduciendo el acceso a la atención médica.
 

Necesidades urgentes para miles de personas desplazadas

La violencia y los enfrentamientos armados en Puerto Príncipe provocaron el desplazamiento de aproximadamente 19,000 personas en los últimos meses. Las familias con niñas y niños pequeños, personas con alguna discapacidad y otras personas vulnerables se encuentran entre la población que ha sido expulsada violentamente de sus hogares o se ha visto obligada a huir en busca de seguridad.
 
“Volvía del centro de la ciudad cuando escuché disparos. No pude llegar a casa. Todas mis pertenencias se convirtieron en humo. Como todos en el barrio, huí y vine aquí”, dice Marie-Jose, viuda y madre de ocho hijos e hijas que ahora vive en Parc Celtique, un estadio deportivo que se utiliza como un asentamiento informal para personas desplazadas en Solino. “Aquí vivimos en la miseria, no tenemos nada. Lo que más necesitamos son alimentos, letrinas y un lugar donde dormir”.
 
 
Quienes no pudieron refugiarse con amigos y familiares huyeron a los asentamientos informales para personas desplazadas como el de Parc Celtique. Actualmente hay alrededor de ocho asentamientos informales para población desplazada en Puerto Príncipe en escuelas, estadios e iglesias. Las condiciones insalubres y el hacinamiento en estos asentamientos plantean riesgos importantes para la salud física y mental de las personas y aumentan las vulnerabilidades existentes. Algunas mujeres y niñas han denunciado violencia sexual, acoso y violencia física en estos lugares, donde carecen de privacidad y espacios seguros.
 
MSF brinda atención médica a través de clínicas móviles y proporciona agua potable y servicios de saneamiento a las personas desplazadas en Parc Celtique y en otro asentamiento, la parroquia St. Yves en Delmas 5. MSF también brindó servicios a las personas que se refugiaron en un edificio escolar en el barrio de Delmas 103, antes de que fueran reubicadas en octubre. A pesar de estos esfuerzos, existe una necesidad urgente de más apoyo humanitario para las personas desplazadas, incluyendo alimentos, agua, servicios de saneamiento y refugio permanente.
 
“Mucha personas duermen al aire libre sobre cemento caliente o húmedo sin colchones, y falta agua potable y alimentos”, explica Mariana Cortesi, coordinadora médica de MSF. “En algunos sitios no hay duchas, por lo que la gente se baña con baldes al aire libre o detrás de lonas. En otros, las personas no tienen acceso a letrinas, por lo que se ven obligadas a defecar al aire libre. Estas condiciones, junto con el hacinamiento, son motivo de preocupación por posibles brotes de enfermedades infecciosas como la COVID-19  y las enfermedades diarreicas”.

Víctimas ordinarias de violencia indiscriminada

En medio de la creciente inseguridad, la violencia amenaza a todas las perssonas en Puerto Príncipe. En mayo de 2021, un miembro del personal de MSF del hospital de Tabarre recibió un disparo mortal cuando volvía a casa del trabajo. Los equipos médicos de MSF reciben a pacientes que sufren heridas de bala, heridas de arma blanca o agresiones todos los días en Puerto Príncipe. “Cuando estallan los enfrentamientos armados en algunos barrios de Puerto Príncipe, podemos recibir en un día a decenas de pacientes con heridas. Hacemos todo lo posible para brindar atención médica de calidad a todas las personas, aunque a veces sea muy difícil”, dice Tania Joachim, enfermera de quirófano en el hospital para quemaduras y traumatología de MSF en Tabarre.
 
Las y los pacientes describen sucesos violentos que pueden ocurrir sin previo aviso. Manuelle Lina, embarazada de gemelos, regresaba del mercado cuando fue atropellada por vehículos que huían de un tiroteo entre grupos armados. Manuelle, gravemente herida, fue ingresada en la sala de emergencias del hospital de MSF en Tabarre: “Tenía un pie y algunas costillas rotas. El personal médico también realizó una ecografía, y mi niño y mi niña se movían con normalidad, pero al día siguiente había perdido a los dos".
 
En 2021, el centro de emergencias de MSF, -anteriormente ubicado en Martissant, y obligado a trasladarse a Turgeau después de ser blanco de un intenso tiroteo en junio-, ha tratado mensualmente a un promedio de 100 pacientes con heridas de bala. El hospital de MSF en Tabarre recibe regularmente a pacientes con heridas de trauma derivados desde Turgeau, y aproximadamente la mitad de las y los pacientes con traumatismos del hospital sufren lesiones por violencia.
 
 
La cantidad de personas en Haití, y específicamente niñas y mujeres, que declaran haber sufrido violencia sexual y de género (VSG), sigue siendo alarmantemente alta, especialmente en Puerto Príncipe. Una de cada ocho mujeres en Haití de entre 15 y 49 años ha sufrido VSG a lo largo de su vida. MSF gestiona un servicio de línea telefónica gratuita las 24 horas del día, los 7 días de la semana y dos clínicas de VSG: la clínica Pran Men'm (en criollo haitiano significa "toma mi mano") en Puerto Príncipe y un nuevo proyecto de salud sexual para adolescentes en Gonaïves.
 
Desde 2015, MSF ha tratado a más de 7,000 sobrevivientes de VSG, de las cuales más de la mitad eran menores de 18 años. En las últimas semanas, nuestros equipos han registrado un cambio en la naturaleza de los casos de VSG, con varias sobrevivientes que informan haber sido víctimas de secuestros y violencia sexual, y muchos de los incidentes involucraron a uno o más agresores armados.

Un acceso obstaculizado a la atención médica

Las personas sobrevivientes de VSG se enfrentan a muchos riesgos al buscar atención médica y protección legal. La vergüenza, el estigma, el miedo a la divulgación y las consecuencias sociales, así como las dificultades para llegar a los centros de salud, les impiden buscar atención. En algunos barrios donde la violencia es más frecuente, las personas no pueden entrar y salir del área libremente o tienen miedo de hacerlo.
 
La creciente inseguridad también obliga a los centros de salud a cerrar o reducir sus servicios, lo que limita significativamente el acceso a la atención médica en algunas áreas de la capital. Además del centro de emergencia en Martissant, los enfrentamientos armados de febrero de 2021 obligaron a MSF a trasladar su programa de atención a quemados de Cité Soleil a Tabarre.
 
La reciente escasez de combustible agravó las dificultades para que las instalaciones médicas permanecieran abiertas y para que las y los pacientes, incluyendo a sobrevivientes de violencia sexual y de género, pudieran llegar a ellas. “Las tarifas de transporte en la capital se quintuplicaron, y por ello muchas personas no han podido llegar a los centros de salud que permanecen abiertos, a menos que caminen durante horas, porque el transporte es muy caro o simplemente no está disponible”, explica Mariana Cortesi.
 
La escasez de combustible afectó a todos los sectores, incluyendo las instituciones públicas, los bancos, los suministros municipales de agua, las tiendas y los precios de los productos de primera necesidad, dificultando enormemente la vida diaria.
 
Con la continua incertidumbre e inseguridad, mantener los servicios de salud en Haití se ha convertido tanto en un gran desafío como necesario. "No sé qué harían nuestros pacientes si MSF no pudiera seguir brindando atención médica gratuita", dice Joachim. "La situación en Haití es catastrófica. Solo espero que pueda cambiar".
 
 
 
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