Haití: un hospital que se adapta durante una crisis

Nicolás Broca fue jefe de enfermería en el hospital de traumatología y quemaduras de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Tabarre, Puerto Príncipe, durante las múltiples crisis que sufrió la ciudad entre agosto y noviembre. En este texto, describe cómo el personal del hospital respondió ante los desafíos.

You don’t hear a lot about COVID-19 in Haiti, but it creates challenges too. We test all new patients, and we have a very strict limit on people visiting the hospital to limit COVID-19 transmission, but we must still allow children to have a family member present, for example. And this creates risks for patients and staff. When a staff member tests positive, they must stay home, and when a patient tests positive, they must be housed in a separate area of the hospital, and given oxygen therapy if needed. So far, we have not seen COVID-19 deaths among our patients there, fortunately.

I found my assignment in Haiti to be exhausting but rewarding. The staff are very competent and committed, and the level of medical care we provide is something to be proud of. It is very intense work in the midst of a crisis.

“Caring for burns patients requires a great number of staff because their health is very fragile. You always have to have someone monitor their vital signs, and the smallest problem can become a very big problem for a person’s body.”

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Nicolas Broca was the head nurse at MSF’s trauma and burns hospital in Tabarre, Port-au-Prince, during multiple crises in the city from August to November. He describes how hospital staff responded to the challenges.

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Nicolás Broca fue jefe de enfermería en el hospital de traumatología y quemaduras de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Tabarre, Puerto Príncipe, durante las múltiples crisis que sufrió la ciudad entre agosto y noviembre. En este texto, describe cómo el personal del hospital respondió ante los desafíos.
 
En Haití, el contexto cambia constantemente. Una de las cosas más importantes que me sorprendió es que siempre hay algo que no te esperas. Hay que adaptarse continuamente.
 
Tres días después de mi llegada, el terremoto del 14 de agosto sacudió el sur de Haití. La capital no se vio afectada directamente, pero nuestro hospital de Tabarre se llenó con pacientes provenientes del sur muy rápidamente. Se trataba de pacientes con lesiones complejas como consecuencia del terremoto. Algunas personas llegaron a nuestro hospital tres o cuatro días después por problemas de transporte después del terremoto, y sus heridas se habían infectado. Incluso habían desarrollado infecciones resistentes a los antibióticos, que son particularmente difíciles de tratar.
 
 
 
 
En la semana posterior al terremoto, el nivel de violencia en Puerto Príncipe fue mucho menor de lo habitual, dado que los diversos grupos armados de la ciudad permitieron que las personas se movieran con mayor libertad. Pero a la semana siguiente, se reanudó un alto nivel de violencia en la ciudad, y comenzamos a recibir a la cantidad de pacientes con heridas que normalmente recibíamos, mientras nuestro hospital se encontraba lleno de sobrevivientes del terremoto.
 
Como jefe de enfermería, dirigía a las y los supervisores, auxiliares de enfermería e higienistas en cada unidad hospitalaria. El hospital cuenta con la única sala especializada para pacientes con quemaduras graves en Haití, que MSF trasladó del barrio de Cité Soleil a principios de este año debido a los enfrentamientos armados que se produjeron allí.
 
Para atender a pacientes con quemaduras se requiere una gran cantidad de personal porque su salud es muy frágil. Siempre debe haber alguien que haga el monitoreo de sus signos vitales, porque el menor inconveniente puede convertirse en un problema grave para el organismo de una persona. Las y los pacientes necesitan muchas proteínas y otros nutrientes para ayudarles a sanar, y tienen que compensar la pérdida de líquidos. También existe una gran demanda por parte del personal para que se proporcione ropa de cama limpia y esterilice el instrumental médico, debido a los repetidos cambios de vendaje de las y los pacientes y su vulnerabilidad a las infecciones. Además, existe una gran necesidad de personal de salud mental para ayudar a las y los pacientes a enfrentar los desafíos.
 
La cobertura de personal del hospital se volvió más difícil cuando se interrumpió el transporte en Puerto Príncipe. Las tensiones políticas, las huelgas y la escasez de combustible impidieron que cientos de miembros del personal pudieran trasladarse al trabajo como lo hacen habitualmente. La ciudad se encontraba completamente bloqueada y, aunque los huelguistas permitieron que los automóviles de MSF pasaran entre sus manifestaciones, fue muy estresante para los miembros del personal encontrarse en este entorno.
 
 
 
 
Nuestro equipo de logística nos dijo que se esforzaba por conseguir más combustible para nuestros automóviles y generadores, y que solo contábamos con un suministro para 15 días en el hospital, por lo que tuvimos que hacer todo lo posible para limitar nuestro consumo y mantener los servicios médicos vitales.
 
Todo nuestro personal comenzó a trabajar en turnos de 24 horas, para reducir su desplazamiento en automóviles. Redujimos el número de personal administrativo y logístico, y en un momento dado disminuimos nuestros criterios de admisión, aceptando solo a pacientes que no sobrevivirían si se les derivaba a otro lugar.
 
Sin embargo, las personas seguían llegando en condiciones graves y, en general, no había ningún otro lugar al que remitirles con quemaduras graves. En época de escasez de combustible, la gente almacenaba combustible en su viviendas dentro de contenedores poco seguros, como botellas de plástico, esto provocaba quemaduras accidentales. A veces, un grupo armado atacaba a la población prendiendo fuego a sus casas.
 
 
 
 
No se escucha mucho sobre la COVID-19 en Haití, pero también representa un reto. Realizamos pruebas a todas y todos los pacientes nuevos y tenemos un límite muy estricto de personas que visitan el hospital para evitar la transmisión de la COVID-19, pero aún así debemos permitir que los niños y niñas tengan a un miembro de su familia presente, por ejemplo. Esto genera riesgos para pacientes y personal. Cuando un miembro del equipo da positivo, debe quedarse en casa, y cuando un paciente da positivo, debe ser ubicado en un área separada del hospital y recibir oxigenoterapia en caso de ser necesario. Hasta ahora, no hemos visto muertes por COVID-19 entre nuestros pacientes allí, afortunadamente.
 
Mi misión en Haití fue agotadora pero gratificante. El personal es muy competente y comprometido, y el nivel de atención médica que brindamos es algo que me enorgullecerse. Es un trabajo muy intenso en medio de una crisis.
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