Informe MSF: La acción humanitaria en 2011-2012: tocando fondo

La ayuda humanitaria pública española, al borde de la desaparición. IECAH y MSF alertan del enorme coste de los recortes para las poblaciones vulnerables que reciben asistencia vital en todo el mundo.

La ayuda humanitaria pública española, al borde de la desaparición. IECAH y MSF alertan del enorme coste de los recortes para las poblaciones vulnerables que reciben asistencia vital en todo el mundo.

La ayuda humanitaria pública española está siendo desmantelada desde 2010, y los últimos recortes pueden llevarla a su desaparición en la práctica y a la conversión de España en un donante irrelevante en el panorama internacional. El informe La acción humanitaria en 2011-2012: tocando fondo, elaborado por el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) con la colaboración de Médicos Sin Fronteras (MSF), lamenta además que esta deriva apenas haya generado reacción ciudadana, y alerta tanto al Gobierno como a la sociedad española del enorme coste humano que el abandono de la ayuda humanitaria pública va a tener para las poblaciones vulnerables en todo el mundo.

El acelerado proceso de reducción de la ayuda humanitaria española comenzó en 2010, con una reducción del 23% respecto al año anterior a pesar de haber sido el año del terremoto de Haití y de las inundaciones de Pakistán. En 2011, último año del gobierno anterior, el presupuesto se redujo en otro 40% respecto a 2010, situándose en 216,2 millones de euros; es decir, desde 2009 el presupuesto quedó reducido a menos de la mitad. En 2012, ya con el nuevo gobierno, los recortes se han agravado y, con datos aún provisionales, la ayuda humanitaria pública baja hasta menos de 50 millones de euros[1], y las previsiones para 2013 dibujan un escenario nefasto: el borrador de Presupuestos Generales del Estado contempla menos de 20 millones de euros para ayuda humanitaria, lo que puede suponer su práctica desaparición de facto.

Estos brutales recortes (tanto en la administración central como en las autonómicas) se han producido además justo cuando la ayuda humanitaria española empezaba a dar muestras de madurez, no sólo con un crecimiento sostenido de fondos, sino por la solidez de los planteamientos, la creciente capacitación de instituciones públicas y ONG y de sus recursos humanos, la especialización y la implantación de mecanismos de gestión adecuados. En definitiva, aunque con algunas debilidades, la ayuda humanitaria española estaba alcanzando una masa crítica y un cierto reconocimiento internacional, y además, lo que es más importante, estaba sirviendo para responder a crisis humanitarias en muchas regiones del planeta. La ayuda humanitaria pública, que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de quienes la reciben, no debería ser la víctima propiciatoria de la crisis económica en España.

Según explica Francisco Rey, codirector del IECAH, “los responsables políticos han optado por la vía fácil, adoptando medidas cortoplacistas inconscientes, miopes y además inútiles, que no van a influir en la reducción de la deuda, que afectarán a su credibilidad exterior y que tendrán un efecto muy negativo sobre las poblaciones vulnerables a las que llegaba la ayuda española”. “También resulta muy preocupante el que estas medidas no hayan suscitado ninguna reacción ciudadana y que en muchos sectores de nuestra sociedad se haya aceptado sin más que la cooperación, y dentro de ella la ayuda humanitaria, deben ser las grandes damnificadas por la crisis. A partir de ahí, los políticos tienen vía libre para seguir recortando”, añade.

A escala internacional, tras haberse reducido en 2011, las cifras provisionales de ayuda humanitaria apuntan ahora a un ligero crecimiento (incluyendo a la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea, ECHO), pero tanto los organismos internacionales como los países donantes parecen instalados en el conformismo. Los llamamientos consolidados de fondos de Naciones Unidas (CAP) siguen quedando parcialmente cubiertos por parte de los donantes, con brechas presupuestarias cada vez mayores: es decir, las necesidades de las poblaciones afectadas por crisis humanitarias siguen sin cubrirse.

En palabras de Jesús Núñez, codirector del IECAH, “no hay voluntad política para mejorar en suficiente medida la coherencia y eficiencia de las actuaciones multilaterales para evitar la violencia o ponerle fin, o para activar los medios para prevenir desastres y responder a tiempo y de forma adecuada. Crisis como la del Sahel demuestran que el enfoque prioritario sigue siendo el de mera gestión de los problemas, llevados por un cortoplacismo que se activa selectivamente según los intereses de los poderosos”.

Las necesidades, además, aumentan año tras año: en 2011 se incrementó el número de catástrofes naturales así como el de conflictos armados abiertos y el de focos de tensión política y social. Los elevados precios de los alimentos, la volatilidad de los mercados y la creciente amenaza del cambio climático indican que un gran número de personas, especialmente las más pobres y las que viven en Estados frágiles, son más vulnerables aún si cabe a estas crisis. Pero la percepción generalizada es que el sistema internacional de ayuda está tocando techo.

Los equipos de MSF son testigo a diario de los enormes vacíos que quedan sin cubrir: “poblaciones atrapadas en conflictos sin posibilidad de asistencia, refugiados malviviendo en asentamientos improvisados, crisis nutricionales que año tras año afectan a los mismos países, brotes epidémicos, pandemias como el sida… una enorme porción de la población humana vive en una emergencia diaria y no puede permitirse esperar a que nuestros gobiernos decidan retomar sus anteriores compromisos”, explica Joan Tubau, director general de MSF. “Los recortes de la ayuda humanitaria pública suponen reducir la capacidad de respuesta, y de nuevo serán organizaciones como MSF, de financiación esencialmente privada, las que tendrán que cubrir las brechas en la asistencia a los más vulnerables”.

El octavo informe del Observatorio de la Acción Humanitaria ha sido elaborado por el IECAH en colaboración con MSF y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Córdoba. Entre otras temáticas, además de la evolución de la ayuda humanitaria internacional y española, aborda cuestiones como el escenario internacional en 2011 y 2012, el impacto de la crisis en la lucha contra el Sida, los recortes en la ayuda española contra el hambre o la seguridad de los trabajadores humanitarios en un contexto como Somalia.

[1] El Plan Anual de Cooperación Internacional (PACI) para 2012 preveía 148 millones de euros, pero tras su aprobación se han producido nuevos recortes. Los datos suministrados por el gobierno a los organismos internacionales (Financial Tracking System FTS de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios OCHA) a día de hoy indican que solo se han desembolsado 37 millones de euros. Haciendo una estimación de los compromisos que puedan concretarse antes de fin del año 2012 y de las aportaciones de la cooperación descentralizada, la cifra puede llegar a los 50 millones.

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