Kenia: Urge ampliar la respuesta humanitaria en los campos de personas refugiadas de Dadaab

Dadaab experimenta un fuerte aumento de personas recién llegadas. Por eso desde MSF instamos a ampliar la respuesta humanitaria, incluyendo la vacunación contra el cólera y el sarampión.

Desde MSF instamos a ampliar la respuesta humanitaria, incluyendo la vacunación contra el cólera y el sarampión a la población refugiada de Somalia
Una familia una recién llegada a Dagahaley improisa una tienda de campaña que será su nuevo refugio. ©Paul Odongo/MSF

Con la llegada de cientos de personas procedentes de Somalia cada semana al complejo de refugiados de Dadaab, en Kenia, están empeorando las condiciones de vida en los campos que albergan a más de 233,000 personas refugiadas y a miles de recién llegadas desde enero.

Por las condiciones de vida en estos campos sobrepoblados, existe un alto riesgo de que se produzcan brotes de enfermedades. Médicos Sin Fronteras (MSF) insta al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y a las autoridades de Kenia a aumentar el apoyo humanitario y a iniciar campañas de vacunación con urgencia.

Las personas de Somalia escapan de una sequía agobiante, de la violencia y del conflicto continuo en el país. Muchas de ellas provienen del sur de Somalia, donde recientemente se han producido brotes de sarampión y cólera.

Un campo lleno de refugios improvisados que muchos recién llegados y refugiados que regresan llaman hogar en Dagahaley
Un campo con refugios improvisados que muchas personas recién llegadas y refugiadas llaman hogar en Dagahaley. ©Paul Odongo/MSF

 

“Al haber una baja cobertura de vacunación en Somalia y sin un sistema para recibir y evaluar a las personas recién llegadas a Kenia, las enfermedades infecciosas pueden propagarse rápidamente, poniendo en mayor riesgo de enfermarse a la gente que vive en los campos y sus alrededores, especialmente a niñas y niños”, explica Adrián Guadarrama, subdirector de programas de Médicos Sin Fronteras en Kenia. “Incluso unos pocos casos aislados de sarampión y cólera pueden causar un brote completo en los campos sobrepoblados, donde el agua potable es escasa y el saneamiento y la higiene son deficientes”.

La semana pasada, los equipos de Médicos Sin Fronteras registraron tres casos de sarampión y dos casos sospechosos de cólera en Dagahaley, uno de los tres campos para población refugiada que componen el Complejo de Refugiados de Dadaab.

Las campañas de vacunación contra el sarampión que se realizaron previamente en los campos de Dadaab brindarán cierta protección a las niñas y niños, pero la enfermedad aún puede resultar mortal para las personas recién llegadas, pues es poco probable que hayan sido vacunadas.

Un niño es examinado por el equipo médico en el Hospital de MSF en el complejo de refugiados de Dagahaley.
Un niño es examinado en el Hospital de MSF en el complejo de refugiados de Dagahaley.
© Chali Flani Productions para MSF

 

El refuerzo de las medidas de prevención del cólera, incluida la vacunación contra esta enfermedad, es aún más importante porque Kenia ha informado de la existencia de brotes en seis condados.

“Ahora se requiere una campaña de vacunación masiva contra el sarampión y el cólera en los campos de Dadaab y las comunidades circundantes para prevenir brotes a gran escala y así salvar vidas”, afirma Guadarrama. “Estamos preparados para apoyar con el inicio de las tan necesarias campañas de vacunación en el campo de Dagahaley, donde somos el principal proveedor de atención médica”.

Los equipos de promoción de la salud de MSF buscan activamente a las personas recién llegadas a Dagahaley para brindar tratamiento médico y facilitar las derivaciones para quienes necesitan atención médica urgente. Pero la falta de un sistema de recepción para identificar y acoger a los recién llegados dificulta mucho esta tarea y retrasa aún más su acceso a la asistencia humanitaria.

Según los datos recopilados por nuestros equipos de difusión, de agosto a septiembre el número de llegadas de Somalia a Dagahaley se ha duplicado, llegando a más de 800 personas. Se estima que este número seguirá aumentando constantemente en las próximas semanas y meses. Muchas de las personas recién llegadas dicen que necesitan cobijo, alimentos, agua potable y letrinas, ya que la defecación al aire libre actualmente es habitual.

La población refugiada que ya viven en Dagahaley han albergado generosamente a muchas de las personas recién llegadas, compartiendo con ellas sus escasos recursos. Pero depender únicamente de la hospitalidad no es una solución sostenible. Además, las personas con escasos contactos sociales en los campos no tienen más remedio que vivir en la periferia, tienen un acceso limitado a los alimentos y son vulnerables al acoso y a las agresiones.

“La situación humanitaria en los campos y las comunidades circundantes aún no ha llegado a un punto crítico, por lo que todavía tenemos la oportunidad de intensificar las acciones preventivas y evitar que se desarrolle una emergencia además de lo que ya es una crisis de larga duración”, comenta Guadarrama. “El ACNUR, los donantes y el gobierno de Kenia deben mostrar un sentido de urgencia ahora, estableciendo un sistema de recepción y control digno para las personas que cruzan a Kenia. Si no se evalúa a las personas recién llegadas, las vacunas tendrán poco impacto”.

También habrá que aumentar la ayuda humanitaria para atender las necesidades de la población recién llegada y de los refugiados y comunidades de acogida que llevan mucho tiempo en el país, ya que también han sufrido a causa de la sequía. Al mismo tiempo, no debe olvidarse la necesidad de encontrar soluciones duraderas para las personas refugiadas mientras se ponen en marcha medidas de prevención y respuesta a la emergencia.

“Muchas personas que llegan a los campos han vivido viajes traumáticos, algunas incluso pueden haber perdido a familiares en el camino y otras pueden haber sido víctimas de la violencia”, comenta Guadarrama. “Por lo tanto, es vital que no pasemos por alto el estrés, el sufrimiento y el trauma psicológico que han experimentado, y nos esforcemos por integrar los servicios de salud mental en la respuesta” concluye.

Personas refugiadas recogen agua en un punto de agua del campo de Dagahaley en Dadaab.
Personas refugiadas recogen agua en un punto de agua del campo de Dagahaley en Dadaab. ©Paul Odongo/MSF

 

 

Dadaab alberga actualmente a más de 233,000 personas refugiadas registradas, muchas de ellas llevan viviendo en los campos más de tres décadas (ACNUR, julio de 2022). Después de que Kenia dejara de registrar a los recién llegados en 2015, el ACNUR realiza ejercicios de verificación periódicos para determinar el número de personas refugiadas no registradas, para que aún puedan recibir alguna asistencia básica.

En el último ejercicio de este tipo a principios de este año, el ACNUR registró más de 45,000 personas refugiadas no registradas en Dadaab. Entre ellos, se informa que unas 11,000 habrían llegado solo este año.

Médicos Sin Fronteras ha brindado asistencia sanitaria en Dadaab y sus alrededores durante la mayor parte de los 30 años de existencia del campo. Nuestros programas actuales se centran en el campo de Dagahaley, donde brindamos atención médica integral a la población refugiada y a las comunidades de acogida, incluyendo atención básica y especializada a través de dos puestos de salud y un hospital de 92 camas.

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