En los últimos años, más de 600,000 personas han sido desplazadas de sus hogares en el noroeste de Nigeria como resultado de la violencia extrema, el deterioro de las condiciones económicas y el cambio climático. Campos explica que los familiares de los pacientes le explican que la situación económica que atraviesas también es muy dura, lo que les ha obligado a reducir la cantidad de alimentos que pueden ingerir cada día. “Apenas se alcanzan a comprar algo para comer y sobre todo para alimentar a los niños, los adultos, a veces ni a eso llegan. Llegan a tener a lo mejor un alimento al día o a lo mejor un alimento cada dos días”. Además de MSF; otras organizaciones humanitarias también se han mostrado desbordadas por la situación. En mayo, la Organización de las Naciones Unidas solicitó donativos por 306,4 millones de dólares para abordar las necesidades nutricionales en los estados de Borno, Adamawa y Yobe. Las organizaciones han exigido al gobierno de Nigeria que dé una respuesta más amplia a la crisis catastrófica situación nutricional que vive el norte del país, pues mucha de la inversión es realizada por actores humanitarios. “En una crisis que llega a un volumen de tal tamaño, estamos exhortando que efectivamente haya un mayor compromiso y una mayor inversión de parte del gobierno”, dice Campos, quien admite que luego de la publicación de un comunicado de MSF, han iniciado conversaciones con el ministerio de Salud nigeriano para trabajar en la zona. Actividad de alimentación terapéutica llevada a cabo por el equipo de promoción de la saludante la crisis nutricional en Nigeria. © Ehab Zawati/MSF
Niños y embarazadas, los más vulnerables A pesar de que la desnutrición es un problema que afecta a personas de todas las edades y sexos en esta zona de Nigeria, los niños y las mujeres embarazadas son los grupos que sufren la mayor vulnerabilidad ante esta situación. “Nosotros como adultos necesitamos calorías, vamos a decir, para funcionar. Es el combustible para que el vehículo funcione, para que el carro ande. Pero los niños necesitan mucho más. Los niños necesitan construirse”, indica la médica. Los niños pequeños necesitan de nutrimentos como aminoácidos, proteínas y oligoalimentos para desarrollarse y crecer sanos. “Entre más jóvenes son, mayor es el impacto y mayores pueden ser las consecuencias. No solo en su salud en el momento actual, sino para su desarrollo en el futuro al tener una nutrición inadecuada”, indica Campos. Campos también destaca a las mujeres embarazas, quienes sufren más riesgos si presentan desnutrición aguda. “Una mujer embarazada está creando una vida nueva y entonces esa vida nueva está absorbiendo todo lo que puede de su mamá. Pero si la madre no tiene una nutrición adecuada, la vida que se va a formar va a tener algunas deficiencias. No va a tener todos los elementos necesarios, contar con todas las vitaminas, minerales, proteínas, todo lo necesario para formarse completamente”, concluye. Una de las consecuencias es el retraso en el desarrollo intrauterino y, en el caso de las madres, ellas puede padecer de deficiencias nutricionales después del embarazo y en la lactancia, una etapa clave para el desarrollo de los infantes. Texto publicado originalmente en Expansión.
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