La guerra en Sudán es una guerra contra las personas

La guerra en Sudán lleva desde abril de 2023 cobrándose un terrible costo humano, infligiendo una violencia aterradora a la población de todo el país. Además, las dos partes en conflicto muestran un total desprecio por la misión médica: los hospitales son saqueados y atacados sistemáticamente y la ayuda humanitaria, bloqueada deliberadamente. Por todo esto, es vital que #HablemosdeSudán.

Un taxi rickshaw rodea un tanque destruido de las Fuerzas Armadas sudanesas.
Un taxi rickshaw rodea un tanque destruido de las Fuerzas Armadas sudanesas. Vestigio de los violentos enfrentamientos en El Geneina en 2023. Darfur Occidental, Sudán. Febrero 2024. © Diana Zeyneb Alhindawi

Según un informe que publicamos hoy, la guerra en Sudán ha llevado al colapso de la protección de la población civil, que se enfrenta a violencia indiscriminada, asesinatos, tortura y violencia sexual, en un contexto de ataques continuos contra el personal sanitario y las instalaciones médicas.

El informe ‘Guerra contra las personas, el costo humano del conflicto y la violencia en Sudán’ (A war on people – The human cost of conflict and violence in Sudan) describe cómo tanto las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) como las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y sus aliados están infligiendo una violencia aterradora a la población de todo el país. La guerra se ha cobrado un número catastrófico de víctimas desde que comenzaron los combates en abril de 2023: hospitales atacados, mercados bombardeados y casas arrasadas.

Las estimaciones sobre el número total de personas heridas o muertas durante la guerra varían. Médicos Sin Fronteras trabajamos en ocho estados de Sudán; en nuestro informe revelamos que solo en uno de los hospitales a los que prestamos apoyo, el hospital Al Nao de Omdurman, en el estado de Jartum, se trató a 6.776 heridos de guerra entre el 15 de agosto de 2023 y el 30 de abril de 2024, una media de 26 personas al día. MSF hemos tratado a miles de pacientes por lesiones relacionadas con el conflicto en todo el país, la mayoría por lesiones causadas por explosiones, disparos y apuñalamientos.

Debido a la guerra, hay un agujero en la pared del hospital del Sur, en El Fasher.
Un agujero ha atravesado la pared del hospital del Sur, en El Fasher. Darfur, Sudán, mayo de 2024.
© MSF

 

Un trabajador sanitario del hospital de Al Nao describe las secuelas de un bombardeo en una zona residencial de la ciudad:

Unas 20 personas fallecieron al poco de llegar al hospital. Algunas, de hecho, ya llegaron muertas. La mayoría nos llegaron con las manos o las piernas colgando, ya amputadas. En algunos casos, apenas una pequeña parte de piel mantenía unidas las extremidades. Un paciente llegó sin la pierna, la persona que lo acompañaba traía en la mano el miembro que le faltaba.

El informe contiene espeluznantes datos sobre violencia sexual y de género, especialmente en Darfur. Una encuesta que realizamos a 135 sobrevivientes de violencia sexual atendidas por sus equipos entre julio y diciembre del año pasado en campos de refugiados de Chad cercanos a la frontera sudanesa reveló que el 90% había sufrido abusos por parte de un agresor armado, el 50% en su propio hogar y el 40% por múltiples agresores.

Estas conclusiones concuerdan con los testimonios de sobrevivientes que permanecen en Sudán y demuestran cómo se está perpetrando violencia sexual contra las mujeres en sus hogares y a lo largo de las rutas de desplazamiento, un rasgo característico del conflicto.

Así describe uno de nuestros pacientes los acontecimientos en Gedaref en marzo de 2024: “Dos chicas jóvenes de Sariba, nuestro barrio, desaparecieron. Después secuestraron a mi hermano y, cuando volvió a casa, dijo que las dos chicas estaban en la misma casa donde él estuvo secuestrado y que llevaban allí dos meses. Dijo que escuchó que les hacían cosas malas, el tipo de cosas malas que les hacen a las niñas”.

Los testimonios recogidos en el informe detallan la violencia étnica selectiva contra la población de Darfur. Residentes de Nyala, Darfur Sur, describieron cómo, en verano de 2023, las FAR y milicias afines fueron casa por casa, saqueando, golpeando y matando a las personas, centrándose en los masalit y otras personas de etnias no árabes.

“Los hombres iban armados con pistolas y vestidos con camuflaje de las FAR… Me apuñalaron varias veces y caí al suelo. Cuando salieron de mi casa me miraron tendido en el suelo, apenas estaba consciente. Los oí decir: ‘Va a morir, no malgastéis vuestras balas’, mientras uno de ellos me pisaba”, contó un paciente de Nyala a nuestros equipos.

Personal de Médicos Sin Fronteras fuera de un centro de salud apoyado por MSF en Sudán.
Equipos de MSF reevalúan los daños en un centro de salud apoyado por MSF en Sudán, tras un incidente de saqueo y asalto. © MSF

 

Durante todo el conflicto, los hospitales han sido saqueados y atacados sistemáticamente. En junio, la Organización Mundial de la Salud afirmó que, en las zonas de difícil acceso, solo entre el 20% y el 30% de los centros de salud siguen funcionando e incluso a niveles mínimos. MSF hemos documentado al menos 60 incidentes de violencia y ataques contra nuestro personal, bienes y centros. El hospital Al Nao de Omdurman ha sido bombardeado en tres ocasiones, mientras que una explosión causada por un ataque aéreo en mayo mató a dos niños tras derrumbarse el techo de la Unidad de Cuidados Iintensivos del hospital pediátrico Babiker Nahar de El Fasher al que brindamos apoyo. El hospital se vio obligado a cerrar.

A pesar de que el sistema sanitario se esfuerza por satisfacer las necesidades de la población, con frecuencia se ha impedido a las organizaciones humanitarias y médicas proporcionar ayuda. Aunque las autoridades han empezado a expedir visados para el personal humanitario con mayor facilidad, los intentos de proporcionar atención médica vital siguen viéndose obstaculizados regularmente por bloqueos burocráticos, como la negativa a expedir permisos de viaje para permitir el paso de personas y suministros esenciales.

“La violencia de las partes enfrentadas se ve agravada por las obstrucciones. Al bloquear, interferir y asfixiar los servicios cuando la gente más los necesita, los sellos y las firmas pueden ser tan mortales como las balas y las bombas en Sudán”, afirma Vickie Hawkins, directora general.

“Hacemos un llamdo a todas las partes beligerantes para que faciliten el aumento de la ayuda humanitaria. Sobre todo, para que pongan fin a esta guerra sin sentido contra la población, cesando inmediatamente los ataques contra la población, las infraestructuras civiles y las zonas residenciales”, concluye Hawkins.

#HablemosdeSudán

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