La historia de Mohamed

Mohammed* es un hombre divorciado de 28 años que tiene un hijo pequeño. Es de un pueblo del sur de Hebrón que está cerca de muchos asentamientos judíos. Hay una carretera principal que conecta los asentamientos con Cisjordania. El pueblo está dividido en dos partes: una zona pertenece a la división que se hizo entre Cisjordania e Israel en 1948, y la otra pertenece a la división de 1967. El pueblo está separado de Israel por el muro de seguridad. La población de esta zona está constantemente presionada por incursiones del Ejército de Israel.

Mohammed* es un hombre divorciado de 28 años que tiene un hijo pequeño. Es de un pueblo del sur de Hebrón que está cerca de muchos asentamientos judíos. Hay una carretera principal que conecta los asentamientos con Cisjordania. El pueblo está dividido en dos partes: una zona pertenece a la división que se hizo entre Cisjordania e Israel en 1948, y la otra pertenece a la división de 1967. El pueblo está separado de Israel por el muro de seguridad. La población de esta zona está constantemente presionada por incursiones del Ejército de Israel.

Mohammed vive en condiciones difíciles por su situación financiera. Quiere a su país y tiene fuertes convicciones políticas. Esto le ha traído problemas a la hora de encontrar un trabajo, además de convertirle en objetivo del Ejército israelí y de las fuerzas de seguridad Palestina. Antes de conocer a MSF, había sido detenido siete veces por las dos partes. Se pasó cinco años en una prisión israelí y dos en las cárceles de la Autoridad Palestina. Durante el tiempo que pasó en la cárcel, su padre y su hermano murieron y su mujer se divorció porque estaba en prisión.
Durante un periodo de cinco meses, Mohammed fue a 14 sesiones terapéuticas con un psicólogo de MSF. Sufría de rabia, nerviosismo, falta de confianza, preocupaciones constantes y problemas en su relación con su hijo y su familia. A Mohammed le costaba encontrar un trabajo y mejorar su vida por los arrestos. Las fuerzas israelíes y la Autoridad Palestina le ponían muchos obstáculos por sus afiliaciones políticas. Lo describió como si intentas trepar fuera de un gran agujero y tienes a alguien empujándote para abajo continuamente.
Mohammed pidió una mujer psicóloga. Ella sintió una gran responsabilidad. ¿Sería un buen modelo femenino? ¿Conseguiría que Mohammed tuviera una experiencia reparadora tras la inestabilidad de sus relaciones con las mujeres? Durante las sesiones, trabajaron como gestionar las presiones de su vida. Se le dio permiso para sentir sus emociones, y también se le dio la oportunidad de comportarse de otra manera. Lo que fue de mucha ayuda para Mohammed fue tener espacio para trabajar la confianza en sí mismo y encontrar un lugar en su entorno familiar.
Tras salir de la prisión, Mohammed fue atendido por el médico de MSF ya que sufrió algunos problemas de salud incluyendo dolores de estómago, diarrea severa, y vómitos con sangre.
Después de un tiempo, fue capaz de hacer planes y marcarse objetivos para el futuro que estaban bajo su control. Superó las barreras en su conflicto interno personal. Se sentía orgulloso de ir a las sesiones de MSF. “Es mi vida y voy a vivirla bien” dijo.
En el momento de escribir esta historia, Mohammed fue detenido otra vez por las fuerzas de Israel y está en la cárcel sin sentencia.

  • El nombre es ficticio para preservar la privacidad del paciente.
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