La violencia continúa cebándose de los migrantes que cruzan El Darién

Bajo Chiquito

Los ataques a los grupos de migrantes que cruzan la frontera entre Colombia y Panamá suelen ser de gran brutalidad, agravada por lo general con agresiones sexuales y violaciones a las mujeres. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha atendido a 288 sobrevivientes de dichas agresiones desde que inició sus proyectos en el mes de abril.

La violencia perpetrada por grupos criminales en la selva del Darién contra la población migrante se mantiene en niveles elevados, pese a que durante unas pocas semanas en octubre descendió notablemente, coincidiendo con una mayor presencia de efectivos del SENAFRONT a lo largo de la ruta entre Colombia y Panamá. Los ataques a los grupos de migrantes que cruzan la frontera entre Colombia y Panamá suelen ser de gran brutalidad, agravada por lo general con agresiones sexuales y violaciones a las mujeres. Médicos Sin Fronteras (MSF) hemos atendido a 288 sobrevivientes de dichas agresiones desde que iniciamos nuestros proyectos en el mes de abril. 
 
“Actualmente estamos viendo una mejora relativa en lo que respecta al impacto físico que tiene en las personas migrantes cruzar la selva del Darién, porque la comunidad de Bajo Chiquito ofrece la opción de realizar el último tramo del trayecto en piragua y el camino se ha hecho algo más corto. Las personas migrantes que pueden pagar el servicio, acortan la duración del trayecto hasta Bajo Chiquito, la primera comunidad que encuentran en el lado panameño, en dos días y esto hace que no lleguen en condiciones físicas tan extremas como antes”, explica Owen Breuil, coordinador de terreno de los proyectos de MSF en Panamá. “Pero seguimos viendo el tremendo impacto que los asaltos tienen en la salud física y psicológica de las y los pacientes que atendemos”. A mediados de septiembre y principios de octubre, la violencia se atajó con una mayor presencia de efectivos del SENAFRONT en el Darién y el traslado de la oficina de la procuraduría a Bajo Chiquito, “pero este descenso ha sido efímero y de nuevo hemos detectado un repunte en la violencia y violencia sexual. De ahí que renovemos nuestra petición de rutas seguras y protección a las familias migrantes a lo largo de todo el trayecto. Estamos hablando de una población compuesta en buena parte por núcleos familiares, con mujeres embarazadas y menores”. 
 
De las más de 30,000 consultas médicas realizadas a la población migrante en Bajo Chiquito, donde MSF colaboramos con el Ministerio de Salud, y en las Estaciones de Recepción Migratoria (ERM) de Lajas Blancas y San Vicente, alrededor de 10,000 corresponden a menores y alrededor de un millar a mujeres embarazadas. Las patologías más comunes atendidas por los equipos sanitarios son laceraciones por caídas, afectaciones cutáneas por picaduras y dolencias en los pies. “La gran mayoría de migrantes atendidos son familias de Haitianos que han vivido en los últimos años en Brasil o Chile. Muchas de estas personas perdieron sus medios de vida por la crisis de la pandemia y se han visto obligados a desplazarse hacia el norte en búsqueda de oportunidades. No tienen otra alternativa para cruzar la frontera entre Colombia y Panamá y están forzados a hacerlo por la ruta más peligrosa, porque no pueden pagarse otros caminos menos expuestos”, añade Breuil.
 
 
 
 
A la atención médica se suman las consultas en salud mental, de gran necesidad después de las experiencias traumáticas que viven en la selva las personas migrantes: además de jornadas extenuantes en un camino de orografía peligrosa, con crecidas súbitas de ríos, de enormes pendientes y precipicios extremadamente difíciles de sortear, mencionan con frecuencia haber visto diversos cadáveres en la ruta e incluso personas heridas que se quedan en el camino, incapaces de continuar avanzando. Desde el inicio de las actividades hasta principios de octubre se realizaron 877 sesiones individuales de atención psicológica, y 3,475 personas participaron en sesiones grupales. 
 
Según el departamento de Migración, este 2021 han ingresado a Panamá por la selva del Darién 121,737 migrantes, 29,604 solo en el mes de octubre. En solo diez meses de este año, han cruzado tantos migrantes como en los últimos 11 años juntos . “El tránsito libre y ordenado entre los dos países es la única opción sostenible que garantiza la protección a las personas”, dice Breuil, desde MSF pedimos rutas seguras y que los gobiernos de la región protejan de la violencia a las familias de migrantes que han tenido que abandonar Haití o los países de residencia donde se encontraban a causa de la violencia, la crisis económica provocada por la pandemia de la COVID-19 y las políticas que criminalizan a las personas migrantes”.
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