Las heridas invisibles de Siria se profundizan silenciosamente

Después de más de 13 años de guerra, desplazamientos y crisis humanitarias en curso, el resultado inevitable de este sufrimiento es una crisis generalizada de salud mental que afecta a innumerables personas.  

Mohammad, consejero de salud mental de MSF en el noroeste de Siria, lleva a cabo una sesión de salud mental con un paciente que experimenta problemas psicológicos en una de las clínicas móviles de MSF en los campamentos de Dair Hassan.
Mohammad, consejero de salud mental de MSF en el noroeste de Siria, lleva a cabo una sesión de salud mental con un paciente que experimenta problemas psicológicos en una de las clínicas móviles de MSF en los campamentos de Dair Hassan. © Abdulrahman  Sadeq/MSF

“Al final de una sesión de sensibilización sobre el suicidio, mis pacientes me dijeron: ‘Amamos la vida cuando encontramos un camino hacia ella’, citando al famoso poeta palestino Mahmoud Darwish”, cuenta Rumeysa Seyh, responsable de actividades de salud mental de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el noroeste de Siria. “La gente tiene un profundo apego a la vida, incluso frente a tanto sufrimiento”. 

Después de más de 13 años de guerra, desplazamientos y crisis humanitarias en curso, el resultado inevitable de este sufrimiento es una crisis generalizada de salud mental que está afectando a innumerables personas.  

 

Mohammad, un niño de 12 años, después de cada visita a la clínica de curación, visita al consejero psicológico. Sufrió quemaduras moderadas en un incendio provocado por un calentador en su casa.Noroeste de Siria, julio de 2024.
Mohammad de 12 años, después de cada visita a la clínica de curación, visita al consejero psicológico. Noroeste de Siria, julio de 2024. © Abdulrahman  Sadeq/MSF

 

El impacto de una guerra prolongada 

Más de 4 millones de personas en el noroeste de Siria viven en condiciones terribles y 3,5 millones son desplazadas internamente. Además de llevar años viviendo en tiendas de campaña desgastadas, los padres y las madres luchan por encontrar comida para sus hijos e hijas. La atención médica es de difícil acceso y el refugio es un lujo. 

El trastorno de estrés postraumático (TEPT), la ansiedad y la depresión son comunes entre las personas desplazadas y quienes se han visto afectadas por el conflicto. La violencia constante, la pérdida de seres queridos, las precarias condiciones de vida, los múltiples desplazamientos y la alteración de la vida cotidiana tienen graves impactos psicológicos. En estas personas, el trastorno de estrés postraumático se manifiesta a través de flashbacks, pesadillas y ansiedad.  

 

Mohammad, consejero de salud mental de MSF en el noroeste de Siria, lleva a cabo una sesión de salud mental con un paciente que experimenta problemas psicológicos en una de las clínicas móviles de MSF en los campamentos de Dair Hassan.
Mohammad, consejero de salud mental en el noroeste de Siria, durante una sesión de salud mental en una de las clínicas móviles de MSF en los campos de Dair Hassan. © Abdulrahman  Sadeq/MSF

 

El impacto del terremoto de febrero de 2023, y los posteriores de agosto de 2024, no hicieron más que agravar la carga psicológica de la población del noroeste de Siria. 

Como resultado, las tasas de suicidio están aumentando en el noroeste de Siria. Desde principios de 2024, los coordinadores de la respuesta en Siria han registrado 37 muertes por suicidio, incluidos 21 intentos fallidos. Esto representa un aumento del 14% en comparación con el mismo periodo del año pasado. 

Desde Médicos Sin Fronteras también hemos apoyado a 11 personas que intentaron suicidarse, la mayoría mujeres de entre 20 y 45 años, y dos niños menores de 15 años.  

Las mujeres constituyen el 63q% de nuestros pacientes y los factores de estrés más denunciados por ellas incluyen las condiciones de vida diarias, la violencia y los problemas familiares. 

“La mayoría de las pacientes son mujeres. Ellas se ven especialmente afectadas por las dificultades económicas, las oportunidades limitadas y la violencia. Este preocupante aumento pone de relieve la urgente necesidad de apoyo económico y de salud mental para abordar sus problemas”, afirma Seyh.  

 

Duha llegó a la unidad de quemados de MSF en julio de 2023, tras sufrir quemaduras graves a causa del incendio de diésel en su casa.Noroeste de Siria, octubre de 2023.
Duha durante una sesión de salud mental con el equipo de MSF. Noroeste de Siria, octubre de 2023. © Abdulrahman  Sadeq/MSF

 

Salud mental, seguridad y estabilidad 

Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el plan de respuesta humanitaria en el noroeste de Siria está severamente infrafinanciado. En octubre de 2024, solo se había financiado el 26% del Plan de Respuesta para Siria, dejando un déficit de 3,000 millones de dólares en todos los sectores humanitarios. El de la salud se enfrenta a un enorme déficit de financiación de 471 millones de dólares, y solo se ha cubierto el 10,5% de las necesidades.  

Esta falta de financiamiento pone en peligro la disponibilidad de servicios médicos esenciales y, lamentablemente, la atención de la salud mental suele ser una de las primeras en quedar relegada a un segundo plano. La falta de servicios de atención de la salud mental puede dar lugar a más violencia, abuso de sustancias y al colapso de una estructura social. Esto desestabiliza aún más a las comunidades vulnerables.  

 

Estigma y violencia 

Lamentablemente, el acceso al apoyo psicológico para las sobrevivientes de la violencia y el abuso es limitado debido a la ausencia de un sistema de apoyo integral que incluya marcos legales, y la inacción. Si bien las personas están cambiando su actitud hacia los problemas de salud mental y se muestran más inclinadas a hablar de sus experiencias y buscar ayuda, muchas aún sienten la necesidad de esconderse por miedo a sus agresores o al juicio social. 

Naseem y Raghda, dos mujeres casadas con el mismo hombre, acuden a uno de los centros de salud apoyados por MSF en el noroeste de Siria. Acuden en busca de antidepresivos debido al abuso físico y verbal que reciben a manos de su esposo. Usan las enfermedades de sus hijos como excusa para salir de casa porque su esposo les impide consultar con una persona profesional de la salud mental.  

Este tipo de estigma crea una barrera para que las y los pacientes accedan a los servicios de salud mental en la comunidad y complica aún más la situación que viven. Muchas personas evitan buscar ayuda debido a las percepciones sociales, el miedo a ser juzgadas o la falta de comprensión de los problemas de salud mental. 

 

Vista de de los campos de desplazados en la zona de Sarmada, al norte de la ciudad de Idlib, en el noroeste de Siria. Diciembre de 2023.
Vista de de los campos de desplazados en la zona de Sarmada, al norte de la ciudad de Idlib, en el noroeste de Siria. Diciembre de 2023. © Abdulrahman  Sadeq/MSF

 

“Uno de los desafíos que enfrenta el sector de la salud mental es el estigma asociado con los trastornos mentales, los tratamientos y los medicamentos psiquiátricos”, explica el Dr. Ayham Al-Khatab, médico de MSF en el noroeste de Siria. “En las instalaciones de MSF, se protege la dignidad y la privacidad de las y los pacientes”. 

Los medicamentos psiquiátricos tienen mala reputación, ya que las personas tienen miedo a la adicción. Este miedo les impide buscar ayuda de médicos(as) y especialistas en salud mental. 

 

Un enfoque holístico para el bienestar físico y mental 

En el noroeste de Siria, combinamos el apoyo psicológico con los servicios de tratamiento médico, asegurándonos de que tanto la salud física como la mental se traten conjuntamente. También gestionamos ocho clínicas móviles en campos para personas desplazadas y clínicas para tratar enfermedades no transmisibles (ENT) en dos centros de atención médica primaria. En estas clínicas móviles, también se proporciona apoyo de salud mental a las personas que lo necesitan.  

En 2024, nuestros equipos proporcionaron servicios de salud mental a más de 12,000 personas en consultas presenciales. Adicionalmente, más de 69,000 pacientes asistieron a sesiones grupales de salud mental.   

En el hospital para personas con quemaduras de la zona de Atmeh, desde MSF ofrecemos apoyo psicosocial, asesoramiento individual y grupal y psicoeducación. Estos servicios son vitales para pacientes que se enfrentan a traumas, dolor y desfiguración.  

En MSF también desempeñamos un papel crucial en el apoyo a nueve espacios seguros para mujeres, niñas y niños. En las gobernaciones de Idlib y Alepo, en el noroeste de Siria, nuestros equipos gestionan directamente cuatro de estos espacios seguros, asegurándose de que ofrezcan servicios esenciales. Colaboramos con organizaciones locales asociadas para apoyar a los otros cinco espacios seguros. 

Estos esfuerzos colectivos ayudan a crear un entorno seguro para mujeres, niñas y niños. Así se promueve su bienestar a través de actividades recreativas, derivaciones a servicios vitales de salud física y mental y asistencia socioeconómica. 

“Las personas en el noroeste de Siria han soportado años de violencia, desplazamiento y privaciones diversas. Necesitan la oportunidad de sanar no solo las heridas físicas, sino también las cicatrices psicológicas profundas e invisibles que ha dejado esta crisis”, afirma Thomas Balivet, jefe de misión de MSF en el noroeste de Siria. “Invertir en salud mental es invertir en un futuro más estable donde las personas puedan recuperar sus vidas”.  

*Se cambiaron algunos nombres para respetar la privacidad de las personas.  

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