Las mujeres en Puerto Príncipe están atrapadas entre la violencia y la pobreza

Una mujer y su familia en Brooklyn, un vecindario en Puerto Príncipe.
Brooklyn es un vecindario en Cité Soleil, Puerto Príncipe. Es uno de los barrios más vulnerables de Haití y las necesidades médicas y humanitarias son inmensas. © Quentin Bruno/MSF

Géralda, Alcélia y Cherlyne son tres mujeres haitianas que comparten en este texto su lucha por sobrevivir en Brooklyn. Esta es una zona aislada del barrio de Cité Soleil en Puerto Príncipe, Haití. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) son los únicos que brindan atención médica gratuita en la zona todos los días. 

Cité Soleil: la vida bajo la amenaza constante del fuego cruzado 

Géralda vive atrapada en Brooklyn, una zona de Cité Soleil, un enclave controlado por grupos armados. Allí viven 300,000 personas que han estado aisladas de la ayuda humanitaria durante años. 

“Antes, podía vender algunas cosas para mantenerme”, comenta Géralda, madre de seis hijos. “Pero desde que empezó la violencia ya casi no salgo de casa. Tuve que dejar mi negocio y ahora no me queda nada. Mandé a mis hijos con sus abuelos porque ya no podía cuidarlos y me quedé aquí sola con mi bebé de seis meses”.  

Desde 2022, Cité Soleil se ha visto desgarrada por enfrentamientos entre grupos armados rivales. Brooklyn tiene años siendo controlada por uno de estos grupos, y lleva mucho tiempo atrapada en medio de los enfrentamientos. Sus residentes viven bajo la amenaza constante del fuego cruzado, sin poder moverse libremente sin arriesgar sus vidas.  

Si bien los combates se calmaron en febrero de 2024 y se levantaron algunas barricadas, la zona sigue asolada por una violencia extrema. La vida cotidiana está marcada por asesinatos, asaltos, secuestros, violencia sexual, restricciones de movimiento y destrucción generalizada, todo lo cual limita gravemente el acceso de la población al agua potable, los alimentos y la atención médica. 

Djenane Baptiste, oficial de comunicación de MSF en Brooklyn, Puerto Príncipe.
Nuestra compañera Djenane Baptiste, oficial de comunicación de MSF en Brooklyn, un barrio de Cité Soleil, Puerto Príncipe. © Quentin Bruno/MSF

 

Las mujeres en la línea del frente en Puerto Príncipe

“Las mujeres sufrimos aún más aquí. Tenemos miedo de salir de casa, estamos atrapadas en un ciclo diario de dolor y miedo”, afirma Géralda. En 2024, nuestros equipos atendieron a 4,463 víctimas de violencia sexual en Puerto Príncipe. 

Desde julio de 2022, Médicos Sin Fronteras somos la única organización humanitaria que brinda apoyo diario en Brooklyn. Nuestros equipos apoyan al centro de salud de Sainte-Marie, inicialmente se enfocaban en hacer consultas generales y ahora también deriva a las sobrevivientes de violencia sexual al hospital de Cité Soleil de MSF. Durante 2024, se realizaron más de 11,000 consultas, incluidas 2,700 a niños menores de cinco años.  

En Haití, más de la mitad de la población sobrevive con menos de 3.74 dólares al día, haciendo que la atención médica privada sea inaccesible y dejando a MSF como el único salvavidas de las personas. Y en la capital, la creciente violencia, marcada por frecuentes ataques y saqueos en los hospitales, ha llevado al sistema de atención médica al borde del colapso. Puerto Príncipe ahora tiene solo un hospital público en funcionamiento, que lucha contra una grave escasez de sangre, oxígeno, camas y capacidad quirúrgica.  

Integrantes de MSF en Brooklyn,un vecindario en Cité Soleil, Puerto Príncipe. Es una de las áreas más vulnerables de Haití.
Las personas en Brooklyn se enfrentan a la pobreza extrema, y condiciones de vida precarias. © Quentin Bruno/MSF

 

 

Las comunidades están en riesgo de una catástrofe sanitaria 

“A veces no tenemos agua potable, bebemos agua salada que provoca picores y problemas de salud”, explica Géralda.  

Desde 2004, la creciente inseguridad ha provocado la retirada gradual de los servicios públicos de Cité Soleil, dejando a los habitantes sin acceso a agua potable ni saneamiento. Sin una infraestructura sanitaria adecuada, se ven obligados a beber agua no potable y a hacer sus necesidades al aire libre.  

“No tenemos otra opción”, dice Alcélia, madre de cinco hijos, que vive en una chabola de hojalata en Brooklyn con otras diez personas más.  

Las fuertes lluvias inundan la zona, agravando la propagación del cólera, las enfermedades de la piel y las infecciones del tracto urinario causadas por el agua contaminada. “El agua nos deja manchas en la piel y mi bebé se enferma frecuentemente”, dice Cherlyne, madre soltera con cinco hijos, obligada a mendigar comida para alimentarlos.  

La próxima temporada de lluvias, que se espera comience en mayo, amenaza con deteriorar aún más las condiciones de vida de las personas. El desbordamiento de los sistemas de saneamiento podría agravar los riesgos para la salud pública, y el acceso a Brooklyn, conectado a la capital por una única carretera atascada por los desechos y el agua estancada, puede volverse aún más difícil.   

“Imagínense una comunidad sin hospitales en funcionamiento”, dice Odans El Mondo, uno de nuestros médicos que trabaja en el único centro médico de Brooklyn. “Cuando estalla la violencia, nos vemos obligados a convertirnos en una sala de urgencias, aunque solo somos un centro de salud destinado a consultas. Las necesidades son abrumadoras y las personas aquí no tienen ningún otro lugar al que recurrir”.  

 

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