Las nuevas órdenes ejecutivas de Trump sobre la migración son un retroceso devastador

Pedimos a la nueva administración Trump que respete el derecho de las personas a solicitar asilo y cree vías humanas para las personas que buscan protección. 

Personal de MSF e la frontera norte de México.
© Christopher Lee

Entre una serie de medidas ejecutivas adoptadas ayer por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Médicos Sin Fronteras (MSF) nos preocupan los impactos humanitarios previstos de las medidas destinadas a excluir a las personas solicitantes de asilo y refugiadas. 

Las órdenes incluyeron la declaración de una emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos, militarizando efectivamente la aplicación de la ley migratoria; “garantizando a los estados la protección contra la invasión”, que invoca vagas amenazas a la salud pública como base para las acciones de aplicación de la ley; la suspensión temporal de las admisiones de personas refugiadas a Estados Unidos; y la reimposición de la dañina política Quédate en México que atrapa a las personas solicitantes de asilo en situaciones de peligro. 

 

© MSF

 

Incluso antes de que se emitieran las órdenes ejecutivas, la nueva administración tomó medidas rápidas para cerrar la aplicación CBP One que, a pesar de sus fallas, era la única forma de solicitar asilo en la frontera sur de Estados Unidos.  

Desde Médicos Sin Fronteras hemos hablado repetidamente sobre los impactos nocivos de las políticas de disuasión y contención bajo la primera administración de Trump y bajo las administraciones de Biden y Obama. Una vez más llamamos al desarrollo de políticas migratorias seguras y humanas, en consonancia con las obligaciones jurídicas nacionales e internacionales.  

El presidente Trump declaró una emergencia nacional, pero los cruces irregulares a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos han disminuido a nuevos mínimos en los últimos meses debido, en parte, a las restricciones de asilo implementadas en junio de 2024 por el expresidente Biden.  

Las autoridades mexicanas han estado impidiendo activamente que las personas migrantes y solicitantes de asilo lleguen a ciudades cercanas a la frontera con Estados Unidos. Según se informa, han detenido a más de 475,000 migrantes en el último trimestre de 2024. Supone un aumento de casi el 68% en comparación con el mismo periodo del año anterior, según datos del gobierno. 

 

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En los contextos en los que trabaja MSF, la violencia extrema, los ataques a civiles e infraestructuras civiles como hospitales, la negación de ayuda y los desplazamientos masivos amenazan la vida de las personas. La gran mayoría de las personas desarraigadas de sus hogares siguen desplazadas internamente en su país de origen o buscan seguridad en países vecinos, aunque algunas emprenden viajes extraordinariamente difíciles para solicitar asilo en Estados Unidos. El derecho a solicitar asilo es un salvavidas para las personas que huyen de la violencia y la persecución.  

Avril Benoît, directora ejecutiva de MSF USA, declaró lo siguiente:  

“Estamos presenciando el restablecimiento de algunas de las políticas de inmigración más inhumanas y dañinas que Estados Unidos ha impuesto en los últimos años. Estas políticas ponen a decenas de miles de personas en peligro, las atrapan en condiciones desesperadas y las dejan expuestas a la violencia, la extorsión y el secuestro. Este es un retroceso devastador. Como proveedores de atención médica en algunos de los lugares más peligrosos del mundo, vemos y tratamos todos los días a personas que buscan desesperadamente seguridad y tratan de escapar de la persecución y la violencia. 

Las políticas migratorias basadas en la disuasión, la criminalización y la contención sólo causan más dolor a las personas vulnerables que ya han sufrido y sobrevivido a tantas crueldades. 

La política Quédate en México, conocida oficialmente como Protocolos de Protección al Migrante (MPP), dejó a las personas solicitantes de asilo varadas en México mientras esperaban que sus solicitudes de asilo fueran atendidas en Estados Unidos.

 

© Christopher Lee

 

Entre el momento en que la primera administración Trump introdujo Quédate en México en 2019 y cuando el gobierno estadounidense dejó de inscribir a nuevos participantes en 2022, más de 75,000 personas solicitantes de asilo fueron rechazadas por Estados Unidos y enviadas de regreso a enfrentar condiciones difíciles y peligrosas en México.  

Nos preocupan enormemente los riesgos para la salud y la seguridad que implica el reinicio de la política Quédate en México; y el invocar preocupaciones de salud pública como pretexto para militarizar la seguridad fronteriza. Nos preocupa la variedad de medidas que efectivamente cerrarán la frontera sur de Estados Unidos a las personas solicitantes de asilo e infligirán daño como estrategia de disuasión. Las políticas migratorias basadas en la disuasión, la criminalización y la contención solo causan más dolor a las personas vulnerables que ya han sufrido y sobrevivido a tantas crueldades.   

Bloquear a las personas que buscan asilo en los Estados Unidos y eliminar las vías seguras y legales para la migración solo expone a las personas a mayores riesgos y explotación. Para muchas de estas personas, quedarse en casa no es una opción, y puede ser una sentencia de muerte. 

Las consecuencias médicas y humanitarias de restringir el acceso al asilo son reales. Hemos tratado a personas refugiadas y solicitantes de asilo con lesiones horribles por tortura y abuso. También vemos los graves impactos en la salud mental de quienes viven bajo la amenaza constante de persecución. 

 Pedimos a la nueva administración Trump que respete el derecho de las personas a solicitar asilo y cree vías humanas para las personas que buscan protección. 

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