Las personas desplazadas en Ucrania tienen enormes necesidades de salud mental

Las necesidades de salud mental son enormes y atenderlas es una prioridad para los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF).

MSF brida consultas de salud mental en Ucrania
Natalia Polovynko, psicóloga de MSF, brinda consultas psicológicas, en un centro para personas internamente desplazadas en la región de Krivói Rog. ©MSF

La guerra en Ucrania ha continuado por más de seis meses, provocando que millones de personas huyan de sus hogares en un intento desesperado por escapar de la muerte y las heridas. Muchas personas han perdido a sus familiares y están traumatizadas por la guerra, tanto física como emocionalmente. 

Las necesidades de salud mental son enormes y atenderlas es una prioridad para los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF). Por eso hoy te queremos presentar los testimonios de nuestros pacientes que se han visto directamente afectados por los enfrentamientos y cuyas historias muestran la devastación causada por la guerra.  

Yevhenia es de un pueblo en la región de Jersón, ahora bajo control militar ruso. Hoy vive en un centro para personas desplazadas en la región de Dnipró. 

“Cuando los soldados rusos llegaron a nuestro patio, estábamos en el sótano. Nos dijeron que saliéramos, revisaron nuestros documentos y luego nos mandaron de vuelta al sótano. Después se mudaron a nuestra casa y comenzaron a vivir allí. 

Cuando los soldados ucranianos entraron en nuestro pueblo, preguntaron si alguien quería irse. El mismo día fuimos a Krivói Rog. Aquí tenemos amistades que nos acogieron, había 14 personas viviendo en su casa, incluyéndonos a nosotros. 

Yevhenia es una persona internamente desplazada la región de Jersón, Ucrania
Yevhenia:”Nos estamos recuperando, pero no podemos olvidar lo que pasamos. Pero aún queremos regresar y reconstruir nuestro pueblo”. ©MSF

 

Después pedimos un lugar para quedarnos en el refugio para personas desplazadas; habíamos estado durmiendo en el piso en la casa de nuestros amigos, y mi esposo se estaba recuperando de una cirugía. 

Le habían disparado por la espalda cuando todavía estábamos en casa. Después de recibir el disparo, permaneció en el sótano durante un mes y medio sin tratamiento ni medicamentos, no teníamos nada. Todo estaba destruido. 

El 3 de abril nos enteramos de que mi hijo había muerto. Nos dijeron que su cuerpo estaba en una morgue en Krivói Rog y ahora lo hemos enterrado.  

Nos estamos recuperando, pero no podemos olvidar lo que pasamos. Ahora no tenemos casa porque fue destruida. Pero aún queremos regresar y reconstruir nuestro pueblo. Agradecemos a esta ciudad por acogernos. Pero el hogar es el hogar”. 

Alla fue desplazada de su aldea en la región de Jersón después de que comenzara la guerra.  

Cuando comenzó la guerra, Jersón quedó bajo control militar ruso. Después de varios intentos, Alla finalmente escapó de Jersón y ahora vive en un centro para personas desplazadas en la región de Dnipró. 

“Había bombardeos cada minuto, cada segundo, día y noche. Cada misil era una tirada de dados, golpeaban lugares al azar y la gente moría. Conocí a muchas personas que murieron, incluyendo a mi amigo. 

Mi madre y yo solíamos refugiarnos en el sótano. Pero el sótano es muy profundo y mi madre tiene 86 años… no fue fácil. La primera vez que intentamos salir de casa, viajamos con nuestros vecinos en automóvil, pero nos devolvieron en un puesto de control. No nos permitieron salir. 

Alla fue desplazada de su pueblo en la región de Jersón, Ucrania.
Alla: “todavía queremos volver a casa. Todo está destruido allí, pero aunque sólo sean escombros, sigue siendo nuestro hogar”. ©MSF

 

“Dejé a mi madre en el puesto de control y fui a casa a buscar mi bicicleta para que mi madre pudiera apoyarse en ella mientras caminaba. Esto nos facilitó llegar a otro puesto de control, pero una vez más nos hicieron retroceder.  

Mi madre se subió en la bicicleta y comencé a llevarla a casa, pero luego nos encontramos con otra mujer que nos dijo que finalmente era posible pasar los controles. 

Seguía siendo difícil salir de casa. No llegamos al refugio para personas desplazadas y al dormitorio hasta la medianoche. Estamos aquí ahora, pero todavía queremos volver a casa. Todo está destruido allí, pero aunque sólo sean escombros, sigue siendo nuestro hogar”. 

Tetiana fue desplazada de su aldea en la región de Jersón. Ahora vive en un centro para personas desplazadas en la región de Dnipró. 

“Viví, trabajé toda mi carrera y me jubilé en el mismo pueblo. Nos preparábamos para envejecer, queríamos vivir con comodidad. 

Entonces, el 27 de marzo, hubo bombardeos y nos vimos obligados a abandonar nuestra casa. No quería esconderme en el sótano, porque tenía miedo de que la casa se derrumbara sobre nosotros.  

Tenemos un cobertizo que usamos como cocina en verano. Sus paredes son gruesas y sentí que estaríamos más seguros allí. Hubo bombardeos durante la noche y nos quedamos en el cobertizo. Cuando llegó la mañana, me di cuenta de que ya no podía hacer eso, así que decidimos viajar a Níkopol. 

Tetiana fue desplazada de su aldea en la región de Jersón.
Tetiana: “Mi nieta tiene siete años. Habla de construir cosas nuevas para consolarme. Cuando le preguntamos cuál es su mayor deseo, dice: ‘Quiero tener mi propia casa’”. ©MSF

 

Nos quedamos en Níkopol pero mi esposo tuvo que volver a casa para trabajar. Decidí ir con él.  

Era Semana Santa cuando nuestra casa fue destruida. Nuestros amigos nos dijeron que nos quedáramos en su casa… pero en cuanto llegamos, comenzaron los bombardeos. 

Nos quedamos allí varios días, después de eso ya no pude más. Mi esposo se quedó en el pueblo y yo llegué a la ciudad de Krivói Rog el 19 de julio. 

Mi nieta tiene siete años. Habla de construir cosas nuevas para consolarme. Cuando le preguntamos cuál es su mayor deseo, ella dice: ‘Quiero tener mi propia casa’”. 

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