Las quemaduras, un problema de salud crónico en Gaza

En la clínica de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Khan Younis, en el sur de Gaza, cuatro fisioterapeutas se preparan para un día ajetreado. Se ponen el equipo de protección personal y revisan la lista de pacientes del día: 46 en total, casi la mitad son niñas y niños que se recuperan de quemaduras.

En la clínica de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Khan Younis, en el sur de Gaza, cuatro fisioterapeutas se preparan para un día ajetreado. Se ponen el equipo de protección personal y revisan la lista de pacientes del día: 46 en total, casi la mitad son niñas y niños que se recuperan de quemaduras.
 
Reem Abu Lebdeh, una de las fisioterapeutas, retira los vendajes compresivos de presión de Abdallah, de 21 meses, y examina cuidadosamente las cicatrices en sus piernas, abdomen y brazo derecho. Diez meses antes, Abdallah sufrió una quemadura que afectó al 50% de su cuerpo. Pasó más de dos meses en el hospital y recibió un trasplante de piel de su padre. 
 
"Unas cuantas sesiones más y podría ser dada de alta", dice Abu Lebdeh. Aunque es una buena noticia, no es el final del tratamiento de Abdullah. "Las cicatrices no limitan su movimiento por el momento", explica Abu Lebdeh, "pero esto podría cambiar a medida que crezca. Tendrá que seguir llevando una prenda elástica de compresión hasta que las cicatrices dejen de crecer y deberá ser examinado periódicamente".
 
Cada año, las clínicas de MSF en la Franja de Gaza atienden a 5,000 nuevas víctimas de quemaduras, la gran mayoría son menores con heridas causadas durante accidentes domésticos. Las condiciones de inseguridad de las viviendas son una de las principales causas de estos incidentes. Cerca del 70% de la población de Gaza son personas refugiadas, muchas de ellas viven en campos. Más de la mitad de la población de la Franja vive en la pobreza, según Naciones Unidas. Como consecuencia, un gran número de personas viven hacinadas en viviendas inseguras, sin acceso suficiente a la electricidad, calefacción, agua potable o saneamiento.
 
 
"Muchas heridas por quemaduras podrían evitarse con un alojamiento más seguro y capacitando a la población sobre los riesgos", dice la responsable de la atención a personas con quemaduras de MSF, Séverine Brunet.  
 
A unas camas de distancia de Abdallah, en el lado opuesto de la sala, está Sham, una niña de dos años cuya herida por quemadura también fue consecuencia de un accidente casero. La fisioterapeuta Noura Alzaeem le aplica un masaje de la cicatriz. La familia de Sham, compuesta por cuatro integrantes, vive en una habitación alquilada en el campo para personas refugiadas de Khan Younis, un espacio reducido en el que solo caben una cama, un colchón y dos armarios. Al no tener cocina, la madre de Sham cocina en el suelo del rellano fuera de la habitación. Un día, mientras su madre cocinaba, Sham se quedó enredada en los cables de la estufa eléctrica. Se cayó y la estufa caliente le cayó encima, provocándoles quemaduras en el 10% del cuerpo. 
 
Hace tres años, el hermano mayor de Sham, Jamal, que entonces tenía dos años, también sufrió un accidente tras rodar de su cama y caer sobre una estufa, produciéndole quemaduras en la cara. Recibió tratamiento en una clínica de MSF durante ocho meses, recuerda su madre.
 

Un problema de salud crónico 

El año pasado, desde MSF tratamos a 5,540 nuevos pacientes con quemaduras, en comparación con los 4,591 de 2020 y los 3,675 de 2019. En promedio, más del 60% eran menores de 15 años, y el 35% menores de cinco años. Como Abdallah y Sham, muchas personas resultaron heridos en accidentes domésticos causados por las malas condiciones de sus vivienda.
 
 
El tratamiento adecuado en las primeras 48 horas es fundamental para la recuperación de las y los pacientes con quemaduras, pero la mayoría de las víctimas de quemaduras y sus familias no están familiarizadas con los primeros auxilios para las lesiones de este tipo. La pasta de dientes, el café en polvo y la salsa de tomate son algunos de los remedios caseros más comunes, mientras que algunas personas recurren a aplicar lejía o sal sobre la quemadura. 
 
"Lo primero que hay que hacer es mantener la zona quemada bajo el agua corriente fría", explica Brunet, "y si la quemadura es grave, hay que buscar tratamiento médico lo antes posible".
 
Llegar al hospital también puede ser complicado. Cuando Nabeel, de cuatro años, se apoyó accidentalmente en un horno caliente en el que su abuela Sana estaba horneando pan, sufrió graves quemaduras en la zona lumbar. Al no poder pagar un taxi, tardaron una hora en llegar al hospital en un carro tirado por un caballo.
 
Para tener las máximas posibilidades de recuperación, las y los pacientes con quemaduras graves necesitan cambios regulares de apósitos, fisioterapia y tratamientos posteriores, pero muchas personas terminan faltando a las citas por los desorbitados costos del transporte. Para evitar esto, MSF proporciona transporte de ida y vuelta a su clínica en Gaza. 
 
"Cumplir con el plan de tratamiento es muy importante, pero es muy difícil para nuestras y nuestros pacientes en Gaza", asevera Brunet. "Además, la falta de higiene por el acceso inadecuado al agua potable y al saneamiento aumenta el riesgo de infección y la resistencia a los antibióticos, un problema frecuente en Gaza. Muchas y muchos pacientes tampoco tienen acceso a una buena nutrición o tienen comorbilidades que ralentizan su proceso de curación".
 
Las lesiones por quemaduras pueden tener un impacto duradero y profundo en la salud física y psicológica. Además, el tratamiento puede requerir una hospitalización prolongada y meses de seguimiento médico para evitar la desfiguración y la discapacidad, atención que el sistema sanitario de Gaza, paralizado por el bloqueo de Israel y Egipto, no puede ofrecer.
 
Para mejorar el acceso a una atención de calidad para las víctimas de quemaduras, desde MSF brindamos tratamiento de las heridas y del dolor, fisioterapia y apoyo psicosocial a las y los para pacientes y sus cuidadores a través de cuatro clínicas en la Franja de Gaza y facilita apoyo a la unidad de quemados del Hospital Al-Shifa —la unidad de referencia para todos los hospitales de Gaza —, donde reciben tratamiento, cada año, un promedio de 270 pacientes. Sin embargo, mientras la población de la Franja siga habitando viviendas inadecuadas y sobrepobladas, la carga de las lesiones por quemaduras seguirá pesando en la Franja.
 
 
 
MSF trata a pacientes con quemaduras en Gaza desde 2011. En 2020, cuando la pandemia de COVID-19 dificultó el envío de pacientes quemados para su tratamiento fuera de Gaza, MSF comenzó a proporcionar máscaras de compresión para las víctimas de quemaduras faciales fabricadas por primera vez en el interior de la Franja con tecnología de escaneo e impresión 3D. En 2021, MSF abrió la primera sala de sedación en Gaza, donde niñas y niños con quemaduras graves pueden recibir terapia física y sus vendajes pueden cambiarse bajo anestesia sin pasar por el quirófano.
Compartir