Las tasas de mortalidad y desnutrición en dos campos de refugiados de Sudán del Sur alarmantes

Nuevos datos epidemiológicos recogidos por Médicos Sin Fronteras (MSF) en los campos de refugiados de Yida y Batil, cerca de la frontera con Sudán, muestran unas tasas de mortalidad y de desnutrición que en algunos casos llegan a estar cinco veces por encima del umbral de emergencia. MSF apela a un mayor despliegue humanitario en la zona.

Nuevos datos epidemiológicos recogidos por Médicos Sin Fronteras (MSF) en los campos de refugiados de Yida y Batil, cerca de la frontera con Sudán, muestran unas tasas de mortalidad y de desnutrición que en algunos casos llegan a estar cinco veces por encima del umbral de emergencia. MSF apela a un mayor despliegue humanitario en la zona.

Más de 170,000 refugiados han hecho un arduo viaje para cruzar la frontera y escapar del conflicto y la inseguridad alimentaria en los estados sudaneses del Nilo Azul y Kordofán del Sur. Muchos, tras caminar durante semanas, llegan a los campos de refugiados de Sudán del Sur en un estado extremadamente débil y vulnerable. En dos de los campos en particular, las extremadamente precarias condiciones de vida están provocando grandes problemas de salud entre la población refugiada. Desde junio, una media de cinco niños mueren cada día en el campo de Yida y uno de cada tres niños está desnutrido en el campo de Batil.

“El número de niños que mueren en el campo de Yida es muy alto y los 1.200 niños con desnutrición aguda severa en el programa nutricional de MSF en el campo de Batil son solo la punta del iceberg”, declara André Heller-Pérache, coordinador general de MSF en Sudán del Sur. “La mayoría de nuestros pacientes en ambos campos son niños desnutridos que se debilitan todavía más cuando contraen diarrea, malaria o infecciones respiratorias. Enseguida entran en un bucle de enfermedad que puede causarles más complicaciones de salud e incluso la muerte. Nuestros equipos trabajan contrarreloj en unas condiciones desesperadas intentando salvar la mayor cantidad de vidas posible”.

Campo de Yida
Este campo del estado sursudanés de Unidad, fronterizo con el estado de Kordofán del Sur en Sudán, alberga a 55,000 refugiados. Los datos epidemiológicos de MSF sobre la mortalidad de junio y julio muestran cuatro fallecimientos por cada 10,000 personas al día en niños menores de 5 años. Esto multiplica por dos el umbral de emergencia (2/10,000/día) e indica una media de por lo menos cinco niños muertos cada día en este periodo, la mayoría, víctimas de infecciones severas o diarrea. La tasa bruta de mortalidad (1/10.000/día para el total de la población) de estos dos meses también duplica el umbral de emergencia, con dos fallecidos por cada 10,000 personas cada día. El estudio de MSF, finalizado el 27 de julio, muestra que en el 82% de las familias refugiadas alguno de sus miembros ha enfermado en las últimas dos semanas.

Campo de Batil
En Batil, uno de los campos de refugiados del estado del Alto Nilo, en la frontera con el del Nilo Azul de Sudán, tiene una población que ronda las 34.000 personas. Los resultados preliminares de otra encuesta epidemiológica de MSF, finalizada el 31 de julio, muestran una tasa de desnutrición infantil global (total niños desnutridos moderados y severos) del 27,7%, cuando el umbral de emergencia se sitúa en el 15%, y una tasa de desnutrición aguda severa del 10,1%, cinco veces superior al umbral de emergencia, establecido en un 2%. Más alarmante si cabe es que el 44% de los niños menores de 2 años están desnutridos, un 18% de los cuales, con desnutrición aguda severa. El estudio también muestra que la tasa de mortalidad de menores de 5 años en Batil ha sido de 2,1 por cada 10,000 personas al día en los últimos cuatro meses. Aunque falta realizar el desglose y análisis completo de todos los datos, el equipo de MSF teme que la tasa de mortalidad en las últimas semanas haya alcanzado niveles muy superiores.

Respuesta masiva de emergencia
“La estación de lluvias ha convertido los campos en un lugar de pesadilla para los refugiados”, explica Bart Janssens, director de Operaciones de MSF. “Las carreteras de acceso están despareciendo y la respuesta humanitaria tiene que superar enormes dificultades para crear unas condiciones en las que se pueda vivir. Esto está degenerando en una situación de salud catastrófica y, aunque MSF puede seguir prestando atención médica a los refugiados, hace falta un mayor despliegue de otros agentes humanitario para evitar que muchos más niños contraigan enfermedades potencialmente mortales. Especialmente en agua y saneamiento, puesto que la diarrea es la principal causa de muerte en los campos, y también distribuciones de alimentos a grupos vulnerables en Batil, donde la desnutrición supera con creces los umbrales de emergencia. La situación actual requiere que todas las organizaciones desplieguen al máximo sus capacidades”.

Como principal proveedor de ayuda médica en los cuatro campos de refugiados de los estados del Alto Nilo y de Unidad (Batil, Doro, Jamam y Yida) en Sudán del Sur, MSF ha lanzado una respuesta masiva de emergencia. En el campo de Yida, el número de camas de hospital se ha duplicado para poder tratar al creciente número de niños gravemente enfermos. Entre los cuatro campos, la organización cuenta con más de 180 trabajadores internacionales y está enviando más refuerzos para poder cubrir las enormes necesidades médicas existentes.

Desde noviembre de 2011, MSF gestiona programas de emergencia para refugiados que han huido de los estados de Kordofán del Sur y del Nilo Azul en Sudán. La organización ha montado hospitales de campaña en los cuatro campos donde presta asistencia, realizando más de 9,000 consultas y 150 ingresos en cuidados intensivos cada semana, y tratando a 2,300 niños desnutridos en sus programas de nutrición terapéutica. Los equipos también vacunan de sarampión a los recién llegados, realizan trabajos de agua y saneamiento en los campos y realizan distribuciones de emergencia de artículos de primera necesidad como jabón, lonas de plástico y raciones de alimentos cuando es necesario.

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