Las trabajadoras del sexo se hacen cargo de su propia salud

Jacqueline Zulu, responsable de promoción de la salud de MSF, enseña a las trabajadoras sexuales cómo realizar una autoprueba del virus del papiloma humano.
Brindamos apoyo a las trabajadoras sexuales para que tengan acceso a la atención médica en Malawi. © Diego Menjibar
  • Desde 2022, más de 1,800 trabajadoras del sexo se han beneficiado de servicios de salud sexual y reproductiva, apoyo a la salud mental, promoción de la salud y tratamiento.

En Malawi, Médicos Sin Fronteras (MSF) trabajamos con organizaciones comunitarias para mejorar el acceso a la atención médica para las trabajadoras que ejercen el trabajo sexual. Además, algunas de ellas están capacitadas e identificadas como “compañeras” para asesorar, apoyar y responder a las necesidades, particularmente médicas, de estas mujeres.

Las ciudades de Dedza y Zaelwa se encuentran a lo largo de la principal ruta comercial que atraviesa Malawi, la cual es utilizada por los camiones que viajan de Tanzania a Mozambique. Muchas personas, principalmente mujeres, terminan ahí para intentar ganarse la vida a través del trabajo sexual.

  • Situaciones familiares difíciles
  • Acontecimientos traumáticos
  • Falta de apoyo, recursos o formación personal

Son solo algunas de las razones que las llevaron a recurrir al trabajo sexual como salida. Otras han perdido a sus padres o fueron abandonadas por sus esposos, quedándose solas y en la indigencia. O bien, han sufrido abusos sexuales, incluyendo incesto, y han sido excluidas de sus comunidades. Aisladas, su situación económica las coloca a ellas y a los niños y niñas que viven con ellas, en situaciones extremadamente vulnerables en términos de salud y seguridad.

Charla sobre salud sexual y reproductiva con un grupo de jóvenes trabajadoras sexuales en Dedza.
Ndaziona Kamisa durante una charla sobre salud sexual y reproductiva con un grupo de jóvenes trabajadoras sexuales en Dedza. © Diego Menjibar

 

Hamida*, 29 años. Solía dirigir un negocio de verduras y carbón en Mangochi, más al norte. Cuando su esposo la dejó por otra mujer hace cuatro años, ella no podía mantener a su familia.

En 2020, comencé a mantener a mis tres hijos y cuatro hermanos y hermanas. Todos los meses les envío dinero, pero nunca es suficiente. Regularmente voy a dormir con el estómago vacío.

 

Agnés*, 42 años. Ella trabajaba como trabajadora del sexo desde 2008, cuando su esposo murió, dejando a sus cuatro hijos y dos nietos. Ella es la fundadora de una de las dos organizaciones comunitarias de trabajadoras sexuales apoyadas por MSF.  “Todos los días, generalmente tengo dos o tres clientes y gano alrededor de 6,000 kwacha ($4,080.00 MXN). Lo peor de este trabajo es tener sexo con hombres y que no paguen. Esto pasa muy seguido. Otras veces, los clientes nos golpean y nos roban”, explica.

La mayoría de las trabajadoras del sexo que apoyamos en MSF  tienen dificultades para acceder a la atención, debido a su situación precaria y al estigma al que están sometidas.

“Estos incluyen embarazos no deseados, abortos inseguros que pueden provocar complicaciones graves o incluso la muerte. Una alta prevalencia de infecciones de transmisión sexual, particularmente VIH, y a menudo lesiones causadas por los clientes”, explica Charlie Masiku, coordinador del proyecto de Organizaciones Comunitarias de MSF en Malawi.

Después de seis años de apoyo directo a las trabajadoras sexuales en Dedza y Zalewa, a partir de 2020 los equipos de MSF hemos ayudado a formar organizaciones comunitarias y a desarrollar las habilidades necesarias para empoderarlas en términos de acceso a la atención médica. Las trabajadoras del sexo capacitadas, identificadas por otros como “compañeras”, ahora llevan a cabo iniciativas de promoción de la salud (sobre prácticas sexuales seguras, anticoncepción, etcétera). Brindan apoyo en la lucha contra la violencia sexual y participan en la prevención de infecciones de transmisión sexual.

Memory Saweruzika muestra a las trabajadoras sexuales cómo hacerse la autoprueba del VPH.
Memory Saweruzika muestra a las trabajadoras sexuales cómo hacerse la autoprueba del VPH. © Diego Menjibar

 

Compartir experiencias e información es el núcleo de su enfoque. Por ejemplo, brindan información sobre la profilaxis previa a la exposición (PrEP) para proteger a las trabajadoras sexuales sin VIH. Además, brindan capacitación en detección del VIH y el virus del papiloma humano, que causa el cáncer de cuello uterino. Para esta actividad, van de puerta en puerta con otras trabajadoras sexuales para recolectar muestras y luego enviarlas al laboratorio para su análisis.

Cada dos semanas, un equipo de MSF formado por una enfermera, un promotor de salud y un psicólogo visita algunos lugares para brindar apoyo médico más profundo.

A veces remitimos a mujeres a hospitales por problemas de salud que no pueden ser tratados por nuestros equipos o en los centros de salud locales, pero no pueden permitirse el lujo de ir a un hospital a dos horas de casa. Conocemos a mujeres jóvenes con problemas de salud muy avanzados. Charlie Masiku, coordinador de proyecto.

Pero en los últimos años, la situación económica y el entorno laboral de estas mujeres se ha deteriorado constantemente. La inflación está aumentando y la moneda local, el kwacha, se ha devaluado. Los clientes abusan cada vez más y más de ellas, los precios de las transacciones están cayendo y tienen la necesidad de aumentar el número de clientes que reciben cada día.

Personal de MSF administra acetato de medroxiprogesterona, a una trabajadora sexual en Zalewa, Malawi.
Personal de MSF administra acetato de medroxiprogesterona, un anticonceptivo a una trabajadora sexual en Zalewa, Malawi. © Diego Menjibar

 

“El desarrollo de capacidades en el campo de la salud es sumamente importante y un paso en la dirección correcta. Sin embargo, estas mujeres también necesitan recibir apoyo económico y social de otras organizaciones para que ellas y sus hijos puedan salir de esta situación”, explica Charlie Masiku.

Angés, cuya hija de 23 años también se ha convertido en trabajadora sexual, confirma:

Sufro mucho para encontrar comida para las niñas y uniformes para la escuela. Pero es muy difícil dejar este trabajo porque, si lo hago ahora, ¿cómo se supone que ganaré dinero?

Desde principios de año, los equipos de MSF intentan establecer vínculos con organizaciones locales que puedan ayudar a pagar las colegiaturas escolares de los niños. O a desarrollar habilidades profesionales que les permitan obtener otras fuentes de ingreso, como el cultivo y la venta de fruta y verduras, hacer jabón o criar ganado. Alargo plazo, esto resulta crucial para marcar la diferencia en la salud y la vida de las mujeres.

 

* Los nombres fueron cambiados para proteger la privacidad de las personas.

Este artículo fue publicado en Animal Político.

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