Las trabas a la ayuda humanitaria en el Mediterráneo crearán un vacío mortífero

El pasado viernes 11 de agosto, las autoridades libias anunciaron públicamente la creación de una zona de búsqueda y rescate en el Mediterráneo, así como su decisión de restringir el acceso de los buques humanitarios a las aguas internacionales frente a la costa libia.

El pasado viernes 11 de agosto, las autoridades libias anunciaron públicamente la creación de una zona de búsqueda y rescate en el Mediterráneo, así como su decisión de restringir el acceso de los buques humanitarios a las aguas internacionales frente a la costa libia.

Inmediatamente después, el Centro de Coordinación de Rescate Marítimo de Roma advirtió a Médicos Sin Fronteras (MSF) sobre los riesgos de seguridad derivados de las amenazas emitidas públicamente por la Guardia Costera libia contra buques de búsqueda y salvamento que operan en aguas internacionales.

A la luz de estas nuevas restricciones a la asistencia humanitaria independiente y del creciente bloqueo en Libia de las personas que intentan cruzar el Mediterráneo, MSF ha decidido suspender temporalmente las actividades de búsqueda y rescate de su buque Prudence. Por su parte, el equipo médico de MSF que trabaja en el Aquarius seguirá apoyando las labores de rescate de este barco, operado junto a SOS Méditerranée y que actualmente se encuentra en aguas internacionales.

"Si estas declaraciones se confirman y tales órdenes se ejecutan, habrá más muertes en el mar y más gente quedará atrapada en Libia", declara Annemarie Loof, responsable de operaciones de MSF. "Si los barcos humanitarios son expulsados del Mediterráneo, habrá menos buques para los rescates y para evitar que estas personas se ahoguen –explica–. Y quienes no se ahoguen serán interceptados y devueltos a Libia, un lugar sin garantías legales, donde se producen detenciones arbitrarias y la violencia es extrema".

Estas declaraciones se producen apenas una semana después de anunciarse el despliegue de la Armada italiana en aguas de Libia, con el fin de aumentar la capacidad de los guardacostas de este país para interceptar migrantes y refugiados y devolverlos a tierra.

"Estos acontecimientos suponen otra vuelta de tuerca en un entorno cada vez más hostil para las operaciones de rescate", dice Brice de le Vingne, director de Operaciones de MSF. "Los Estados europeos y las autoridades libias están implementando un bloqueo que impide que estas personas puedan buscar seguridad. Este es un ataque inaceptable a la vida y la dignidad de las personas".

MSF pide a las autoridades libias que confirmen rápidamente que respetarán la legalidad internacional, que obliga a rescatar barcos en peligro, y que permitirán que estos rescates se lleven a cabo tanto en aguas internacionales como en aguas libias. MSF pide además a las autoridades libias que ratifiquen que todos los barcos, sean operados por ONG o por cualquier otra entidad, podrán llevar a cabo estas actividades de rescate sin obstáculo ni daño alguno. Finalmente, MSF pide que ni las autoridades libias ni las italianas interfieran con el derecho legalmente garantizado de desembarcar a los rescatados en lugar seguro.

"MSF se niega a ser incluida en un sistema cuyo objetivo es impedir a toda costa que la gente busque seguridad", continúa De le Vingne. "Pedimos a la Unión Europea y a las autoridades italianas que abandonen estas letales estrategias de contención, que atrapan a las personas en un país en guerra sin tener en cuenta sus necesidades de protección y asistencia –añade–. Se necesitan urgentemente vías seguras y legales para los refugiados y los migrantes, a fin de evitar su muerte y sufrimiento".

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