Líbano: Las personas sucumben ante el dolor por miedo a enfrentar los gastos hospitalarios

Un cama vacía en un hospital público de Halba, Líbano. © Tracy Makhlouf

“Sabía que tenía que ir a la sala de urgencias cuando noté el rápido cambio de color en mi dedo del pie. Pero también sabía que me costaría dos millones de libras libanesas (LBP)”, dice Mohammad. “No puedo pagar eso, no tengo ingresos y mi hijo gana menos de 50,000 LBP (aproximadamente 2 dólares estadounidenses) por día, que necesitamos para comida y alojamiento”.

Hoy, Mohammad, un hombre libanés de 74 años que tiene diabetes, está en una clínica en Arsal, en el valle de Bekaa en Líbano. Camina tambaleándose y se detiene para recuperar el aliento, apoyándose contra la pared para secarse el sudor que tiene en su cabello blanco y en su debilitado rostro.

La clínica está a cargo de Médicos Sin Fronteras (MSF) y Mohammad ha sido un paciente aquí durante tres años. A lo largo de este tiempo, no ha podido costearse la dieta que le prescribieron para su condición como diabético, y esto contribuyó aún más al deterioro de su salud. Finalmente esto condujo a la amputación de su miembro inferior izquierdo.

Mohammad ha formado parte de nuestra clínica desde hace mucho tiempo, lo conocemos muy bien; las dificultades que enfrenta con su salud física nunca le impidieron regalar sonrisas con sus chistes e historias”, dice Rabih Kbar, médico de MSF en Arsal. “Sin embargo, hoy parecía agotado, como si tuviera las preocupaciones del mundo sobre sus hombros”, concluye Kbar.

Durante el examen de Mohammad, el Dr. Kbar vio que uno de los dedos del pie de Mohammad se había vuelto negro y requería una amputación inmediata para evitar que la infección se extendiera al resto de su cuerpo. El Dr. Kbar rápidamente arregló su ingreso en un hospital cercano. Mohammad había sido consciente de la decoloración de su dedo del pie durante unas dos semanas, pero no se lo dijo a nadie porque sabía que no podía pagar los gastos del hospital.

 

La crisis económica hace que la atención hospitalaria sea inasequible para muchas personas 

Mohammad fue diagnosticado con diabetes e hipertensión hace 10 años. Realizaba diferentes trabajos en el ámbito de la construcción, así que aún podía pagar los medicamentos y el tratamiento para su enfermedad. Sin embargo, en los últimos tres años, dado que Líbano cayó en una crisis económica, ya no pudo costear su tratamiento y se acercó a la clínica de MSF en Arsal.   

Durante los últimos 10 años, los equipos de Médicos Sin Fronteras en la clínica de Arsal han brindado tratamiento para enfermedades crónicas, atención pediátrica, salud reproductiva y salud mental, con el objetivo de cubrir las brechas en los servicios de salud básicos disponibles en el valle de Bekaa. Recientemente, nuestros equipos han observado un aumento en el número de personas que llegan a nuestra clínica en estado crítico y requieren hospitalización. 

“Las personas vienen a nuestras clínicas con trastornos que han progresado más allá del tratamiento regular, con la esperanza de encontrar formas alternativas de gestionar sus condiciones críticas sin tener que ir al hospital, para evitar los costos”, dice Maytham Jary, enfermera de referencia de MSF en el valle de Bekaa.

La actual crisis económica en Líbano ha dejado a muchas personas sin poder pagar la atención hospitalaria que necesitan, empujándolas a una situación en la que no reciben un tratamiento médico oportuno y adecuado. Debido a una devaluación del 90 por ciento de la moneda local y una inflación que sigue aumentando, los precios de los bienes esenciales se han disparado, incluidos los de los medicamentos y el equipo médico.  

Esta situación ha llevado a que haya un aumento en los costos hospitalarios. Al mismo tiempo, los salarios de las personas ahora valen mucho menos, impidiéndoles pagar la atención hospitalaria o un seguro privado para cubrir los costos médicos. 

 

El valor real de las contribuciones estatales se desploma  

Las tarifas hospitalarias en Líbano solían ser cubiertas en gran parte por el Fondo de Seguridad Nacional (NSSF) del país o por el Ministerio de Salud Pública (MoPH), según el estado laboral del paciente y los criterios médicos. Esto generalmente cubría del 85 al 90 por ciento de los costos, y el paciente pagaba el resto. Sin embargo, con la crisis económica actual, la NSSF y el MoPH ahora cubren solo una fracción de los costos reales.  

En medio de la crisis, el NSSF y el MoPH también están luchando financieramente y han llegado a sus límites”, explica Farah Nasser, coordinadora médica adjunta de MSF. “Las tarifas hospitalarias de hoy reflejan el nuevo valor de la moneda local en el mercado, mientras que el Fondo de Seguridad Nacional y el Ministerio de Salud siguen pagando el valor de la moneda antes de la crisis, dejando a las y los pacientes cargando con el 90% del gasto real”. 

 

La migración de trabajadores médicos amenaza la calidad de la atención  

Incluso si los pacientes logran pagar las tarifas hospitalarias, las y los trabajadores de la salud especializados están abandonando Líbano masivamente, dejando a los hospitales sin el personal suficiente para funcionar. Dado que más del 30% de las y los trabajadores de la salud han migrado, muchos hospitales se han visto obligados a reducir los servicios que ofrecen, afectando la calidad de la atención que brindan.   

“El mes pasado, un bebé nacido en nuestro centro de maternidad requirió una neurocirugía”, dice Maytham. “Pasamos semanas tratando de encontrar una persona especialista en neurocirugía que fuera capaz y estuviera dispuesta a realizar el procedimiento, pero nuestras opciones se limitaban a solo dos personas en todo el país”.

Las personas en todo el Líbano se enfrentan a un serio revés en su capacidad para acceder a una atención hospitalaria de calidad. 

 

Médicos Sin Fronteras en Líbano  

Médicos Sin Fronteras (MSF) comenzó a trabajar en Líbano en 1976, durante la guerra civil, y ha estado presente en el país sin interrupción desde 2008.  

Actualmente, MSF brinda atención médica gratuita a comunidades vulnerables en todo Líbano, ya sean personas libanesas, refugiadas o trabajadoras migrantes. Nuestros equipos están presentes en diferentes lugares de todo el país, incluyendo el Valle de Bekaa, Akkar y el Sur de Beirut. Brindamos servicios de salud mental, salud sexual y reproductiva, atención pediátrica, vacunación y tratamiento de enfermedades no transmisibles, como la diabetes e hipertensión. Con más de 600 empleados, realizamos alrededor de 150,000 consultas cada año en Líbano.  

 

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