Los gazatíes desplazados en Cisjordania ansían volver a casa

Crisis en Gaza, noviembre 2023
Un centro para personas desplazadas en Jenin. © Faris Al-Jawad

Tras los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre, se cancelaron los permisos a miles de habitantes de Gaza que trabajaban en Israel.

Según el Ministerio de Trabajo palestino, alrededor de 6,000 personas están ahora desplazadas en Cisjordania, algunas viviendo en condiciones deplorables. Nuestros equipos les proporcionan apoyo a través de donaciones que incluyen medicamentos para enfermedades no transmisibles, y también les ofrecen apoyo en salud mental.

“Antes del 7 de octubre todo estaba bien para mí”, dice Hussein*, de 62 años. Vive en Gaza pero había trabajado en Israel durante 37 años antes de la actual guerra en la Franja. “Iba a trabajar a Ashdod. A veces dormía allí y otras regresaba a Gaza para visitar a mi familia y quedarme con ellos”.

Para ganarse la vida y mantener a su familia, Hussein pintaba casas y trabajaba en granjas en Ashdod, una ciudad israelí a unos 35 o 40 kilómetros al norte de Gaza.

“Me trataban bien y tengo muchos amigos israelíes”, explica. “Un día antes de los atentados del 7 de octubre, estaba tomando café con mi mejor amigo en el lugar donde vivía. Es israelí y lo conocí mientras compraba verduras en el mercado. Solía llevarles a él y a su familia algunas frutas y verduras de Gaza. Nuestras familias rápidamente también se hicieron amigas”.

Pero el 7 de octubre todo cambió para Hussein. “Estaba durmiendo cuando mi amigo y otro hombre entraron a mi habitación y empezaron a golpearme con palos. Gritaron: ‘¡tu gente nos está matando aquí y ustedes están durmiendo en nuestras casas!’ Me soltaron sus perros, que me mordieron y desgarraron el estómago y el torso”.

Después de 10 minutos, Hussein logró huir, pero tardó 30 minutos en llegar a un lugar seguro.

“Llamé a un amigo mío israelí, que vino a recogerme. Me llevó a casa de otro amigo y allí me escondí 10 días sin ver el sol. El 18 de octubre tomé un taxi y vine aquí, a Cisjordania”, cuenta.

Hussein llegó a Ramallah, la principal ciudad de Cisjordania, y decidió dirigirse al norte, a Jenin. Allí, muchos centros gestionados por las autoridades palestinas acogen a cientos de personas desplazadas de Gaza.

Nuestros equipos en Médicos Sin Fronteras viajan a estos centros para hacer donaciones médicas, que incluyen medicamentos para enfermedades no transmisibles. Pero también ofrecen apoyo en salud mental. Algunos pacientes informaron a nuestros equipos que fueron golpeados, humillados y abusados mientras estaban detenidos por las fuerzas israelíes desde el 7 de octubre.

“La gente aquí es realmente amable. No me lo esperaba”, dice Hussein. “Pero mi familia está en la ciudad de Gaza. Allí viven mi esposa y mis hijos. A veces logro comunicarme con ellos por teléfono. Me cuentan cómo está la situación allá. Es terrible.Sólo quiero vivir en paz. No queremos molestar a nadie y esperamos que nadie nos moleste a nosotros. Vivir en paz con nuestras familias, nuestros hijos y nietos. Palestina es mi país, dondequiera que esté, es mi país. Anhelo ver a mi familia en Gaza”.

Hoy, Hussein cree que nunca podrá volver a Ashdod, la ciudad donde solía trabajar.

La situación nunca podrá volver a ser la misma”, afirma.

 

 

*El nombre fue cambiado por cuestiones de confidencialidad.

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