Médicos Sin Fronteras expresa su decepción por la declaración política final en la Reunión de Alto Nivel sobre VIH/SIDA

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Malawi Advanced HIV

La reunión de alto nivel de la ONU que se llevó a cabo entre el 8 y el 10 de junio es la cuarta reunión de alto nivel de la ONU sobre el SIDA que se realiza desde que se diagnosticó el primer caso de VIH en 1981.

La reunión de alto nivel de la ONU que se llevó a cabo entre el 8 y el 10 de junio es la cuarta reunión de alto nivel de la ONU sobre el SIDA que se realiza desde que se diagnosticó el primer caso de VIH en 1981.  

Aunque se han logrado enormes avances en los últimos 40 años, Médicos Sin Fronteras expresa su decepción por la declaración política final, y su preocupación de que ante la falta de una fuerte responsabilidad mundial y a nivel país y de recursos adicionales asignados a las intervenciones de mayor impacto, probablemente haya un retroceso en la lucha contra la enfermedad y se pierdan los logros alcanzados. Esto especialmente en un momento en el que la mayoría de los programas para responder al VIH han mostrado brechas y retrasos bajo la crisis de la COVID-19. 

“La 4.ª declaración de la ONU sobre el SIDA es un paso decepcionante en la lucha contra esta enfermedad que mata, y está muy lejos de lo que hoy se necesitaba desesperadamente. Aunque el SIDA sigue siendo la principal causa de muerte entre adolescentes y mujeres jóvenes en África, los Estados miembros han mostrado su indiferencia por la vida de muchas personas al bloquear y eliminar partes clave de los primeros borradores de la declaración sobre varios temas vitales”, afirma el Dr. Nomkhosi Mavuso, representante médico de MSF en Sudáfrica. 

Durante las negociaciones de la Declaración Política sobre el SIDA en los últimos meses, ha sido evidente la falta de voluntad política de los Estados miembros para avanzar colectivamente hacia acciones más progresistas. Lamentablemente, se ha impugnado un lenguaje fuerte sobre los determinantes sociales de la salud, la prevención, los derechos y las respuestas dirigidas por la comunidad. 

“La declaración no reconoce los derechos y las necesidades urgentes de algunos de los grupos más vulnerables y marginados de personas afectadas por el SIDA, y no valora lo suficiente el trabajo crítico de las comunidades y las organizaciones de la sociedad civil en la respuesta a la enfermedad. Irónicamente, los países poderosos se comprometen a acabar con el SIDA, pero a la vez han bloqueado vergonzosamente y han suprimido o suavizado los textos críticos en la declaración final donde se abordan las barreras de la propiedad intelectual (PI) que facilitarían el acceso a los medicamentos que salvan vidas, incluso para los casos de comorbilidad y coinfecciones”. 

“En 2021, resulta impactante ver cómo los Estados miembros bloquean el acceso a medicamentos que salvan vidas, se niegan a reconocer o conceder derechos a las personas más vulnerables, y se resisten a las respuestas y al liderazgo de las comunidades”, reitera Mavuso.  

La declaración política también omite un lenguaje contundente sobre algunas de las carencias y retos más mortíferos de la respuesta actual para reducir la mortalidad causada por la enfermedad. No se menciona cómo los programas deben abordar el fracaso del tratamiento, o el retraso en el inicio y la interrupción del mismo, lo cual influye en que el VIH llegue a una etapa avanzada. Tampoco se mencionan en el texto las infecciones bacterianas y fúngicas graves que son, junto con la tuberculosis, las principales causas de morbilidad y mortalidad entre las personas que viven con VIH. 

“La declaración no aborda las razones por las que las personas siguen muriendo de VIH avanzado y de las principales causas de muerte, como la tuberculosis, pero también por las infecciones bacterianas y fúngicas graves. El objetivo de reducir las muertes por VIH por debajo de 250,000 para 2025 simplemente no se alcanzará si no se realizan intervenciones para prevenir, diagnosticar y tratar el VIH avanzado y no se menciona el retraso en el inicio e interrupción de la atención y fracaso del tratamiento. Los Estados miembros parecen haber olvidado que el anterior objetivo de ONUSIDA de tener menos de 500,000 muertes relacionadas con el VIH para 2020 no se ha alcanzado y sus nuevos compromisos están prácticamente muy lejos del nivel de urgencia y la movilización de recursos que necesitaría esta situación”. 

La Declaración pide que los Estados miembros presenten informes anuales voluntarios sobre los avances en el cumplimiento de sus compromisos con ONUSIDA. Sin embargo, los informes de los países también deben ir acompañados de una supervisión independiente por parte de las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades para que los gobiernos rindan cuentas de sus compromisos.  

“Sin una acción tangible detrás de las palabras de la nueva estrategia global del VIH y de la declaración política, su aplicación puede no ser suficiente para encarrilar la respuesta al VIH para 2025. Muchísimas personas se quedarán atrás, enfrentándose al VIH sin un salvavidas, y demasiadas personas morirán”, concluye Mavuso. 

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