Mediterráneo: la labor de una enfermera a bordo del Aquarius

Suzel Wiegert es una enfermera de Engadine en Nueva Gales del Sur, recientemente regresó de su séptima misión con Médicos Sin Fronteras y en esta entrevista nos relata su experiencia.

 

Suzel Wiegert es una enfermera de Engadine en Nueva Gales del Sur, recientemente regresó de su séptima misión con Médicos Sin Fronteras y en esta entrevista nos relata su experiencia.

Tu misión más reciente en MSF fue a bordo de un barco en el mediterráneo, ¿podrías contarnos acerca de este proyecto? 

 

A principios de este año pasé tres meses a bordo del Aquarius, que es un barco de búsqueda y rescate operado por SOS Méditerranée, en colaboración con MSF, en el mar Mediterráneo. El Aquarius patrulla las aguas internacionales frente a la costa de Libia con el objetivo de rescatar hombres, mujeres y niños que huyen de ese país, normalmente en pequeños y saturados botes de madera, que tienen pocas posibilidades de cruzar el mar Mediterráneo.

 

¿En qué consistió tu trabajo a bordo del Aquarius?

En el Aquarius hay tres equipos: el marítimo, que se ocupa de las operaciones del barco; el de rescate, que realiza las operaciones de salvamento; y el equipo médico, dirigido por MSF, que se enfoca en atender a las personas rescatadas. Aunque cada labor es muy diferente, durante mi tiempo a bordo trabajamos unidos, aprendiendo unos de otros en el proceso.

 

Nuestro equipo médico estaba conformado por cuatro personas: un doctor, una partera, una persona que es el punto focal para los casos vulnerables y yo, como enfermera y punto médico focal. Mis funciones incluían la administración de los suministros médicos y su organización en farmacia, fungir como punto de comunicación con el coordinador médico y proporcionar asistencia médica a las personas rescatadas. Atendíamos a las personas por una amplia variedad de padecimientos como quemaduras por combustible, ahogamiento, deshidratación e hipotermia por exposición en botes de plástico o madera; así como heridas y lesiones provocadas por la violencia y la tortura en Libia y condiciones crónicas empeoradas por la falta de acceso a cuidado de la salud dentro de Libia, en los países de origen o a lo largo de los viajes. También proporcionamos atención a víctimas de violencia sexual y de género.

 

 

¿Cuál ha sido tu mayor recompensa tras trabajar con MSF?

En cada una de las misiones y cada país en que he estado, ya sea en la República Democrática del Congo o en Iraq, trabajar con el personal local de MSF ha trascendido para mí, realmente se han portado muy bien. Siempre son acogedores y tienen ganas de aprender e igualmente están dispuestos a compartir sus conocimientos.

 

A pesar de las diferencias culturales, he formado fuertes relaciones con muchos de mis colegas. Recuerdo cuando estuve en una misión en Yemen, donde las normas locales son muy conservadoras, mi intérprete me dio un gran abrazo frente al equipo el día que me fui. Para mí, fue un momento muy significativo, ya que mostró la profundidad de la relación que creamos durante mi estancia en el proyecto.

 

¿Qué es lo más difícil de trabajar en el terreno?

 

Por lo general, dejar una misión es difícil porque has invertido mucha energía y tiempo, y es difícil no saber cómo progresará el proyecto. Conoces y formas relaciones con muchas personas diferentes y siempre es difícil decir adiós cuando sabes que hay pocas probabilidades de volver a verlos.

 

¿Cómo ha influido en tu nivel profesional o personal?

Con cada experiencia en el campo me he convertido en una persona más flexible para trabajar con los recursos mínimos y a ser más tolerante. Disfruto escuchar las historias de las personas. También he aprendido a comunicarme. Si no estás de acuerdo con algo, siempre ayuda hablar de ello con tus colegas, y tratar de encontrar una solución constructiva.

 

 

Después de seste misiones completadas, ¿qué te hace volver?

Amo este trabajo. Siempre es diferente. Siempre aprendo nuevas habilidades, y a cambio me encanta compartir mi conocimiento con mis colegas. Me da la oportunidad de viajar, aprender de otras culturas y conocer a personas muy interesantes, trabajar con MSF amplía tus horizontes. 

 

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