Mediterráneo: “Nuestra esperanza desaparecía cada vez que las personas decidían no ayudarnos”

Un grupo de 26 personas permaneció varios días a la deriva en el Mediterráneo, donde estuvieron sin comida ni agua.Nuestro equipo les brindó asistencia psicológica.

Vista del Mar Mediterráneo desde la cubierta del Ocean Viking.
Foto de archivo: Vista del Mar Mediterráneo desde la cubierta del Ocean Viking. Agosto 2019 ©Hannah Wallace Bowman/MSF

Veintiséis personas sobrevivientes de un naufragio en el mar Mediterráneo recibieron primeros auxilios psicológicos de parte de un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) después de llegar al puerto de Sicilia en Pozzallo, Italia, el pasado 12 de septiembre. 

Las personas sobrevivientes, todas de Siria y Afganistán, salieron de la costa de Turquía el 28 de agosto en un pequeño bote. Cuando el motor del barco falló, quedaron a la deriva en el mar por 15 días. Los suministros de comida y agua se agotaron rápidamente y en los últimos siete días que pasaron a la deriva no tuvieron nada que comer ni beber. Seis personas murieron, incluyendo a tres niños, uno de ellos un pequeño de 11 años que viajaba sin sus padres. 

“Cuando llegamos al centro de recepción en Pozzallo, muchas de las personas sobrevivientes todavía estaban en estado de shock y presentaban confusión, algunas incluso no entendían que estaban en tierra firme”, explica la psicóloga Mara Tunno, una de las seis integrantes del equipo de MSF compuesto por dos enfermeras y tres mediadores culturales. “Lo primero que hicimos fue dejarles claro que estaban en estaban tierra firme, que estaban a salvo, que estaban vivos. Les pedimos que eligieran cinco cosas que pudieran tocar, cuatro cosas que pudieran ver, tres cosas que pudieran sentir, dos cosas que pudieran oler y una cosa que pudieran probar. Nos dijeron que solo podían sentir el sabor del agua del motor del barco” 

 

Preparándose para morir  

Después de ver morir varias personas en el bote nos preguntábamos cuando sería nuestro turno”, relata una de las personas sobrevivientes. “Empezamos a rezar en preparación para la muerte. Un hombre cubría su cara con cualquier cosa podía encontrar. Se estaba preparando para morir. Él nos dio el poco dinero que tenía en su bolsillo, pidiendo que lo donáramos en el continente a quienes realmente lo necesitaran. Descubrimos su rostro y le dijimos: ‘Sobrevivirás, no moriremos'”.  

“A bordo con nosotros, había un hombre con dos niños verdaderamente pequeños que estaban cerca de morir de hambre”, relata otro sobreviviente. “Así que les ofrecí mi comida para mantenerles vivos. Pero a pesar de la comida los niños no lograron sobrevivir, ellos murieron. En un punto mi esposa se sintió muy débil también, y yo estaba convencido que ella iba a morir. Pensé en la comida que les había dado a esos niños, que no los había salvado y que ya no podía alimentar a mi esposa. No me arrepentí de mi acción, aunque pensé que tal vez podría haber salvado a mi esposa con esa comida. Me cubrí la cara con una camisa para que nadie pudiera verme llorar 

El barco sin motor se desvió hacia Libia, con sus pasajeros completamente expuestos al sol. Después de los primeros días, los suministros de alimentos y agua se agotaron. “En un momento dado, uno de nosotros encontró una almendra en su bolsillo. Decidimos dividirla, pero casi me ahogo con esa media almendra y no pude contenerla”, dijo un joven afgano. 

“En la desesperación empezamos a beber el agua del mar, tratando de filtrarla con nuestras ropas”, dijo un hombre sirio, quien trabajaba como mecánico en Turquía antes de tomar la decisión de irse de Europa por el bien de su esposa e hijos. “La mezclamos con pasta de dientes para endulzarla. Bebimos el agua del motor por la desesperación. Yo sabía que podríamos morir por beber esa agua, pero no teníamos opción”  

Algunas personas a bordo necesitaban agua para pasar sus medicamentos vitales. “Mira cuántas pastillas tengo conmigo”, dijo un hombre con epilepsia. “Y no podía tomarlas porque mi garganta estaba tan seca que no podía tragarlas” 

Una de las personas que falleció era una mujer mayor que sufría de hipertensión. No se sabe si su muerte está vinculada a no poder tomar su medicamento. 

También falleció un hombre sirio que necesitaba atención médica, pero no pudo ver un médico en Turquía. Esto lo impulso a salir junto con su hija después de varios años en su país, donde ella trabajaba como interprete en un hospital. 

Los cuerpos de quienes murieron fueron tratados de acuerdo con sus tradiciones religiosas y luego lanzados por la borda “Después de tres o cuatro horas los cuerpos de quienes no lo lograron sobrevivir empezaban a oler debido al sol y el calor”, dijo un sobreviviente “Rezamos, mientras lavábamos sus cuerpos con el agua del mar y tratábamos de cubrirlos con lo que teníamos, según las tradiciones religiosas y luego los dejábamos ir al mar” 

 

Ignorados por los barcos que pasaban 

Mientras navegaban a la deriva en el pequeño bote,  varias embarcaciones más grandes pasaron cerca de las personas sobrevivientes.  Cada vez que esto sucedía, sus esperanzas por ser rescatados se elevaban, pero en cambio se encontraron siendo ignorados.  “Nuestra esperanza desaparecía cada vez que las personas con agua y comida a su disposición decidían no ayudarnos”, dijo un sobreviviente.  

Solo un barco se acercó al pequeño bote. La tripulación arrojó algo de comida y botellas de agua en su dirección, pero los suministros golpearon el agua lejos de su alcance antes de hundirse bajo las olas.  “Así que, por enésima vez, nuestras esperanzas de poder sobrevivir se desvanecieron”, dijo un sobreviviente.  

 

Rescatados después de 15 días 

Después de 15 días en el mar, las personas sobrevivientes que seguían a bordo del pequeño bote fueron finalmente rescatadas por un barco mercante. Posteriormente fueron transferidas a un barco de la guardia costera italiana, que los llevó a Pozzallo. 

“Cuando el barco mercante estaba lo suficientemente cerca de nosotros, salté al agua”, dijo un sobreviviente. “No sé dónde encontré la fuerza, pero salté para tratar de llegar a ese bote. Mientras estaba en el agua, me encontré con la mirada de una persona a bordo y, por la mirada en sus ojos, me di cuenta de que tenía corazón. Era de Europa del este, un ucraniano creo. Así sucedió, el barco se dio la vuelta y nos ayudó. Nos dieron huevos, papas, verduras y agua. Finalmente nos salvamos”. 

A pesar de haber sobrevivido al tormento, algunas personas siguieron sintiendo más miedo que alivio. “Después de todo este horror, tengo miedo de que me envíen de regreso y que todo este sufrimiento en el viaje haya sido inútil”, explica un chico de 17 años. 

Desde principios de este año, más de 1,000 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo; y más de 15,000 personas en pequeños botes han sido interceptadas por la guardia costera y retornadas a Libia. Aunque las cifras reales probablemente sean mayores. 

Esta tragedia a las puertas de Europa es una consecuencia concreta de las decisiones políticas europeas que protegen las fronteras en lugar de proteger a los seres humanos, y esto es profundamente inaceptable. Desde Médicos Sin Fronteras pedimos a los Estados europeos que dejen de ignorar sus responsabilidades y restablezcan un sistema de búsqueda y rescate en el mar

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