Meningitis C: “Seguimos afrontando el mismo problema de escasez de vacunas”

Entrevista con Miriam Alía, responsable de vacunación y respuesta a epidemias de MSF, especializada en meningitis. Miriam es una de las dos personas de MSF que trabaja en el Grupo Internacional de Coordinación para el Suministro de Vacunas (ICG por sus siglas en inglés).

Entrevista con Miriam Alía, responsable de vacunación y respuesta a epidemias de MSF, especializada en meningitis. Miriam es una de las dos personas de MSF que trabaja en el Grupo Internacional de Coordinación para el Suministro de Vacunas (ICG por sus siglas en inglés).  
 

Ahora mismo hay epidemias declaradas de meningitis C en Níger y Nigeria. ¿Por qué son recurrentes este tipo de epidemias en esta área? 

 
Se pueden dar casos de meningitis durante todo el año pero el clima seco y ventoso de esta región entre diciembre y mayo favorece su propagación. La infección se transmite a través de gotas de saliva; y este tipo de clima irrita la garganta que deja de actuar como barrera para las bacterias. Con la llegada de la época de lluvias, la transmisión se corta y el número de casos se reduce exponencialmente. 
 
Lo ideal para evitar estas epidemias sería vacunar como hacemos por ejemplo con el sarampión. Pero mientras que con el sarampión tenemos un solo tipo de vacuna que funciona bien para la meningitis hay muchas vacunas diferentes. En primer lugar, hay diferentes tipos de meningitis y hay que identificar el serogrupo causante de la epidemia: A, B, C, W135, X o Y. Hay vacunas que solo sirven para un serogrupo y otras pueden servir hasta para cuatro. Lamentablemente, no hay suficiente producción de vacunas para vacunar preventivamente de todos los tipos de meningitis. 
 

¿Qué tipo de vacunas existen actualmente para la meningitis?

 
Por un lado, tenemos las vacunas polisacáridas –una primera generación de vacunas– que son baratas, sencillas de producir y que evitan el contagio pero solo son efectivas durante tres años y además no evitan que haya portadores sanos. Y tenemos las conjugadas –una nueva generación de vacunas– que son eficaces también en portadores sanos y que proporcionan una inmunidad más prolongada pero que son más caras. 
 
 
La primera vacuna conjugada que se usó de manera masiva fue la MenAfriVac. Una vacuna desarrollada por el Instituto Serum de la India, muy barata y efectiva que consiguió frenar las explosivas epidemias de meningitis A que se daban en esta región en los 90 y en los 2000. Gracias a la colaboración de la Fundación Bill Gates, UNICEF y la OMS se hicieron campañas de vacunación masiva –para población entre 1 y 30 años–, y se está introduciendo progresivamente en el calendario de vacunación infantil rutinario de los países. Se calcula que se han vacunado a más de 260 millones de personas con la MenAfriVac desde 2009. 
 

¿Por qué no hacer la misma campaña masiva para la meningitis C? 

 
Después del gran éxito con la meningitis A, no esperábamos epidemias similares de otros serogrupos. Sin embargo, en 2013 y 2014 ya hubo epidemias de meningitis C en el noroeste de Nigeria y en 2015, hubo una gran epidemia que afectó Nigeria y Níger y que además fue de un serogrupo C muy virulento. Nunca habíamos tenido una epidemia tan grande de meningitis C y la producción de vacunas no era suficiente. Tampoco existe una vacuna de protección prolongada y tan barata como la MenAfriVac para la meningitis C.
 
Ahora mismo el Instituto Serum de la India está trabajando en una vacunada conjugada pentavalente (A, C, Y, W-135, X) que en principio estará disponible para 2020. Si es tan eficaz y segura como la MenAfriVac –que además puede usarse durante 4 días fuera de cadena de frío– estamos ante la supervacuna. El efecto perverso de esto es que el resto de laboratorios no van a producir muchas vacunas porque si no las usan antes saben que después no tendrán mercado. 
 

¿Hay suficientes vacunas para hacer frente a las actuales epidemias de meningitis C?

 
Tras la epidemia de meningitis C de 2015, el ICG estableció un stock mínimo de cinco millones de vacunas para el serogrupo C. Sin embargo, no alcanzamos esta cifra ni en 2016 ni este año. No existe tanta producción y los laboratorios no se arriesgan a producir una vacuna que solo se vende si hay epidemia y que tiene mercado solo hasta 2020. Así, las vacunas disponibles solo se pueden usar de manera reactiva cuando se declara una epidemia y no de forma preventiva en zonas de riesgo para evitarla. Este año, hay epidemias declaradas en el este y oeste de Nigeria, en varias partes de Níger y también hubo una pequeña epidemia en Togo. 
 
 
El ICG ya ha suministrado varias remesas de vacunas para meningitis C a Níger y Nigeria este año. En algunos casos, son polisacáridas y por primera vez, también, conjugadas. Pero hemos tenido que reducir el número de vacunas de la petición inicial o reducir el grupo de edad a vacunar porque un año más hacemos frente a un problema de escasez de vacunas a pesar de haber comprado todo el stock disponible. Los criterios epidemiológicos sobre los que se decide dónde y a qué grupo de población vacunar son muy estrictos para respetar los principios de equidad sobre los que el ICG fue creado. 
 

¿Cómo funciona el ICG?

 
El ICG se creó en los años 90 para gestionar las vacunas de las que había poca producción y distribuirlas de acuerdo a criterios epidemiológicos y de equidad. Forman parte del organismo, la OMS, UNICEF, Federación de la Cruz Roja y MSF. Ahora mismo, el ICG gestiona las vacunas de fiebre amarilla, meningitis o cólera; menos esta última, las otras dos se usan solo de forma reactiva para epidemias. Y para asegurarse que hay producción, el ICG compra de antemano las vacunas según las previsiones aunque no esté asegurada su utilización.
 
Cuando se da una epidemia, el Ministerio de Salud del país tiene que mandar una petición al ICG y este tiene que contestar en 48 horas. La respuesta se basa en si hay epidemia confirmada o si hay casos al lado de una epidemia. En base a esto, se aprueba total o parcialmente la demanda o se rechaza. Además de las vacunas, el ICG también puede proporcionar el material inyectable y el tratamiento. 
 
 

¿Cómo se responde a este tipo de epidemias?

 
Cuando empiezan a darse casos de meningitis es muy importante conocer rápidamente el tipo de serogrupo. Para eso es necesario hacer una punción lumbar, que en muchos países africanos solo pueden hacer médicos lo que puede retrasar mucho el proceso. Una vez conseguida la muestra, tenemos un test rápido, pero también se requiere una confirmación en laboratorio mediante cultivo.  
 
Para responder a una epidemia, hay que reforzar la vigilancia epidemiológica, asegurar el tratamiento de casos, vacunar siempre que sea posible y hacer mucha sensibilización en las comunidades para que los casos lleguen pronto a la estructura de salud. Sin tratamiento, la mitad a las personas que desarrollan la enfermedad muere; con tratamiento, la mortalidad puede llegar hasta el 10%. Para evitarlo, hay que tratar a los enfermos cuanto antes. 
 
La meningitis provoca una inflamación de las meninges, las finas membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. La enfermedad puede ser de origen viral o bacteriano, pero mientras la meningitis viral es generalmente benigna, la meningitis bacteriana (causada por la bacteria Neisseria meningitidis) es grave y puede ser mortal.  
 
Según la Organización Mundial de la Salud, en los últimos 20 años se han reportado cerca de un millón de casos sospechosos y 100,000 personas han muerto. La región más afectada es África.

 

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