México: MSF denuncia el aumento de los riesgos para los migrantes tras el cierre del procedimiento de asilo en EE.UU.

Aunque imperfecta y limitada, CBP One ofrecía la posibilidad de gestionar citas para solicitar asilo en puertos de entrada de EE. UU., evitando así en algunos casos rutas peligrosas y la exposición a redes de tráfico de personas.

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Equipo de Médicos Sin Fronteras en una clínica móvil en el sur de México brinda atención a personas mifgrantes tras el anuncio del cierre de CBP One.
© MSF

Las órdenes ejecutivas de la nueva administración estadounidense sobre migración dejan a cientos de miles de personas a lo largo del corredor migratorio latinoamericano en situación de gran incertidumbre y expuestas a mayores peligros aún en una ruta donde la violencia es extrema, denunció hoy Médicos Sin Fronteras (MSF), cuyos equipos en México son ya testigos del impacto directo de estas medidas políticas sobre el bienestar y salud mental de algunos pacientes. 

“La eliminación el 20 de enero de la aplicación de citas CBP One, una de las pocas herramientas legales que estaban disponibles para solicitar asilo en los Estados Unidos, representa un grave retroceso en la protección de los derechos humanos de las personas migrantes y en busca de refugio. Es una decisión irresponsable que tendrá repercusiones inmediatas y prolongadas en la vida, la salud y el bienestar de muchísimas personas”, afirma Adriana Palomares, coordinadora general de MSF en México. 

 

Equipo de MSF, en una clínica móvil.
 © MSF

 

Aunque imperfecta y limitada, CBP One ofrecía la posibilidad de gestionar citas para solicitar asilo en puertos de entrada de EE. UU., evitando así en algunos casos rutas peligrosas y la exposición a redes de tráfico de personas. Su cierre, junto a la falta de alternativas legales y dignas, obliga a mucha gente que a menudo ya huía de contextos de violencia y exclusión a permanecer atrapada en zonas de alto riesgo en México y otros países de la región.  

“Una paciente tuvo que ser atendida este mismo lunes por una crisis de ansiedad tras la cancelación de su cita, previamente aprobada para inicios de febrero, y que también incluía a su familia”, explica Ramón Márquez, coordinador del Centro de Atención Integral de MSF en Ciudad de México, que da asistencia especializada a sobrevivientes de violencia extrema que han perdido su funcionalidad. “Los equipos terapéuticos están reforzando medidas para brindar un acompañamiento más cercano, incluida la contención inmediata de las crisis emocionales”. 

Aunque algunas personas mantienen esperanza de que se presenten soluciones en el futuro, entre los migrantes asistidos por los equipos de Médicos Sin Fronteras en México predomina en estos momentos una combinación de frustración, tristeza y miedo ante lo que se avecina. Algunos habían comprado boletos para ir a la frontera para su cita, vendieron pertenencias o dejaron trabajos y hasta en algunas ocasiones se separaron de miembros de su familia. 

“Es una tristeza inmensa. No ha sido nada fácil el proceso vivido hasta ahora… Nos hemos expuesto a la muerte, estamos a la intemperie con nuestros hijos. Llegamos hasta acá y queremos avanzar para ayudar a nuestras familias, tener un mejor futuro”, lamenta Silvia, una venezolana que llevaba varios meses en ruta, tras recibir atención en la clínica de MSF en la ciudad de Coatzacoalcos, en el sur de México. 

 

Vista de una clínica móvil   en elsur de México
© MSF

 

Su compatriota Mario, también varado en Coatzacoalcos a la espera de tomar un tren, cree que la suspensión de CBP One deja a los migrantes más desprotegidos ante “las extorsiones, las mafias y los secuestros” de una ruta “muy peligrosa”.   

“Se ha generado una crisis colectiva”, dice Carolina López, coordinadora de proyectos de MSF en el norte de México. “Desde personas que llevan viajando durante meses o años y estaban a días de tener su cita, hasta desplazados internos que no tienen la opción de regresar a su lugar de origen. Muchos experimentan una profunda angustia, lo que nos ha llevado a hacer intervenciones de emergencia con primeros auxilios psicológicos en campamentos [de las localidades de Reynosa y Matamoros], cerca de la frontera con Estados Unidos”.  

Las personas están ahora en un limbo insoportable que se suma a la violencia, pues muchos migrantes reportan haber sufrido episodios como robos, secuestros y extorsiones a cargo de diferentes actores armados, que dejan un impacto en su salud física y mental. Solo en 2024, MSF asistió a más de 700 sobrevivientes de violencia sexual en México y a cientos de personas más en otros países centroamericanos. 

 

Equipo de MSF
© MSF

 

Desde noviembre se ha registrado, además, un incremento significativo de los grupos de migrantes que se mueven en caravanas en el sur de México buscando protección ante la violencia en su avance hacia la frontera norte con EE.UU., a pesar de que ninguna llega siquiera hasta Ciudad de México dado que son disueltas generalmente a través de engaños y coacciones por parte de las autoridades mexicanas.  

Este 21 de enero, MSF llevó a cabo una clínica móvil en la localidad de Huixtla tras la llegada de una caravana compuesta por unas 1,500 personas, la decimocuarta en tres meses, un fenómeno visible pero que apenas representa la punta del iceberg en un océano de desesperación que abarca a cientos de miles de personas.  

“Estas políticas migratorias deshumanizan y agreden a las personas en movimiento de manera alarmante. En años anteriores vimos los devastadores efectos de programas como Stay in Mexico, el mismo que ahora se quiere volver a implementar y que hizo que los procesos de petición de asilo fueran más arbitrarios, obligando a las personas a sobrevivir en entornos hostiles y sin acceso a servicios básicos”, subraya Adriana Palomares, coordinadora de MSF. 

“Migrar y solicitar asilo es un derecho, no un crimen. Urgen políticas migratorias enfocadas en las personas y su protección, tanto en EE.UU., como en México y otros países de la región”. 

 

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