Mosul, Irak: una salud en ruinas

Un año después del fin de los combates por el control de la ciudad, hay menos de 1,000 camas disponibles para 1,8 millones de personas. La brecha entre las necesidades de la población y los servicios disponibles es enorme.

A un año del fin de los combates entre el Estado Islámico (EI) y las fuerzas iraquíes en Mosul, el sistema de salud de la ciudad, aunque trata de dar respuesta a las miles de personas que continúan regresando a la ciudad, continúa en ruinas.
 
Durante la batalla de Mosul, nueve de los 13 hospitales públicos sufrieron daños, lo que redujo la capacidad de atención médica y el número de camas hospitalarias en un 70%. La reconstrucción de las instalaciones sanitarias ha sido extremadamente lenta y todavía hay disponibles menos de 1,000 camas para una población de 1,8 millones de personas. Esta cifra supone la mitad de los estándares mínimos internacionales para la prestación de servicios de salud en un contexto humanitario.
 
"Acceder a los servicios de salud es un desafío diario para miles de niños y adultos en Mosul", revela Heman Nagarathnam, nuestro coordinador general en Irak. "La población de la ciudad aumenta día a día. Solo en mayo, casi 46.000 personas regresaron a Mosul. Sin embargo, el sistema público de salud no se está recuperando y existe una enorme brecha entre los servicios disponibles y las necesidades de una población en crecimiento".
 
"Son necesarios con celeridad servicios de urgencia e instalaciones quirúrgicas, oncológicas y para tratamiento de quemados. También resultan esenciales equipos médicos y un suministro estable y asequible de medicamentos. Así mismo, también hay carencias en materia de salud mental para atender a personas que enfrentan el trauma de la violencia y la pérdida de seres queridos. Tampoco están cubiertas las necesidades de cirugías de revisión, tratamiento del dolor y fisioterapia de heridos de guerra que sufren, desde hace meses, la falta de los cuidados que requieren para recuperarse de sus lesiones”, añade Heman Nagarathnam.
 
Nashwan[1], de 42 años, recibió un disparo en la pierna y en la espalda por un francotirador en Mosul en marzo de 2017 cuando compraba comida. Desde entonces, ha vivido un suplicio y no ha tenido acceso a una atención médica adecuada.
 
"Estando en casa el dolor en la pierna y en la cadera comenzó a subir de intensidad hasta que, finalmente, resultó insoportable", recuerda Nashwan. "Así que en octubre fui al hospital general en el oeste de Mosul. Me hicieron radiografías y pruebas y dijeron que necesitaba una intervención quirúrgica compleja pero que no tenían la capacidad para realizarla. Desde los disparos, la vida ha sido realmente dura. La lesión ha tenido un impacto negativo en mi vida, en mi familia, en la forma en que interactúo con mis hijos. No puedo jugar con ellos, no puedo trabajar y carecemos de ingresos. He estado muy deprimido".
 
Las peligrosas condiciones de vida en Mosul a causa de la presencia de trampas explosivas y artefactos explosivos improvisados, de los edificios dañados y de una higiene deficiente  por la falta de agua y electricidad representan un riesgo para la salud de las personas y aumentan la necesidad de centros médicos.
 
Nuestro equipo del hospital en el oeste de Mosul ha comprobado, en los últimos 12 meses, un cambio en el tipo de heridas que presentaban los pacientes. Estas pasaron de heridas de guerra a lesiones provocadas por minas y, más recientemente, a heridas y problemas médicos relacionados con condiciones de vida precarias a medida que más personas regresaban a la ciudad. Así, en mayo, el 95% de los casos de trauma recibidos en la unidad de urgencias estaban relacionados con condiciones de vida inseguras. Estas lesiones habían sido provocadas por caídas de escombros, edificios colapsados o caídas desde estructuras inestables.
 
"Ha pasado un año desde que terminó oficialmente el conflicto en Mosul. En los próximos 12 meses hay que hacer mucho más para mejorar el acceso a la atención médica", señala Nagarathnam. "En este sentido, hacemos un llamamiento a las autoridades nacionales y a la comunidad internacional para que reconstruyan con urgencia la infraestructura del sistema público de salud, faciliten a los pacientes medicamentos asequibles y garanticen que las instalaciones médicas reciben el equipo necesario".
 

Para saber más:

 
Antes del conflicto Mosul contaba con 3,500 camas hospitalarias. Tras la toma de la ciudad, el número de camas de hospital se redujo a menos de 1,000 y en el último año no ha aumentado significativamente. El número de camas de hospital se utiliza como un indicador clave para medir la capacidad para prestar de servicios de salud. 12 meses después, la capacidad de atención médica de Mosul permanece reducida en un 70%.
 
Los Estándares Esfera – los estándares mínimos reconocidos internacionalmente en una respuesta humanitaria – establecen que debe haber más de 10 camas de hospital por cada 10,000 personas. La proporción en Mosul es de 5 camas por cada 10,000 habitantes.
 
Al 31 de mayo de 2018, la OIM calcula que habían regresado a Mosul 846,072 personas. Solo en mayo lo hicieron 45,618: (consultado el 24 de junio de 2018). http://iraqdtm.iom.int/ReturneeML.aspx
 
En mayo de 2018, atendimos 3,557 casos en la sala de urgencias de nuestro hospital del oeste de Mosul. De estos, 790 estaban relacionados con traumas y, de estos, el 95% fueron causados por condiciones de vida inseguras, edificios o muros dañados y colapsos de inmuebles.
 
Trabajamos en Irak desde 1991. En la actualidad tenemos proyectos en las gobernaciones de Ambar, Bagdad, Diala, Erbil, Kirkuk y Nínive. En estos momentos, administramos un hospital en el oeste de Mosul especializado en servicios de maternidad, pediatría y urgencias, y una instalación de cirugía y atención postoperatoria para pacientes con heridas de guerra en el este de la ciudad. En julio, empezaremos a brindar servicios de salud mental en clínicas de atención primaria en el este y oeste de Mosul.
 
Facilitamos asistencia médica neutral e imparcial sin discriminación alguna por raza, género, religión o ideología política. Para garantizar nuestra independencia, no aceptamos fondos de ningún gobierno u organismo internacional para nuestros programas en Iraq, y depende exclusivamente de donaciones privadas de ciudadanos de todo el mundo para llevar a cabo su trabajo.
 
[1] En la actualidad, Nashwan recibe tratamiento en nuestras instalaciones quirúrgicas y posoperatorias en el este de Mosul.
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