Mozambique: Tres novedades en la crisis de Cabo Delgado

Un grupo de personas deszplazadas por el conflicto en Cabo Delgado, Mozambique, esperan junto a un camión a las afueras de Mueda. Previamente habían sido reasentadas en otras áreas de la provincia pero ahora esperan llegar a Palma.© Igor Barbero/MSF

La provincia norteña de Cabo Delgado es una de las regiones más inestables de Mozambique, escenario de un intenso conflicto desde octubre de 2017, que ha provocado la huida de sus hogares de unas 800,000 personas.

Así están las cosas en la actualidad.

 

1. La violencia se ha desplazado hacia el sur, provocando nuevos desplazamientos masivos

A lo largo de junio, el temor a la violencia seguido de ataques confirmados desencadenó pánico y movimientos masivos de población en áreas cercanas a la capital provincial, Pemba, que antes se consideraban relativamente estables, como los distritos de Ancuabe y Chiure. Se cree que más de 30,000 personas se han visto desplazadas como resultado de la actual ola de violencia.

Este es el mayor pico de desplazamiento forzoso en lo que va de año. Muchas personas han huido varias veces, obligadas en cada ocasión a abandonar sus pocas posesiones y medios de subsistencia.

Una mujer cocinando en una fogata a las afueras de Mueda. © Igor Barbero / MSF

 

Durante el último año, las fuerzas armadas mozambiqueñas y aliados regionales aumentaron su presencia en varias regiones. Los focos de violencia se han desplazado geográficamente y al mismo tiempo hay gente que ha comenzado a regresar a lugares que fueron atacados anteriormente o que estaban bajo el control de grupos armados no estatales.

La situación sigue siendo muy fluida. Los equipos de Médicos sin Fronteras (MSF) están distribuyendo ayuda humanitaria en varios lugares en los que la gente ha encontrado refugio tras los recientes ataques, como Ntele, en el distrito de Montepuez, donde llegaron más de 1,000 familias a finales de junio. La mayoría llegó con pocas pertenencias, o con ninguna, y tras haber experimentado un gran estrés psicológico. Hasta ahora, los equipos de MSF han distribuido 701 kits que contienen artículos de primera necesidad, como tiendas de campaña, bidones, ollas y mosquiteras. Los equipos de MSF continúan, además, ofreciendo asistencia en áreas donde ya tenían proyectos establecidos como Macomia, Mueda y Palma.

Un equipo de MSF distribuyendo kits de artículos de primera necesidad en el distrito de Montepuez en Cabo Delgado. © MSF

 

2. Las necesidades humanitarias son enormes, pero la ayuda es escasa

Algunas áreas de la provincia de Cabo Delgado ya albergaban a un gran número de personas desplazadas y ahora tienen que adaptarse a una nueva afluencia de población. Esto tiene un impacto en las comunidades locales. En la mayoría de los lugares, la ayuda humanitaria disponible es insuficiente en relación a las necesidades de la gente. En general, hay una gran cantidad de personas vulnerables con necesidades humanitarias sustanciales, entre las que se incluyen atención médica, agua y saneamiento, y alimentos. En algunas de las áreas de más difícil acceso, particularmente en las partes norte y central de la provincia, la asistencia es muy limitada.

Los equipos de MSF están trabajando en distritos donde la vida de las personas se ha visto alterada por el miedo a los ataques, contraataques y estallidos impredecibles de violencia. En algunos casos, MSF es la única organización humanitaria internacional que trabaja en esos lugares de forma permanente, a pesar de la clara necesidad de mucha más ayuda.

Muchas personas evitan estar en los pueblos por la noche porque sienten que estarán más seguras en el campo o en el bosque. Pero de esa manera afrontan otros peligros, como la malaria, que es un gran problema. En Macomia, por ejemplo, cuatro de cada diez adultos que acudieron a nuestras clínicas en mayo y ocho de cada diez niños dieron positivo en esta enfermedad mortal.

En toda la provincia, la atención especializada para afecciones médicas crónicas, como el VIH, a menudo no está disponible, a pesar de la alta prevalencia de dichas enfermedades. En Mueda, una localidad montañosa en el norte de la provincia, donde los equipos de MSF trabajan en el hospital local y hacen clínicas móviles, hemos visto empeorar la condición de muchos pacientes después de que interrumpieran su tratamiento.

Un equipo móvil de MSF realizando consultas móviles en el pueblo de Chai, Cabo Delgado. © MSF

 

3. La crisis está pasando factura a la salud mental de las personas

La crisis en Cabo Delgado está lejos de terminar. Con una violencia que continúa incesable, cientos de miles de personas sufren los efectos del miedo, la violencia y el desplazamiento, tanto en términos de su salud física como mental. Casi todas las personas en la región han experimentado algún tipo de trauma durante este conflicto, como resultado de presenciar o sufrir violencia, perder a seres queridos o sus hogares.

Mientras podamos garantizar que nuestros equipos estén seguros, continuaremos esforzándonos por llegar a las personas más vulnerables en la provincia de Cabo Delgado, donde sea que estén.

Con necesidades humanitarias tan grandes, es fundamental que la población pueda acceder a la asistencia.

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