MSF atiende a quince heridos en el hospital Castor de Bangui

La ciudad no consigue la calma total tras la dimisión de Djotodia.

La ciudad no consigue la calma total tras la dimisión de Djotodia.

Quince heridos fueron atendidos de urgencia el pasado sábado en el hospital Castor de Bangui (República Centroafricana), después de que se detonaran en sus alrededores tres granadas. Una de ellas impactó de forma fortuita en el hospital y alcanzó a un miembro del equipo de MSF, que resultó herido leve. La ciudad de Bangui no alcanza a recuperar la calma y el sábado las detonaciones de artillería y continuos combates amedrentaron a la población en diferentes barrios. Se calcula que en Bangui la mitad de la población se encuentra desplazada por el conflicto.

Ornella Bendolo, 23 años, es uno de los heridos que ingresó a consecuencia de la explosión de las granadas en las inmediaciones del centro sanitario Castor, donde se encuentra asimismo una sede religiosa y un campo de desplazados. “Todo el mundo en mi familia resultó herido. Pasó un coche y lanzó una granada dentro de la casa. Mi hermana, mi madre y también un bebé de ocho años de la familia sufrieron el impacto de la granada”, explica Ornella. Otro de los heridos, de 16 años, que iba a ser transferido al hospital Communautaire, falleció por la gravedad de sus lesiones. El celador de MSF afectado no requirió hospitalización.

En el transcurso del combate, el hospital se convirtió en improvisado refugio para medio centenar de personas del barrio. Tras las explosiones, que podrían tratarse de un intento de atentar contra el campo de refugiados aunque ese es un extremo todavía por verificar, se intentó enviar al hospital un equipo de refuerzo de MSF pero éste no pudo acceder debido a los combates en la zona, a la que regresó una calma precaria unas horas después.

Pese a que la dimisión de Djotodia fue recibida con alborozo en la mayor parte de Bangui, la ciudad sigue viviendo en tensión, con más de 300.000 desplazados, alrededor de la mitad de su población. Joachim Sadoum, de 64 años, es uno de los pocos habitantes del barrio Castor que decidió no desplazarse para proteger su casa. “Aquí vivíamos unas 3.500 personas pero ahora, tras los ataques del 5 de diciembre, el barrio está vacío”. Joachim sufrió contusiones en una mano y en una pierna mientras huía de los combates del pasado sábado: “Yo he nacido en este barrio y jamás había vivido algo como esto. Nunca tuvimos ningún problema hasta ahora”, explica.

El pasado sábado por la mañana, Djotodia presentó su renuncia tras haber llegado al poder mediante un golpe de Estado el pasado marzo facilitado por la coalición armada Séléka. Djotodia ha sido incapaz de gobernar sobre sus propios hombres, de evitar la proliferación de grupos armados en contra de Séléka y en su contra, lo que ha originado un conflicto de marcados tintes sectarios.

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