MSF condena la prohibición de que las mujeres trabajen para ONG y su exclusión de la vida pública en Afganistán

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Una pediatra de MSF atienede aun recién nacido en una maternidad de Afganistán
Las pediatras de MSF cuidan a los recién nacidos en la sala de neonatología del hospital de maternidad de MSF Khost, Afganistán. ©Oriane Zerah

En Afganistán, la población femenina lleva meses experimentando continuas restricciones y viendo cómo se le imponen cada vez más limitaciones para su participación en la vida cotidiana, para el acceso a la educación y, más recientemente, incluso para trabajar para organizaciones no gubernamentales. Por ello, Médicos Sin Fronteras (MSF) condena enérgicamente que el Emirato Islámico esté borrando a las mujeres de la vida social del país.

“Más del 51 % de nuestro personal médico son mujeres. Estamos hablando de cerca de 900 médicas, enfermeras y otras profesionales que se esfuerzan cada día por dar a miles de afganos la mejor atención posible. Las operaciones de MSF no podrían existir sin ellas. Esta nueva directiva no es más que otro paso en un intento sistemático de borrar la presencia de las mujeres del dominio público, en detrimento de todos”, afirma Filipe Ribeiro, representante de MSF en Afganistán, sobre la última prohibición.

En un país cuya población depende mayoritariamente de la ayuda humanitaria y que se enfrenta a una pobreza galopante alimentada por un desempleo desorbitado, las trabajadoras desempeñan un papel fundamental en la prestación de asistencia humanitaria y servicios sanitarios. Ninguna organización, por grande o pequeña que sea, puede brindar asistencia a las comunidades que lo necesitan sin su participación.

Las consecuencias de este último decreto afectarán sobre todo a los grupos vulnerables, como las mujeres, niñas y niños, para quienes será aún más difícil, si no imposible, recibir asistencia médica. Por el momento, todas las actividades de MSF se mantienen sin cambios, ya que nuestras colegas femeninas siguen trabajando sin impedimentos en los centros de salud gestionados por MSF y el Ministerio de Salud. Esto no debe cambiar; prohibir a las mujeres trabajar les impediría de hecho acceder a la atención sanitaria. Más del 90% de nuestro personal médico en la maternidad de Khost son mujeres. Cada mes, ayudan a nacer a unos 1,800 bebés. Si esta política se aplica plenamente, las madres se enfrentarán a más barreras aún, quizá insuperables, para acceder a los servicios prenatales y postnatales. No tendrán adónde ir”, afirma Ribeiro.

Dos trabajadoras de MSF caminan por el pasillo en el departamento de pacientes hospitalizados femeninos en el hospital Boost apoyado por MSF.
Dos trabajadoras de MSF caminan por el pasillo en el departamento de pacientes hospitalizados femeninos en el hospital Boost apoyado por MSF. Afganistán, enero de 2022. ©Oriane Zerah

 

Tras el cierre de las escuelas secundarias en marzo de 2022, el Ministerio de Educación Superior también anunció a principios de este mes la decisión de prohibir a las mujeres el acceso a las universidades privadas y públicas. Sin duda, esto empeorará la situación a largo plazo. “El sistema de salud de Afganistán tiene dificultades para satisfacer las necesidades básicas de la población. Si los pacientes no pueden recibir tratamiento hoy, ¿qué ocurrirá en el futuro cuando no se permita estudiar a la mitad de los posibles estudiantes de medicina?”, pregunta Ribeiro. “En Khost, ya nos resulta difícil cubrir todos los puestos necesarios, incluyendo los de ginecología, que son extremadamente escasos en toda la región. Necesitamos más médicas, no menos”.    

Excluir a las mujeres de este modo va en contra de todos los principios de humanidad y ética médica que suscriben los profesionales de la salud. “Si se impide a las mujeres trabajar en los centros de salud, y si las mujeres sólo pueden ser atendidas por mujeres, será prácticamente imposible que tengan acceso a la atención sanitaria. En consecuencia, ningún proveedor de atención sanitaria, incluido MSF, podrá brindar servicios médicos en Afganistán”, concluye Ribeiro.

Para que los servicios esenciales estén disponibles para todas las personas, deben ser prestados por personas de todos los géneros. Por eso, MSF en Afganistán mantiene su compromiso de atender a todas las personas que necesiten atención médica, manteniendo nuestros equipos actuales tal y como están.

 

 

Médicos Sin Fronteras en Afganistán

MSF gestiona siete proyectos en Helmand, Kunduz, Herat, Khost, Kabul, Kandahar y Bamiyan, con especial atención a la atención secundaria. Más de 1,700 profesionales sanitarios trabajan para la organización en Afganistán, de los cuales 894 son mujeres y 835 hombres.

En 2022, los equipos de MSF atendieron más de 250,000 consultas externas, 42,000 ingresos, 71,000 urgencias, 11,000 intervenciones quirúrgicas y 35,000 partos. Además, 5,000 niñas y niños recibieron tratamiento en los centros ambulatorios de alimentación terapéutica, 7000 pacientes pediátricos fueron ingresados en los centros hospitalarios de alimentación terapéutica y 9,500 pacientes fueron tratados de sarampión. En cuento a la tuberculosis, se realizaron 22,000 consultas por tuberculosis sensible a los medicamentos, 2,000 pacientes con tuberculosis sensible a los medicamentos iniciaron tratamiento, así como 80 pacientes con tuberculosis resistente a los medicamentos.   

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