MSF denuncia ataques contra civiles en la nueva ola de violencia en la República Centroafricana

La organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia que la población civil ha sido víctima deliberada de ataques en la oleada de violencia que tuvo lugar el pasado lunes en Bouca, en el norte de la República Centroafricana (RCA). En dicha población, MSF ha atendido a un total de 26 heridos por machete y arma de fuego, entre los cuales había ocho mujeres y seis niños.

La organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia que la población civil ha sido víctima deliberada de ataques en la oleada de violencia que tuvo lugar el pasado lunes en Bouca, en el norte de la República Centroafricana (RCA). En dicha población, MSF ha atendido a un total de 26 heridos por machete y arma de fuego, entre los cuales había ocho mujeres y seis niños.

El epicentro de la violencia tuvo lugar el lunes en esta población situada 325 kilómetros al norte de la capital, mientras que a lo largo del fin de semana fue la región vecina de Bossangoa la que se llevó la peor parte. Estos ataques ocasionan un sufrimiento adicional a una población civil que lleva meses sometida a la violencia y a desplazamientos forzosos. Los hospitales de MSF en las localidades de Bossangoa, Batangafo y Paoua han registrado asimismo un aumento constante de víctimas de ataques violentos a lo largo de las últimas semanas.

El combate se inició en Bouca alrededor de las seis de la mañana del lunes. Hombres armados, supuestamente leales al defenestrado presidente François Bozizé, irrumpieron en la población. Se retiraron poco antes de que un grupo de la coalición Séléka se hiciera de nuevo con el control del pueblo. Un total de 26 heridos fueron asistidos por MSF, mientras cinco de los más graves tuvieron que ser trasladados al hospital de Batangafo (localidad situada a unos cien kilómetros de Bouca) en estado crítico. MSF se muestra profundamente preocupada por los ataques a la población civil y por las atrocidades perpetradas en la localidad por ambos contendientes (a un indeterminado número de civiles muertos se unen ejecuciones sumarias y decenas de casas en llamas). La organización médico-humanitaria está asimismo alarmada por las consecuencias de la virulenta retórica sectaria de la que están haciendo uso los combatientes -iniciada a raíz de la rebelión de la coalición de grupos armados Séléka, opuestos a Bozizé- y que podría motivar un recrudecimiento aún mayor de la violencia.

“Estamos tremendamente preocupados ante la posibilidad de que haya una nueva escalada de violencia en todo el país y de los ataques que podrían sucederse como represalia”, explica Sylvain Groulx, coordinador de proyectos de MSF en la RCA.

Buena parte de los vecinos han huido del pueblo, al tiempo que sus casas se convertían en pasto de las llamas y cerca de 300 personas han buscado refugio en el recinto de la misión católica que existe en Bouca. MSF iniciará clínicas móviles para evaluar la situación de aquellos que se refugian en el bosque y también la de aquellos que han sido acogidos en el recinto religioso. “La consecuencia inmediata de esta nueva ola de violencia en Bouca es que a día de hoy hay más familias expulsadas de sus casas. Muchos se han visto forzados a esconderse en el bosque, lo cual les hace más vulnerables a las picaduras de los mosquitos y, por lo tanto, a contraer la malaria, una de las enfermedades más comunes y letales en el país”, continúa Groulx.

Por otro lado, en el pueblo de Bossangoa, los equipos de MSF se muestran alarmados al haber recibido en las últimas dos semanas a más de veinticinco personas con heridas provocadas por machetes y por disparos de bala. Esta escalada en violencia sectaria está sembrando el pánico en las diferentes comunidades, lo cual ha hecho que en Bossangoa, al igual que en Bouca, buena parte de la población haya abandonado el pueblo en busca de refugio.

MSF muestra también su preocupación por las informaciones recibidas en los últimos días sobre ataques al personal sanitario y a trabajadores humanitarios y condena enérgicamente el asesinato de dos trabajadores de ACTED el pasado sábado en Bossangoa.

“MSF denuncia estos horrendos actos de violencia contra la población y recuerda que todos los combatientes deben respetar a la población civil, al personal médico y a los trabajadores humanitarios”, exhorta Groulx.

Por el momento, MSF mantiene todas sus actividades médicas en el país, aquellas ya establecidas antes del golpe de Estado y aquellas recientemente iniciadas para responder a las necesidades más urgentes de una población en permanente huída, afectada por niveles muy elevados de malaria y por el hundimiento y ausencia del sistema de salud público en el país. MSF tiene siete proyectos regulares en RCA y ha iniciado varias intervenciones de emergencia en cuatro localidades más.

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